De vuelta entre la oscuridad, alcanzaré mi objetivo ( priv )

Fríamente, el viento con un tono gélido soplaba a lo largo de todo el pueblo abandonado, menos por Haku y su gata Ayame, que permanecían de paso por el lugar para legar hacía un rió cercano de agua cristalina que le gusta mucho pasear a Haku, ya que tanto el sabor de esta agua y la sensación placentera que se sentía al bañarse en esas aguas eran indescriptibles y por ello, desde hacia ya muchos días le gustaba ir.
Pero a pesar de que había pasado numerosas veces por allí, hoy en aquella noche tan extraña sentía un mala sensación, como si algo malo fuera a suceder, pero aunque no fuera muy creyente en estos tipos de creencias, se lo tomaba muy en cuenta y a medida que avanzaba miraba con cautela todo a su alrededor para poder evitar algún peligro que pudiera aparecer de repente y atacarle así por sorpresa sin poder defenderse.

- ayame .... entra en tu forma humana, puede que tengamos compañía - le dijo muy seriamente a su gata, la cual de un salto se coloco en el suelo y acto seguido, una aura de luz comenzó a envolverla. Aumentando poco a poco, el area de iluminación hasta que de repente laz ceso y en su lugar, quedaba una chica de ropajes de piel blanca y pelo rogizo.

Por su otra cuenta, los supuestos enemigos que haku había imaginado que estarían allí, no hicieron ningún acto de presencía, cosa que hacía impacientar un poco al mago oscuro y que como consequencia le obligaba quizas a recurrir a su magía de llaves, las cuales estaban en un punto de reveldía en que no e hacían ningun tipo de caso pues el chico había perdido anteriormente contra magos de un nivel muy inferior y eso produjo que el respeto que le tenían las llaves hacía desapareciera y a su vez, negaran cualquier tipo de actividad con su dueño actual que era Haku.
Pero por suerte, el contaba con la ayuda de su gata Ayame, que desde que tenía uso de razón siempre estubo a su lado protegiendole y ahora en esos momentos tan difíciles era cuando más requería de su ayuda pues estaba totalmente indefenso ante cualquier ataque, tanto máfico o físcico

Tras las lúgubres danzas de las hojas de frío color verde en los árboles de aquel gélido árbol caminaba sin rumbo aparente. Había salido de Magnolia con afán de pensar, pues la situación en la que me encontraba era difícil. No tenía casa ni hogar, pero prefería eso a lo que llevé a cabo, por Mana.

Con Timcapmpy a mi lado, andaba a grandes zancadas sin pensar demasiado, sólo preocupaba la vida que llevaría a partir de ahora, o eso intentaba pensar.
De todas formas, no era muy difícil. Grandes pesares acompañaban a mi cabeza junto con la compañía de la esfera voladora, que dormía sobre ella.
Sin embargo, el tranquilo y pacífico paseo fue interrumpido por voces. Una serena voz acondicionaba a la tensión que sentía por ella. Sabía que laderas eran peligrosos lugares, pero ver por allí a alguien era poco usual, y, aunque no pensara demasiado, ya que yo también me encontraba allí, no bajé guardia y me quedé escuchando la voz.
Obviamente, eran paranoias mías, tan sólo se trataba de una persona, pero la serenidad de y agudeza de tal de alguna forma extraña, me hacía entrar en un trance de terror posiblemente cómico para las criaturas que observaban expectantes.

Dejando a un lado las supersticiones y los miedos estúpidos, camine con cuidado. Tras apartar unas cuantas ramas y arbustos, logré divisar una figura que más tarde pude distinguir que se trataba de una joven acompañada de otra chica, de aspecto un poco más madura, aunque de infantil tez.

- ¡Oh! Disculpadme, señoras. Caminaba por aquí y, las oí y...- Dije, tímido, siendo interrumpido por Timcampy, que despertó de su sueño y se movió tenso al ver a las jóvenes-. Oh, disculpad, éste es Timcampy, mascota que heredé de mi padre. ¿Pasa algo, Tim?

