Bastón de Fuego [Caradryan]

Estaba en la taberna del Blue Pegasus, comiendo un plato de paella, cuando oí una conversación acerca de que había un bastón mágico en el volcán; que al parecer pertenecía a un mago que había muerto y que todavía nadie había ido a recuperar ese bastón porque era algo peligroso. Suspiré, mientras me terminaba la paella, dispuesto a rescatar ese bastón mágico para poder emplearlo yo. Mientras una cosa sirviese, me bastaba. Asi que después de terminar la comida, me dirigí a mi casa, para recoger mis cosas, colocarme mis bastones a mi espalda, y dirigirme hacia el lugar en cuestión, totalmente solo.

En un principio fue facil llegar a las cercanias, gracias a la extensa red de vias que existía, lo cual me permitió llegar a la estación mas cercana al volcán en cuestión, que permanecía inactivo. Por suerte no hubo ningún incidente, permitiendome ir a la tienda de la estación para comprar un mapa de los alrededores. Esto me permitiría localizarme mejor en el volcán, para poder llegar a mi destino.

Después pregunté a los habitantes, acerca de los rumores de que el bastón mágico andaba por la zona, pero apenas una persona me supo decir donde estaba, marcándolo en el mapa con un lapiz. Claro esta era aproximado, pero era un buen punto de partida. Sin embargo, tendría que esperar a la mañana siguiente para la búsqueda, ya que empezaba a anochecer y los monstruos estarían mas activos y peligrosos, por lo que decidí ir a una posada a hospedarme hasta que volviese la luz del día.

Me desperté a la mañana siguiente en la posada, dispuesto a recuperar ese bastón mágico para poder ser mas útil en las misiones del gremio. Primero desayuné en la posada, tratando de escuchar los rumores del pueblo, que parecía que no había nada nuevo en cuanto a el bastón. Eso era bueno, pero no debía despreocuparme demasiado. Una vez terminé el desayuno, partí hacia donde se situaba el bastón.

El camino fue bastante duro; ya que hacía un calor extremo debido al magma que existía bajo la tierra, un buen sitio donde practicar los hechizos de fuego, por lo que me quedaría una vez consiguiese el bastón para aprender a canalizar mi magia a través de él. Sin embargo, los sudores venían a mi cara, nublándome algunas veces la vista, lamentándome por qué no tenía un bastón de frio para evitar verme con tanto calor, pero no podía hacer nada para remediarlo, por lo que seguí adelante.

Me tuve que detener después de andar cerca de una hora, para mirar el mapa y observar por donde quedaba el lugar: El báculo en cuestión estaba a dos horas mas de viaje andando, por lo que tendría que sufrir todavía el sufrimiento de afrontar ese calor, aunque poco a poco me iba acostumbrando, pero el calor ascendía según iba subiendo el sol. La hora donde tendría mas problema sería al mediodía, donde tendría que buscar un sitio donde refugiarme. Sin embargo, todavía me quedaban cerca de tres horas para que llegase el mediodía, por lo que podría conseguir el báculo antes de que llegase a percibir los efectos del calor extremo que supondría esa hora.

El calor seguía aumentando sus efectos a medida que avanzaba el día, provocándome ahora; apartando mi vista nublada, una especie de agobio que inundaba mi ser, provocado seguramente por un exceso de aire caliente. Tendría que parar pronto en un lugar fresco para poder recuperarme, pero estaba tan solo a unos minutos del bastón, por lo que tenía que ir rápido, antes de sufrir un colapso por exceso de calor.

Después de unos minutos, conseguí ver el bastón de fuego. Era un bastón con un rubí engarzado en la punta, que serviría como canalizador de la magia de fuego. Me acerqué al bastón con cuidado, tratando de discernir si existía algún tipo de protección alrededor del objeto; cosa que brillaba por su ausencia. Suspiré, mientras respiraba agitadamente, tratando de hacer llegar mas oxígeno a mi cerebro, para después coger el bastón con cuidado y poniéndome antes unos guantes, ya que seguramente estaría recalentado bajo el sol y el magma.

El bastón no reaccionó, por lo que corrí abajo de la ladera del volcán, con su consecuente disminución de la temperatura, cosa que agradecí enormemente. Después de llegar al fondo antes de que llegase el mediodía, me senté en una explanada, sacando una botella de agua que; aunque estuviese caliente por la temperatura ambiente, me pareció un trago que me llenaba de vigor para continuar.

