Haciendo "amigos"

El joven chico llegó al edificio del gremio con pocos ánimos, como si no tuviera ganas de estar allí. Entro sigilosamente para no captar la atención de ninguno de los presentes en la sala y se acercó al panel de misiones - Bá, nada de esto me interesa lo más mínimo, será un día aburrido por lo visto - de mala gana se acercó a una pared y se quedó allí parado, quizás esperando algo o simplemente pasaba el tiempo de aquella forma tan aburrida. Echó un vistazo a las personas del gremio para ver si ocurría algo interesante, pero no alcanzó a ver nada. Tras unos minutos fue a sentarse a una mesa que estaba libre hasta que él la ocupó. Se sentía muy aburrido, tanto que se tumbó sobre la mesa, cerró los ojos y casi se duerme. Se levantó para salir del edificio ya que no consideró oportuno encontrarse allí

Caminé dando patadas a las piedrecitas del camino, pensando en mis asuntos, como siempre, aquel día no haría ninguna misión, no había ganas, y de momento andaba bien de dinero. Pasee la mirada por el letrero que anunciaba el nombre de mi gremio, que por lo general estaba bastante vacío, aunque me solía pasar de vez en cuando. En esto, cuando entré en el edificio, vi una cara que no me sonaba, un chico moreno con pinta un tanto siniestra paseaba con una expresión neutra en el rostro. Me paré deliberadamente frente a él para obligarlo a parar, ya que no parecía tener intención de hacerlo.
-Hey- dije con voz pausada- nunca te he visto por el gremio, ¿perteneces a Lamia Scale?
Seguramente él sumaría dos mas dos y vería el sello de Lamia sobre mi cuello, si no pertenecía al gremio no tenía derecho a estar en el local, pero si por el contrario era miembro, lo normal y cordial sería presentarse como es debido.
-Mi nombre es Lyra- dije sin mucha emoción- llegué hace poco, tu nombre.
En mi fuero interno, hubiera deseado que auquella frase sonara más cordial, pero no había sido asi, me limité a mirarlo a la cara sin una palabra, con el ceño levemente fruncido.

Antes de poder llegar muy lejos una chica me paró. Se podía deducir por la marca en su cuello de que se trataba de una "compañera" de Lamia Scale. Al escuchar lo que me preguntaba, pensé en pasar de ella y responderle un corto y secante si, pero algo de aquella chica hizo que se esperase
- Supongo que seré de Lamia Scale, si no, explícame tú que narices tendría que hacer yo aquí - Pensé que quizás fui demasiado borde, pero eso daría igual puesto que pocos segundos después trataría de escaparme. Unos instantes después se presentó, diciendo que se llamaba Lyra - Como el instrumento - pensé fugazmente, y al parecer también era una novata. La observó algo más atentamente comprobando que no hiciese movimientos sospechosos, y me toco presentarme
- Mi nombre es Pit, Dark Pit. Otro novato al igual que tú, solo que más joven - Lancé una mirada un tanto maliciosa, sabía que a las mujeres no les gusta que las llamen viejas. Sentí que quizás me estaba pasando, pero tenia que quitársela de encima lo antes posible - Perdón por lo que acabo de decir - esas palabras pasaron por mi mente unos instantes, pero no las dije, aunque puede que un destello en mis ojos delatase algo de arrepentimiento

Apreté la mandíbula ante su tono, aquel individuo me estaba cabreando, pero, al fin y al cabo, éramos compañeros de gremio, por lo que no debería buscar camorra con el a menos que se pusiera realmente irritante. Abrí mucho los ojos ante lo que dijo, quizá pensaba que me molestaría, mas joven, si, se veia que lo era, aunque mi apariencia tambien era muy aniñada. Fruncí el ceño, si había tratado de molestarme, iba a tener un problema muy grande, un problema llamado Lyra, aunque yo no fuera enorme físicamente, a decir verdad, teníamos la misma estatura, quizá yo era ligeramente mas alta, pero no mas de 1 centímetro.
-Escúchame bien- le dije con mi habitual tono agudo y pausado- si bien es verdad que eres mas pequeño que yo, deberías mostrar un poco mas de respeto, porque no dudaré en golpearte como me moleste tu conducta.
Use deliberadamente la palabra "pequeño", quizá para devolverle la jugada, aunque no era mi estilo ponerme a la misma altura de los que lograban enfurecerme.
No me moví del sitio, sabía que él intentaría escaparse de mi en cualquier momento, pero las cosas no quedarían así. Le seguí mirando con el ceño peligrosamente fruncido y los puños cerrados, no soportaba la chulería, y Pit la tenía escrita en la cara. Crucé los brazos sobre el pecho, adoptando una posición un tanto altiva.