Timcampy pareció vacilar durante un momento, pero finalmente se decidió. Se acercó a mí y, abriendo la boca en gran medida, proyectó en el aire imágenes de sus recuerdos.
Los recuerdos se situaban en un bosque, cuando iba yo con Mana, mi padre. Conseguí recordarlo con mucha facilidad. Era el día que murió. Estaba acompañado de Timcampy y, ocurriendo muy rápido, se vió cómo fuimos atacados por el gremio oscuro que acabó con mi padre a costa de mi huida: Tártaros. Entre las sombras se vislumbró una figura, una cara. Era la misma cara que tenía enfrente en estos instantes.

- T-Tar...Tártaros...

La salida del pueblo, que ahora yacía en ruinas, era visible a la lejanía, a pocos metros de donde estaba situado Haku y Ayame, que en pocos segundos, ambos se pusieron a caminar de después de verificar que los ruidos que habían sentido anteriormente no eran más que unos simples pájaros que moribundos agitaron la copa de un árbol provocando la caía de unas hojas al suelo a la vez que el ruido que estos animales voladores también causaron pusieron al chico del todo en alerta, aunque en pocos minutos pudo comprobar que no era nada más que una simple casualidad de la madre naturaleza.
Así pues, con Ayame aun transformada en su forma humana, avanzo junto a su amo Haku hacía el final de las ruinas de la ciudad, cuyo camino se alzaba en una especie de cima, a lo que a los dos individuos les tocaría subirla.

- perdona Ayame, deven ser los nervios - dijo el chico disculpándose por su actuación tan repentina que le izo obligar a Ayame a adoptar y gastar una forma que le consumía poder mágico, pero a la chica parecía no importarle y levemente le sonrió cerrando sus ojos, mostrándole un rostro muy hermoso a que Haku se sonrojo un poco.

Mientras seguían avanzando, algo les izo detenerse pues la aparición de un nuevo ser les obligo a parar para verificar quien hera y averiguar que intenciones traia consigo ya que encontrar gentes a esas horas no era muy común y pocas cosas buenas se podían esperar en la oscudidad de la noche. Pero para su sorpresa, el hombre que se les mostraba a su delante, parecía no ser muy mala persona he incluso se podría decir que era un poco ingenuo para disculparse delante de un mago oscuro y de una gata mágica que había adoctado una forma humana.
Fuera como fuera, el hombre de pelaje blanco y cicatriz llamativa en uno de sus ojos, les confundió con una pareja femenina, a lo que en un primer momento Haku decidió saludar y sonreir falsamente para evadir cualquier tipo de combate o mal entendimiento pues no quería pelear en ese momento, pero a continuación, el chico pronunció el nombre del gremio al que pertencía Haku, lo que fue el detonante de algo muy malo.

- valla - dijo suspirando levemente el chico mientras Ayame parecía adoptar una posición de salida en carrera, pero aguardaría a la orden de su amo, quien ahora mostraba una sonrisa más misteriosa y algo macabra - eres un mago,no? pues deverias saber que pasara ahora - asintió el chico alzando sus brazos hacía arriba, como si diera un discurso y le gustara gesticular.

La joven asintió confirmando su procedencia. Era de ese gremio.
Estaba muy inquieto. Tenso. ¿Era él uno de los criminales que acabó con Mana? ¿Aquellos que destruyeron la vida del único ser que había conseguido que me respetara? ¿Era él?
Preguntas y dudas inundaban con apesadumbra mi mente que había sido cegada por el odio. Ellos, eran los causantes de toda mi desgracia en la vida, ellos.

- ¡¡¡Vosotros!!!- grité con furiosa cólera, arremetiendo contra la joven, a tiempo que con un círculo mágico de colores rojizos mi brazo era rodeado por un material con semejanza al hierro, capaz de ser articulada por cualquier lugar, finalizando con una extensa garra metálica-. ¡No tenéis perdón!

Corrí a gran velocidad hacia ellos, con una única meta: destrucción. La ira confundía mi mente y guiaba mis pasos, me sumergías en la oscuridad y me dirigía a ellos; pero eso poco importaba pues, con un tono de inmoderado de sadismo acondicionando todo lo que poseía la mente, pues iba a vengar a mi padre y después de eso, nada podrían quitarme, pensaba. Esa batalla marcaría el inicio de mi nueva vida, y no iba a permitir que un ruin mago acabara con ella en sus inicios, aún si el camino que seguía era erróneo.