Una vez reposé lo suficiente y me refresqué, me preparé para afrontar el desafio que sería el aprender a usar el Bastón de Fuego. Era una magia ígnea, que se basaba en la destrucción a base de calor y de llamas candentes que reducían todo a cenizas. No tenía la misma versatilidad que una magia de agua, pero era igualmente poderosa y destructiva.

Lo primero que tenía que hacer era enlazar mi magia con el bastón para hacer que este me reconociese como su dueño legítimo, lo cual me llevaría un tiempo. Sin embargo, iba a esforzarme para conseguirlo, por lo que empecé a canalizar mi magia, de forma lenta y pausada, para que el bastón tuviese tiempo de ir asimilando la magia, y por tanto el registro de que era su dueño.

Sin embargo, empecé a sentir una cierta resistencia a mi magia, síntoma de que el antiguo mago todavía tenía su magia imperante en el objeto y que no lo iba a dejar marchar tan facilmente a pesar de estar muerto. Pero esa magia era debil, ya que se iba debilitando con el paso del tiempo, por lo que empecé a luchar contra esa resistencia, tratando de imponer mi voluntad al bastón, ya que de otra forma se negaría a actuar a mi favor.

La lucha proseguía y el medio dia empezaba, por lo que los rayos del sol empeoraban las cosas, aumentando la temperatura a cierto punto en el que tenía que parar, porque me asfixiaba del calor que hacía.

El mediodia pasó, por lo que me permitió respirar algo mejor, pero tuve que aplicarme algunas dosis por la cara de agua para refrescarme un mínimo, ya que era tan asfixiante que al cabo del rato parecía el agua entrar en ebullición. Sin embargo, empezaba a recuperarme, dispuesto a seguir tratando de doblegar el bastón a mi voluntad. Suspiré, mientras colocaba el Bastón de Fuego de forma que no se cayese, mientras me sentaba y empezaba a canalizar mi magia a través de una meditación hacia el Bastón de Fuego, que recibía mi magia para irse habituando a mi presencia.

Entonces me volví a encontrar con la resistencia, pero esta vez andaba preparado, ya que andaba en una meditación que concentraba mi energía mágica como un láser, para lograr pasar esa resistencia mágica. Pero esa resistencia era poderosa, pero estaba dispuesto a continuar el tiempo que hiciese falta, para lograr dominar ese Bastón de Fuego, y poder gozar de mas arsenal en mis misiones.

De todas formas, tuve que frenarme, ya que la resistencia seguía manteniéndose un tanto, pero empezaba a debilitarse, pero mi magia necesitaba recuperarse también, debido a que antes gasté bastante para intentar penetrar en esa resistencia, de una forma infructuosa. Por tanto decidí volver al pueblo, para estar en un sitio donde poder prácticar tranquilamente y con posibilidad de refrescos frios.

Tardé un par de horas para llegar, pero logré alcanzar el pueblo antes de que empezase el atardecer. Decidí entonces quedarme en la posada, para recuperarme de aquel día tan caluroso a través de varias bebidas frias y una buena cama. Lo primero que hice al llegar a la posada del pueblo es ir al posadero y pagarle la cena, el desayuno y la habitación, para evitar problemas de algún tipo que no pudiese preveer. Pronto la cena estuvo servida, que consistía en un poco de carne, ensalada y una bebida bastante fria, lo cual me vendría bien para revitalizarme. También le di al posadero unas botellas para que me las mantuviese frias, para cuando siguiese con el Bastón de Fuego.

Una vez comí todo lo que me había puesto, decidí que antes de irme a dormir, trataría una vez mas de conseguir romper la voluntad del Bastón de Fuego, por lo que en la habitación que reservé coloqué el Bastón de Fuego de forma que pudiese canalizar mi magia para tratar de conseguir que me hiciese el caso suficiente. Pero lo que me sucedió no me lo esperaba, ya que cuando empecé a canalizar la magia, oí una voz que salía del Bastón de Fuego...

- ¡¿Otra vez tú?! ¡Mira que eres persistente! - Dijo aquella voz que salía del Bastón de Fuego, de forma bastante enfadada por lo que parecía. Me quedé paralizado, sin saber que hacer, mientras se formaba una figura en la habitación. Tan solo esperaba que no entrase nadie a investigar lo que pasaba, porque si lo hacían, se iba a montar una bien gorda.

La figura; antes difuminada, que salía del Bastón de Fuego se iba haciendo mas nítida, demostrando ser una especie de salamandra con escamas rojas cual rubíes y unos ojos amarillos que parecían que tenían llamas dentro. Estaba claro que me la estaba jugando a base de bien, por lo que decidí cerrar la puerta primero, para después dirigirme hacia esa especie de salamandra, alias espíritu del Bastón de Fuego, aunque con cuidado y midiendo mis palabras, para evitar posibles represalias o quemaduras muy peligrosas.