Parecía que se estuviese enfadando, pero no por ello me asustaba. Sin embargo, lo de pequeño hizo que algo en mi despertase ligeramente, sentí como mi vista se tiño de negro una milésima de segundo. Me sobresalté por ello, pero intenté no mostrarlo exteriormente. Con la cara que había puesto, me estaban entrando ganas de pelear, pero sabía contenerme con ese tipo de cosas. - Venga, golpéame, total, no me ibas a hacer daño - use un tono retador, como si quisiese comenzar una pelea. Pero mi estilo no era ese, no tendría mucha gracia una pelea allí, en una ciudad - Paso de quedarme aquí plantado teniendo una conversación que no me gratifica para nada, si quieres pelear, peleemos, si no, déjame en paz, no hay razón por la que continuemos aquí hablando - me puse rabioso, sabia que como peleasen todo iba a terminar mal, sobre todo para mí, que no me gusta usar técnicas, pero me volvería tremenda mente agresivo. Di la vuelta para irme

Maldito crio... me estaba sacando de mis casillas, lo cual no era muy difícil, pero sería malo para él. Si, una pelea no estaría mal, quizá solo para cerrarle la bocaza a aquel presuntuoso, pero en el fondo me caía bien, tenía ese instinto asesino igual al mio que me resultaba gracioso, era como reflejarse en un espejo.
Esbocé una sonrisa asesina cuando se dio la vuelta, colocando mi mano cubierta por la manga color azul claro sobre su hombro, pero no de manera amistosa, sino ejerciendo una fría presión que sin duda le haría volverse.
-No he terminado de hablar contigo- dije aún con aquella tétrica y peligrosa sonrisa adornando mi rostro- por lo que no te des la vuelta, no le des la espalda al enemigo.
Por supuesto que no éramos enemigos, y seguramente terminaríamos congeniando, pero en aquel momento me apetecía zurrarle, aunque con elegancia, sin perder las formas.
-No puedes ir por ahi hablando asi a la gente- le dije al tiempo que le asestaba un golpecito en un estratégico punto de la mano, aquel golpe le dejaría la mano inmovilizada- asi nunca lograras aliados.
Al instante, di una pequeño paso hacia atras, esperando que él quisiera devolverme el golpe de alguna manera, pero la salvaje mirada de sus ojos me hizo alejarme más y ponerme en guardia, sin perder la sonrisita, no lograría tocarme.

Al darme la vuelta para no verla, ella apoyó su brazo sobre mi hombro, pero no suavemente, todo lo contrario, estaba ejerciendo presión, pero nada que me afectase sobremanera - ¿Cómo te atreves a tocarme? Humana... - La ultima palabra casi no fue pronunciada, aunque el desprecio con el que lo dijo fue increíble - Yo puedo dirigirme a quién me hable como yo quiera, si no, no haberme hablado - Entonces me dio un extraño golpe en la mano y se alejó - ¿Aliados? Esos serán los que tengan algo en su interior parecido a mi, y ahora no creo que eso exista - Al momento, no pude sentir mi mano, como si no llegase la sangre - ¿¡Qué me has hecho!? - Pero a los pocos instantes los nervios se tranquilizaron, tan solamente fue la mano la que se quedó inmóvil, el resto del brazo seguía intacto y me volví hacia ella para un confrontamiento psicológico. Los ojos se tornaron rasgados y el color sangriento de sus ojos brillaban cual animal salvaje en medio de la oscuridad. Levanté el brazo cuya mano estaba inmóvil, se la acercó a la cara y se la mordió. No soltó su mano hasta que un pequeño chorro de sangre surgió de ella - Creo que pronto podre volver a usarla, ¿no crees? - dejé de mantenerlo alzado y lo estiré del todo - Venga, ven a por mi, a no ser, claro está, que no te atrevas - Todas las palabras se las dirigí sin apartar la mirada. Me daba la sensación de que la sangre no paraba de fluir, así que me agarré la mano