La distancia paupérrima que me separaba de sucumbir en la oscuridad por completo fue devorada a gran ritmo por la velocidad de mis pasos. Llegué a la distancia de un metro separándonos y allí, alargué mi brazo con el impulso y la fuerza obtenidos por la carrera acabada.
- ¡Yaaaaaaaaaaargh! -Grité con el brazo dirigiéndose al enemigo junto con un puñado de lágrima que brotaron de mis ojos. El impacto daría en el blanco si el rival no hacía nada con rapidez.

Aunque Haku se mostraba muy seguro de si mismo, como era típico en el pues creía que el resto del mundo era débil en comparación con el. Ya que era una persona que había sobrevivido a lo más oscuro que esta vida podía ofrecer y a raíz de sacrificio y autosuperación en contra de personas que abusaron de el en todas las formas posibles, llego a comvertirse en la persona que era hoy en día. Un mago oscuro de escasos sentimientos y con el ideal de sembrar el caos y la destrucción allí donde se posara su vista sin importar que o quien se cruzara en su camino.
Pero la persona que tenía en frente, era un vivo reflejo de Haku en un pasado ya muy lejano, pues la ira y rabia eran presentes en los ojos de aquella persona de cabello plateado que brillaba al reflejo de la luna.

- Ayame... ten cuidado.... - le dijo a su gata mágica, que posara en una posición de carrera esperaba a la orden de su amo para atacar, pero este estaba un poco asustado. Ya que pronto su rostro tomo un rápido cambio repentino de expresión, con más preocupación por el atacante que ahora le venía enzima.

El combate ya dio su inició, por parte de Allen que recubrió parte de su brazo con una luz brillante, que al desaparecer esta dio a aparecer una garra metálica que brillaba con el reflejo de la luna y se perdía en color en la oscuridad de la noche, dando más impresión de ser una arma mítica como marcan las leyendas. Pero ello era magia, una habilidad que también poseía Haku y su gata, que pronto empezó a manifestar su poder mágico.
Pronto, un viento comenzó a envolver a Haku y Ayame, creando un pequeño vórtice no visible pero que era presente ya que la hierva y árboles cercanos eran agitados por este, a la vez que también agitaba los pelos y ropas de los dos opositores que estaban dentro.

- hablas de perdón? - pregunto Haku ya con un rostro más directo, al chico que ya se había lanzado en carrera contra ellos, pero que le fue restado velocidad a causa del remolino de viento, elemento que aprobechó Ayame para salir impulsada contra Allen en patada pero segando por el suelo, con el objtivo de atacar sus piernas y provocar que perdiera el equilibrio.

Cegado por la cólera únicamente veía a mí objetivo, a aquella persona perteneciente al gremio oscuro, al suceso que acabó con la vida como la conocía y, que por ello, merecía castigo. Sin embargo, lejos me hallaba de lograr ejecutarlo.
Con la velocidad que llevaba, la joven más alta se interpuso en mi camino, en una posición baja golpeando mis piernas produciendo una caída por mi parte. Debido al ritmo que llevaba, el golpe hubiera sido en gran medida perjudicial, pero con le brazo extendido pude amortiguarme en él.
Caí, aún así, sobre el suelo, levantando una gran nube de polvo que nos rodeó a los tres integrantes del bosque, pero estaba al lado de Haku y sabía dónde se encontraba. Aún recostado en el suelo, estiré de nuevo con gran velocidad el brazo, apareciendo de la nube de polvo hacia el hombro izquierdo de Haku, pues no sabía la dirección en la que lo lanzaba, sólo sabía que Haku se encontraba en ese lado.

- ¡Waaaaargh!