- Siento haber sido pesado, pero no sabía que estaba usted dentro del Bastón. - Le dije a aquel espíritu residente dentro del Bastón, que parecía enfadado aunque ante mi educación parecía calmarse, en una medida pequeña claro esta, era un espíritu de fuego, y por tanto era rebelde hasta en sus entrañas.

- Bah, deja de ser educado, ambos sabemos que la educación en mi no es lo mas fuerte, por lo que dejemos bien las cosas claras. Tu quieres manejar el Bastón de Fuego para uso personal y yo no te puedo dejar que lo hagas hasta que me de la gana de dejarte. Pero ante lo insistente que eres, tendré que hacer un trato contigo: Traeme algo de lava, ya que me has sacado de mi hábitat natural y estamos. ¡Y no me vuelvas a molestar hasta que lo hayas conseguido! - Dijo esa especie de salamandra antes de volver dentro del Bastón de Fuego, dejando la habitación como si nada hubiese pasado.

Me quedé durante un rato, en la habitación donde antes estaba ese espíritu de fuego, algo aturdido ante esa petición. Era rara, sin duda alguna, pero si quería eso para que me hiciese caso, lo haría. Sin embargo, el transportar lava iba a ser un problema, al igual que su extraccion. La lava era roca fundida a altísimas temperaturas. Si se le quitaba el calor, no era mas que una simple roca magmática salida a la superficie, con lo cual no serviría en absoluto. Lo primero que haría al día siguiente, después de desayunar, sería comprar algún recipiente para almacenar la lava. Después de pensar esto, decidí dormir, después de abrir la puerta claro.

Llegó el dia, y después de desayunar me dirigí a una tienda de magia para comprar un recipiente resistente para eso, pero lo que me encontré fue mejor: Ya tenía lava dentro de un recipiente, cosa que seguramente no se esperaría el espíritu. Sin embargo, me tuve que conformar con un recipiente vacío y un extractor de lava, ya que el precio de la lava embotellada era demasiado caro. ¿¡Quien demonios iba a comprarla por un millon de Jewels?!

De todas formas, me dirigía en ese momento con mis botellas de agua bien fria, el extractor de lava volcánica y el recipiente especial a la boca del volcán, esperando conseguir la dichosa lava. Suspiré mientras cargaba con todo, pero sabía que mi esfuerzo iba a tener su recompensa, o al menos lo esperaba. De todas formas, mientras iba hacia el sitio, pensaba en que haría a continuación para tratar al dichoso espíritu, no fuese que me pidiese mas cosas asi. No iba a hacer viajes diarios a por lava, no señor.

Después de un par de horas logré llegar a la boca del volcán; cuya subida no fue nada placentera, debido a que resultaba bastante escarpada junto con el peso del equipo de extracción de lava. Sin embargo, allí estaba, sufriendo un calor agobiante para conseguir el material necesario. Suspiré, tratando de conseguir algo de oxígeno, mientras tragaba algo de agua fría para refrescarme y aliviar el calor que soportaba. Una vez estuve dispuesto, hice que el aparato especial se dirigiese al interior del volcán, para recoger la lava. Una vez hizo contacto, activé el aparato mientras colocaba la botella especial para mantener la lava líquida y evitar que se soldificase.

La máquina al activarse empezó a emitir ruidos como de succión, símbolo de que estaba funcionando. Me dediqué a esperar mientras supervisaba la extracción con sumo cuidado, para evitar desgracias por falta de prudencia. Ajusté un par de manivelas, pero fue como la seda. Una vez la botella estuvo llena, apagué la máquina y la retiré del contacto con la lava, para evitar un desgaste mayor, por si acaso pedía el dichoso espíritu mas lava. Después la guardé con cuidado y empecé el descenso, notando a medida que bajaba del volcán una bajada de temperaturas bastante agradable a mi parecer.

- Es hora de hacer cumplir un trato... - Murmuré mientras bajaba, pensando en llamar al espíritu para conseguir su beneplácito para permitirme usar el Bastón de Fuego dichoso que cargaba a mi espalda.