El desprecio de su voz avivó mi deseo de dejarlo en el suelo suplicando por su vida, ¿quién se creía que era ese pequeño engreído? Hice crujir mis nudillos, esta vez con seriedad, pensando que aquello ya era un asunto personal, por encima de mi cadáver iba a dejar que el individuo en cuestión quedara por encima de mi. Abrí la boca para decir algo, pero al ver como él se mordía la mano, y de la cual comenzaba a manar sangre, aquello me dejó descolocada.
-En verdad eres raro-dije suavemente- estas tan... lleno de oscuridad...
Aquello último lo dije con total normalidad, la verdad era que me daba bastante pena aquel muchacho. Pero eso no quitaba el hecho de que me había humillado, a mi, A MI, mi ego estaba herido, y el único antídoto era zurrarle.
-¿Quieres problemas?- dije seriamente, sin alterarme, manteniendo la cabeza fria- estas ante la Reina y señora de los problemas, lo vas a lamentar.
Comencé con algunos golpes de puño suave, apuntando estratégicamente a donde sabía que iba a hacer daño, pero sin sonreír en ningún momento.
-En serio, voy a golpearte hasta que me jures que tratarás de hablarle bien a la gente- dije malhumorada,-no puedes llegar a ningún sitio si estas solo, ¿me oyes? no puedes.
Si, definitivamente, estaba intentando salvar a aquel chico, al tiempo que le demostraba que debía tomarme en serio si quería sobrevivir, ya que lo mio era arreglar los conflictos a la fuerza, simple rutina.

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Parecía estar realmente disgustada con mi ser, aunque pasé olímpicamente d ello. Se crujió los nudillos dispuesta a golpearme - ¿Oscuridad? Parece que siempre se piensa que lo relacionado con la oscuridad es malo, pero en mi opinión eso es solo para los que tienen miedo de algo irreal - Por increíble que parezca, aquello lo dije con voz calmada, pero fue algo fugaz, no volvería a hablar así a un contrincante - ¿Reina y señora de los problemas?¿Tú? ¡Jajajajaja! - me caí al suelo de como me reía, incluso llegué a llorar de lo bien que había empezado a pasármelo. Pero después se puso a golpearme en puntos del cuerpo que normalmente dolían algo más, pero en todo momento oculté el daño, aunque realmente no fue demasiado - ¡Yo no te juro otra cosa que no sea enviarte al Tártaro! - de repente me di cuenta de que dije algo que no conocía - ¿ Tártaro? ¿Qué era eso? ¿Por qué me suena? - ¡Y mejor solo que mal acompañado! - Solté una patada giratoria para que se alejase y a continuación hacer algo que se podía considerar peligroso. Flexioné las piernas, levanté las manos un poco y comencé a hacer gestos, que siempre había querido hacer, con ellas: - Perro - cerré el puño derecho y posé la mano izquierda encima - Serpiente - junté las palmas abiertas y después entrelacé los dedos. Tras estos movimientos, coloqué el brazo derecho apuntando hacia ella con la palma abierta - Venga, atácame, te estoy esperando - Abandoné el estilo de macarra que había llevado hasta ahora, era otra persona distinta

Traté de calmarme, si no lo hacía tendríamos un problema, por lo que decidí que lo que tenía que hacer es tratar de quedar yo por encima de él verbalmente, no quería verme obligada a herir a alguien de mi propio gremio. En cuanto lo vi realizar aquellos extraños sellos, comencé a pensar en que quizá sería buena idea rebanarlo con la guadaña de agua, pero abandoné la idea.
-¿En serio piensas pelear con magia?- dije suspirando enfadada- no quiero verme obligada a herir a un niño menor que yo.
Pensé con calma, yo era rápida, extremadamente rápida, gracias al control de agua había desarrollado una velocidad bastante peculiar, por lo que si me daba prisa lograría tirarlo al suelo y romper el halo de concentración que le rodeaba. Me coloqué en posición, y, dando impulso con los pies, corría hacia él, en el último momento, realicé una finta de distracción, apoyándome en su hombro para saltarlo como si fuera un potro. Logré tirar de él y dejarlo en el suelo, aunque, por consiguiente, yo también caí. Reaccioné con rapidez y lo sujeté por las muñecas para evitar que volviera a hacer cualquier intento de sello. Aunque mi fuerza era más bien mínima, incluso un niño como él lograría inmovilizarme si no usaba algún ataque acuático.
-En serio- dije con el ceño fruncido- no me obligues a usar la guadaña de agua, porque te quedarás sin cabeza, mocoso.

