Misión Rango E - Barco Fantasma

Eran las 11 am recién, pro el día estaba levemente nublado, como si una lluvia se acercara en un par de horas o más. Todos los puestos del puerto estaban repletos de barcos amarrados, ningún marino o pescador pensante se atrevía a salir al mar con la leyenda del barco fantasma de Davy el Barbacorta, mas que según algunos lo habían avistado hace poco, repetidas veces.

Un par de pescadores, uno anciano y con barba hasta el pecho y uno jóven con la piel tostada habían solicitado el trabajo. Al ser temporada de pesca, su negocio recibía mucha demanda de pescados últimamente, y no podían salir a recolectarlos por aquel barco fantasma. Así que cuando vieron llegar a la joven rubia nombrando a Cait Shelter y con aquel folleto de la misión, se acercaron para darle las instrucciones.

~Bueno días, joven maga- dijo el hombre anciano -¿Viene por lo del barco fantasma, no?- al anciano le dió un escalofrío, era muy supersticioso.

~Será simple...- dijo el hombre más joven colocando una de sus manos en el hombro del anciano, intentando calmarlo -Le prestaremos un barco, y usted debe ir a altamar, descubrir si se trata de un barco fantasma y, en tal caso que lo sea... Destruirlo.- dijo el hombre haciendo énfasis en la última palabra -El barco que tomará será este de acá- señaló el barco que estaba inmediato a ellos.

Era un barco algo viejo, pero resistente. Tenia 2 remos que al parecer no eran del barco, porque eran nuevos, livianos pero con una gran paleta. Al la chica ir sola, debía gastar parte de sus fuerzas tan solo remando para llegar a aquel barco.

Casi no era nada del otro mundo: madera algo roída y olorosa, rechinante al pisar, las velas algo rasgadas pero lo suficientemente completas como para ser funcionales, y hasta unas cuantas banderas con un signo desconocido, parecía una letra griega mas bien. Hubiera parecido un barco común y corriente si no fuera porque tuviera un brillo algo verde, fluerescente y sobrenatural, y si no tuviera un olor a amoníaco mas fuerte de lo usual, pero tolerable. Parecía mas bien vacío, aunque la neblina distorsionaba la visión un poco.

Pero se lograba ver algo extraño recostado del mástil. Parecía... ¿Un hombre? Éste estaba amordazado y amarrado contra el mástil, algo pálido, pero seguía vivo e inconsciente. Era algo raro para ser un barco fantasma, normalmente los fantasmas ya se hubieran apoderado de su cuerpo o, en su defecto, ya lo hubieran asesinado. Pero luego se escuchó un ruido desde la zona en la que se encontraba el timón, como una pisada. Peor no hubo tiempo de investigar.

~¡UN INTRUSO!- gritó una voz masculina desconocida.

En menos de nada, la extensa neblina se dispersó un poco, mostrando por lo menos a una docena de hombres con espadas encorvadas, vestimentas sucias y numerosas, y además de mal combinadas. ¿Eran piratas? Eso parecían. Los hombres, sin dudarlo, se abalanzaron contra la chica rubia, pensaban inmovilizarla como al hombre del mástil a como de lugar.

La chica de cabellos rubios estaba dando una buena lucha, muy buena mas bien, ninguno de los marinos -quien sabe si humanos o fantasmas, no parecían fantasmas- lograron siquiera tocarle un cabello a la chica, ni un rasguño, nada. Pero claro, aquellos oponentes eran seres sin magia... No como uno de sus otros tres oponentes restantes, que quién sabe que tipo de magia manejara, pero se sabía que era mago al aparecer un círculo de magia en el suelo, justo donde se encontraba parado.

El hombre atrae arena de los jarrones agietados que se encontraban en cada esquina de barco, y en cada entrada, colocándola rápidamente a los pies de la chica rubia y fijándole éstos al suelo del barco parcialmente. La arena lentamente subía por sus piernas, fijándolas a la vez que subía, era un proceso un poco lento. A la vez ambos hombres desaparecieron por un segundo, a la vez, y aparecieron nuevamente detrás de Linna sujetándole los hombros.

~No podemos dejar que nadie sepa nuestro secreto... En pocos minutos estarás inconsciente, no tendrás por qué recordar esto...- el hombre se retiró con el sonido de una capa agitándose.

La chica rubia estaba dando una pelea muy dura, y qué dura, si había deshabilitado a casi toda la población en apenas unos minutos, y por su fuerza física, si acaso ayudada con un poco de magia e ingenio. Pero el hombre de arena, aunque se encontraba preocupado y intentaba intentaba no quedarse atrás, aunque apenas y la hubiera capturado por segundos. Con parte de la arena formada en el piso formó un brazo de arena sólido, con el que en menos de nada arrastró de un tirón a la chica de cabellos rubios, y la dejó de un golpe acostada sobre el resto de la arena, con la que en menos de un segundo las convirtió en estalagmitas, esperando herirle en la espalda a la chica rubia. Volvió a normalizar la arena por un muy corto segundo y la convirtió en 8 brazos sólidos, sujetándole torso, extremidades y todas sus articulaciones, hasta el cuello. El hombre optó por acercarse.

~Decía que quedarías inconsciente, pero creo que debo hacer más que desmayarte...

El hombre, de su capa roída y de un color negro desteñido, sacó una espada, no larga, pero sí encorvada y gruesa. Al parecer, pensaba ponerle fin a aquella maga de transformación de una fuerza impresionante.