Después de bajar del volcán, me dirigí hacia una explanada, carente de vegetación, por si acaso el espíritu se desmadraba y causaba desperfectos varios, cosa que no quería que ocurriese, no fuese que el Consejo me acusase de causar dichos destrozos. De todas formas, coloqué el Bastón de Fuego con cuidado, y canalicé mi magia para llamar al espíritu que había en el interior del Bastón, esperando a que saliese. Tenía la lava líquida a mi lado, para dárselo en cuanto apareciese. Al poco rato, apareció con cara de pocos amigos, mirándome de mala manera.

- ¿Otra vez tu? Espero que sea porque hayas cumplido mi condición. - Dijo enfadado, a lo cual le enseñé la lava líquida, dejándole un segundo lívido, pero después se rió, cogiendo la lava y debiéndosela. Después se dirigió hacia mi, sonriendo con una sonrisa maquiavélica, presagio de lo que me iba a pasar. Yo me preparé para dar una voltereta por si acaso hacía algo violento, ya que no iba a ser tan tonto como para dejarme dar de inmediato.

- Bien... Ahora tendrás que derrotarme. - Dijo antes de lanzarme una bola de fuego que tuve que esquivar rápidamente, dando una voltereta por el suelo y sacando mi Bastón de Parálisis para enfrentarme a él. Podría con él de forma sencilla, si lograba darle con mi Bastón de Parálisis. Iba a ser una batalla difícil, pero la iba a ganar, costase lo que me costase.

Esperé a su siguiente movimiento, que fue un ataque en forma de cono, consistente en una especie de Aliento de Fuego. Como no iba a poder esquivar ese ataque, generé un escudo con mi Bastón de Protección, rechazando el ataque de forma sencilla, para después coger mi Bastón de Parálisis y lanzarle una descarga eléctrica que esquivó lanzándose hacia un lado, con lo cual me giré de forma que quedásemos enfrente uno del otro. Volví a coger mi Bastón de Protección, pero tuve que esquivar un géiser que me surgía en mis pies, para después el espíritu lanzarme otra bola de fuego, amenazándome con quemarme totalmente, pero generé un escudo a tiempo, quedando esa bola de fuego en mera tontería.

- Te voy a derrotar, cueste lo que cueste. - Dije mientras cogía de nuevo mi Bastón de Parálisis y le lanzaba una descarga, que volvió a esquivar de la misma manera, pero mantuve la descarga para redirigir su dirección y lograr darle, para darle un mínimo de daños. Sin embargo, resistió la descarga lo suficiente como para no quedar paralizado, lo cual me desconcertó, dándole la oportunidad de quemarme el hombro con una bola de fuego. Contuve el grito de dolor que pugnaba por salir de mi boca, para coger de nuevo mi Bastón de Protección. No iba a permitir que me hiciese mas daños, ya que si seguía quemándome no iba a poder seguir luchando por mucho tiempo.

El combate no iba a terminar pronto, lo cual me iba a fastidiar bastante la herida que me había causado el espíritu. Llevábamos una media hora luchando, y se me estaba agotando la energía mágica casi al límite, pero al parecer al espíritu tampoco le quedaba mucho con lo que luchar. Me lanzó un último ataque en forma de corriente de fuego, que rechacé a duras penas con mi Bastón de Protección, para darle un último golpe con mi Bastón de Parálisis. Este le dio de lleno, paralizándole. El espíritu gritó, y cayó al suelo pesadamente, de forma que quedaba bajo mi merced. Me acerqué a él, para hablar con él de forma civilizada.

- ¿Me permitirás usar el poder del Bastón de Fuego? - Le pregunté seriamente, mirándole a sus ojos, que parecían rubíes que contenían fuego en su interior, ahora algo apagados debido a la cantidad de energía mágica gastada. Este espíritu suspiró, sabiendo que había sido derrotado y que debía permitirme usar su poder.

- De acuerdo, pero como no trates bien a mi Bastón, prepárate para ser quemado hasta que quedes cenizas. - Me dijo seriamente, aunque con su habitual enfado, para volver al bastón para recuperarse del combate. Suspiré, colocándome mi Bastón de Fuego a mi espalda junto con mis otros dos bastones, para volver al pueblo para que me curasen. Entonces oí la voz del espíritu otra vez: Se me olvidaba, cuando recuperes energía mágica empezaré a enseñarte como usar mi Bastón adecuadamente, para que no cometas estupideces.

Resoplé como respuesta mientras llegaba al pueblo, donde me dirigí al médico del lugar para curar mis quemaduras.