El ataque de Ayame fue real mente rápido y en medida, a Haku le sorprendió bastante que realizara aquella acción sin tan siquiera le diera la orden pues se notaba que la chica estaba realmente preparada para cualquier situación y la carrera por tierra en forma de segada con su oponente, era digna de admirar, pero sin embargo, a la velocidad que se le lanzó, le fue imposible controlar su trayectoria y fue a parar unos cinco metros de distancia de su amo. Lo cual le perjudicaría de aquí en adelante ya que despúes de ello, una nube de polvo se disperso por el área dejando una escasa visión de un metro y una enorme cortina de humo marrón.

" donde debe estar?" se preguntaba el chico al ponerse un poco nervioso al no poder saber ni ver por donde le aparecería Allen para atacarle de nuevo y la sorpresa le fue saber que su enemigo estaba a unos pocos metros distancia, los suficientes como para atacarle rápidamente y no dejarle la oportunidad de defenderse.

Así pues, tal como Haku pensó, su enemigo le lanzó un ataque sin que se pudiera defender, quedando mal herido del hombro en una estocada directa realizara por Allen en un limpio golpe a que ni Ayame pudo socorrer ya que esta se hayaba a más distancia de estos y la escasa visión le impedia determinar donde estaban y devido también al poco ruido tampoco podía saber donde estaban a traves de los escasos pasos que davan.
Pero pronto un ruido fuerte sonó en el lugar, por parte del mago oscuro, dando unos pasos hacía atrás llevándose una mano a la herida de cerca del hombro que le dificultaba la mobilidad pero que tampoco le impedía que huyese de forma casi instantánea pues poco tardo en desaparecer y alejarse unos diez metros, quedando recolzado detrás de un árbol.

Por otra parte, Ayame formulo un nuevo viento que esta vez, despejo por completo la nube de polvo que se había originado, dejando a ella sola en frente de Allen, que sin saberlo, era atacado por esta, lanzándole varios golpes de viento que le harían retroceder unos pasos.

Había conseguido dar en el blanco, como nunca hubiera esperado. Cuando me levanté, un poco retardado, habían conseguido dispersar la nube de polvo sobre la que me ocultaba, dejándome en el claro sin ningún tipo de protección, siendo un blanco perfecto. Sin embargo, la mujer que parecía estar más a la ofensiva había decido lanzarme débiles pero seguros ataques de viento, para que retrocediera. Sin duda se trataban de poderosos enemigos, ya que pertenecían a aquel gremio, sin embargo, pude fijarme en que aquella chica decidió hacerme retroceder con seguridad para que no golpeara, antes de que arriesgarse a que le diera a la otra chica con un potente ataque ofensivo hacia mí, que parecía ser su dueña; eso me daba cierta ventaja y podría utilizarlo.
Obviamente, estaba más tranquilo, por lo que pude pensar esa pequeña estrategia. La rabia aún carcomía mi mente y toda mi vida se estaba convirtiendo en éste combate, sin embargo, pude tranquilizarme lo suficiente para mediar palabras, no sucumbiría tan fácilmente, pese a que mantenga la opinión de acabar con ellos.

Tras el ataque, pude reincorporarme, aparte los brazos de mi cara, puestos anteriormente para protegerme de las ráfagas de viento. Cuando pude erguirme, se pudo notar cómo la sangre me caía de la nariz, el golpe en el suelo no me había dejado intacto.

- ...- dejé pasar el silencio en el ambiente.
- Se con certeza que acabar con vosotros no me devolverá todo lo que me habéis quitado... Soy consciente de que ni mis ansias se calmarán tras este combate, que no podré seguir durmiendo con el regocijo en el que antaño evocaba el sueño... Lo sé perfectamente... Pero...- dije con voz temblorosa y aguda, al borde del llanto. No terminé.

Me lancé de nuevo con gran velocidad sobre donde se encontraba Haku, sin embargo, no tenía la guardia baja y, de hecho, tenía algo más. En mi hombro izquierdo, el inicio del equipamiento de mis brazos, estaba rodeado por el círculo mágico de color rojizos, mientras caminaba un poco más agachado de la forma que es común, parece que no iba a poder atacar con el arma que tenía equipada actualmente.