El médico curó lo mejor que pudo mis quemaduras, aunque algunas tardarían un poco en curarse debido a su gravedad, pero podría seguir haciendo misiones al fin y al cabo. Anoté las recomendaciones del médico, ya que este me aconsejaba que mantuviese las quemaduras en agua fría unos días, pero que podrían aguantar un día mas sin atenderse debido a las atenciones médicas que ya había recibido. Asentí y pagué al médico por su ayuda, para después ir a la taberna, para alimentarme bien para el entrenamiento para manejar el Bastón de Fuego; cuyo espíritu parecía estricto en este aspecto.

Tomé de comer cosas bastante frías, para revitalizarme del calor que había sufrido momentos al combatir al espíritu, sobre todo cuando me alcanzaba con algunas quemaduras. Mientras comía, notaba como mi poder mágico volvía, siendo suficiente para el resto del día si no cometía locuras en exceso. Suspiré, ya que sabía que me tocaría aprender a usar el Bastón de Fuego sin ninguna excusa, lo cual me repitió un par de veces por lo bajo para evitar que se notase que un bastón estaba hablando.

Una vez terminé de comer, pagué al tabernero y me dirigí a la explanada de antes, para aprender a usar el Bastón de Fuego, por lo que esperé instrucciones mientras tomaba un trago a una botella de agua fría, para poder enfrentarme a lo que se me venía.

- Cuando quieras empezamos... - Dije al espíritu del bastón, esperando a que dijese sus instrucciones con bastante paciencia, cosa que esperaba que no se me agotase pronto.

El espíritu tardó en darse por aludido, pero al final viendo que tenía bastante paciencia, tuvo que salir para darme las instrucciones pertinentes, aunque su tono conmigo no variaría ni un ápice, demostrando que todavía no le hacía gracia que le manejase de ninguna forma, pero al menos se resignaba a hacerlo. Suspiré ante lo que se me venía encima, pero no iba a tener otro remedio que hacerlo.

- Empecemos con lo básico: La forma de aliento. Aqui no se trata de darle ninguna forma, sino de expulsar las llamas del Bastón hacia delante. Para eso primero canalizas tu magia de forma que expulse esas llamas. Ahora hazlo y no me decepciones mas de lo que delata tu aspecto... - Dijo el espíritu antes de volver al Bastón de Fuego, ante lo cual suspiré, sobre todo por el comentario acerca de mi aspecto... No estaba tan mal como para dar decepción. Sería para molestarme; pensé mientras sostenía el Bastón de Fuego y lo sujetaba de forma que apuntase al cielo para evitar dañar al entorno de mi alrededor.

Empecé a canalizar la magia lentamente, pero ahora no había presión, lo cual mejoraba como transmitía mi energía mágica a través de él, pero cuando iba a lanzar el hechizo, lo que me salió fue una especie de llama muy pequeña. Esto hizo enfadar al espíritu, que me gritó que debía transmitir la magia de golpe, para provocar un estallido. No era facil de conseguir, pero había que intentarlo de todas formas.

Decidí volver a empezar a concentrar mi energía mágica, pero esta vez la contenía en mi interior, para poder soltarla de golpe en el Bastón de Fuego, y asi conseguir sacar adelante el ataque. Tardé un par de minutos para concentrar esa energía, y cuando la saqué de golpe del Bastón de Fuego salió una llamarada grande, pero el espíritu parecía no estar satisfecho. Pronto dió el motivo: Tardaba demasiado. Tenía que hacerlo mas rapido para los combates, por lo que ordenó volver a hacerlo hasta hacerlo en unos segundos escasos. Suspiré ante esta perspectiva, pero me dispuse a hacer lo que me decía.

La siguiente vez logré hacerlo en un minuto, pero seguía siendo demasiado tiempo para un combate, donde los reflejos eran lo único que tenías para atacar. Los hechizos que tardaban demasiado se volvían ineficaces, ya que daba tiempo al enemigo a escapar. Tenía que hacerlo mas deprisa, por lo que volví a concentrar y echar la energía de golpe a través del Bastón de Fuego una tercera vez, tardando tan solo treinta segundos, pero debía reducirlo mas, por lo que volví a concentrar apenas unos segundos la energía mágica, para después soltarla de golpe y asi conseguir mi objetivo: Lanzar el ataque en los pocos segundos que consistía en la acumulación y descarga mágica. El espíritu pareció satisfecho ante el resultado, ya que no puso ninguna pega.

Sonreí para mis adentros, guardando mi Bastón de Fuego, dispuesto a volver a la sede de Blue Pegasus, con mi nuevo Bastón. Una forma de combate estaba conseguida, lo cual me daba mas posibilidades a la hora de luchar. Eso me gustaba, y pensaba aprovecharlo al máximo.