Recostado bajo un árbol, el joven mago oscuro buscaba una huida temporal para poder sanar la herida de su hombro izquierda, la cual sangraba en abundancía pero para de hacerlo en cuando el chico le trato un torniquete con una prenda de su ropa. Pero pese a ese tratamiento, si Ayame no le proyectara pronto su magia curativa, el chico estaría en serios problemas pues la herida le podía costar el brazo entero y la vida si fuera el caso.
Así pues, Ayame, que estaba en pleno enfrentamiento a distancia con Allen, enviándole poderosas ráfagas de viento que le hicieran caer, lo mantenía ocupado. Pero llego el punto en que este, logro evadirlas sin problemas y encontrar el punto flaco para atacar de nuevo a Haku, a lo que la gata mágica únicamente, por naturaleza de no matar a seres humanos, podía solamente hacer una cosa.

- he matado a mucha gente en el pasado - decía el mago ya levantandose lentamente de su sitio, a la vez que se giraba para estar cara a cara con Allen y proyectarle una mirada desafienta, cubriendose con fuerza su hombro izquierdo sangrando, intentando aparentar fortaleza y deseo de no rendirse - y en parte, causar una muerte más no me supondría ningún dolor de conciencia - seguía diciendole cara a cara

Mientras tanto, que los dos magos se estaban intercanviando palabras, aunque uno de ellos estaba a penas unos dos o tres metros de distancía para atacar, Ayame, halzó su mano al frente, con la palma abierta a lo que pronto, le siguió la materialización de un círculo mágico de luz que provoco la aparición de un corte de aire que a gran rapidez se diriguio hacía Allen, pero en vez de atacarle, fue enviando hacía el árbol donde estaba recostando anteriormente Haku para que dicho árbol, se cayera sobre Allen a la vez que para escapar, el joven mago oscuro recorría a gran velocidad el tronco para seguir una trayectoria recta y salir del área en donde estaba Allen.

Cada vez me encontraba más cerca de ellos. Conseguí acercarme a Haku, cargando el nuevo hechizo de mi brazo. Sin embargo, de mi sorpresa fue la rápida acción de la otra mujer que con haz de potente viento cortó con limpieza el tronco del árbol que tenía enfrente, cayéndoseme estrepitosamente. Sin embargo, eso fue algo fácil de ver. Conseguí echarme a un lado rodando mientras mi brazo cambió en ese momento. Equipe en el brazo una cubierta de aspecto similar óseo y con una gran hendidura en su final, siendo ésta rodeada de cinco figuras de aspecto naranja.
Apunté con el brazo con rapidez una vez conseguí escapar de la trayectoria de caída del tronco de árbol, donde se encontraba Haku, que huía por él y ataqué, recostado en el suelo. De la hendidura, siendo aparentemente un cañón, salió una gran ráfaga de cilindros con una luz anaranjada lanzados en dirección a Haku, que se hallaba a una altura considerable de mí, pero cerca. Esta especia de balas salieron a la vez, y ocupaban toda el área dónde se encontraba Haku.

Apoyado sobre mis propias piernas y recostado en el suelo, el retroceso del disparó provoco de nuevo otro giro en el suelo. Ya dolorido del primer golpe, mi nariz sangró de nuevo y noté un pinchazo en la espalda. No era gran cosa, pero notaba que podía ser más grave durante el transcurso del combate.
Ahora me hallaba más cerca de la otra chica, pues no había mirado el resultado de mi disparo.
Tras darme cuenta de que me hallaba frente a ella, a unos siete metros, erguí mi postura con un crujir de espalda y me dirigí a hablar de nuevo:

- Tú... ¿Tú también eres miembro de Tártaros? ¿En serio tú también eres así de cruel? ¡No me lo creo! No puede haber tanta gente con esos ideales...- Dije, aún sabiendo que la otra Maga, que no había descubierto aún su sexo, podría acatarme por la espalda. Estaba desconsolado. ¿eres éste el mundo mágica que nos aguardaba a todos? En aquel momento, los pensamientos que tenía sobre ser un gran mago y utilizarla de forma correcta volaban, esperando si había algún Mago que comparta mis ideas, obviamente, la búsqueda no era fructífera momentáneamente.