- Espero que se trague el farolazo de la magia y se acobarde - Por mala suerte para mi, se lo tomo demasiado mal y no se cómo terminé en el suelo con las manos inmovilizadas - Parece que de verdad pensaste que necesitaba realizar aquellos sellos para llevar a cavo mis técnicas, pero nunca los necesité, es más, con un miserable pensamiento ahora mismo podría atravesarte, pero ese no es mi estilo, prefiero el taijutsu al genjutsu o el ninjutsu, aunque, si es necesario llegar a tal punto... - traté de apoyar las piernas de forma que pegase un pequeño salto hacia atrás, y más o menos, pero quede de espaldas justo en frente de su cara, y se pudo escuchar un sonido muy "bonito" - Pr~ - así de repente se empezó a sentir un potente olor a humanidad - He aquí mi arma secreta, Onara - supuse que pronto me soltaría, puesto que mientras más cerca se situase de mi más olor - Y en cuanto a esa guadaña, ¿en serio? O sea, ¿el agua corta? - me salí algo del tema

Maldito niño... al final había logrado engañarme, realmente él no usaba aquellos sellos para invocar la magia. Mi primer impulso fue golpearlo, pero escuche un ruidito extraño, el cual me hizo apartarme como si Dark quemara. Aquello si que se pasaba de castaño oscuro, me alejé seis metros en cuestión de segundos, dejándome caer en el suelo.
-¡¡ Deberías estar en el suelo después de esos golpes!!- chillé desde la otra punta- ¿No te da vergüenza hacer eso delante de mi?
Me levanté sacudiendo mi ropa, tratando de recuperar la compostura, a aquel chico se le había caído la dignidad al nacer. Coloqué un brazo en paralelo al suelo, con la intención de comenzar a concentrar el agua del ambiente en mi mano. Le iba a enseñar modales al estilo Lyra. Esperé unos minutos para asegurarme de que aquel pestilente olor se había disipado para, sin ningún tipo de miramiento, tomar al chico del cuello de la camisa, encarándome con él.
-Tu...eres extremadamente molesto- dije entre dientes-pero eres mi compañero, al fin y al cabo, y mi deber es mejorarte como persona, o al menos, que llegues a ser persona.
A pesar de que era un niño malcriado y egocéntrico, me había propuesto llevarlo por el buen camino, o por lo menos, llevarlo por algo similar a un camino, porque parecía estar bastante perdido.

Ella se alejó a considerable distancia de donde estaba hace unos segundos -Si... quizás debería estar en el suelo, pero no subestimes la resistencia ajena, y no, no me da vergüenza, soy como un niño de 5 años (o eso creo) - Me levanté y di un par de golpecitos en la espalda mientras ella se levantaba. Al estar de espaldas, no pude ver como levantó el brazo y comenzó a concentrar agua. Me giré hacia ella y entonces me di cuenta de aquello.
- ¿Conque eres maga elemental de agua, eh? Siempre me había preguntado si podría beberme un ataque de ese elemento. Ahora en serio, puede que el agua sea veloz, pero, ¿podrá alcanzarme? - A cada segundo había más agua, comencé a pensar que podría ser peligroso - Si... soy molesto, pero todo ocurre por una razón, o eso he oído - Pero lo siguiente que dijo no me lo tomé demasiado bien - ¿Persona? Yo nunca seré una "persona" por mucho que nadie lo intente, y no se por qué - Me parece que seguiré aquella táctica... - Me fui agachando poco a poco hasta apoyar las manos en el suelo y colocarme como un animal cuadrúpedo - En este estado puedo alcanzar más velocidad si lo combino con un hechizo, y puede que llegue a arrancarte algo de piel si no me detengo

Conforme el agua comenzaba a tomar forma en mi mano, mis ideas empezaban a cambiar, quizá lo mejor sería hablar las cosas, y no pelear, si alguien del gremio salía y nos veía peleando, tendríamos una buena reprimenda. Pero nadie me quitaría la idea de darle una tunda al chico, con o sin magia. Por lo que disolví el agua de mi mano y lo miré con calma, como siempre. Traté de buscar algo que realmente le molestara, aunque mi mente no encontró nada útil. Me acerqué a él con los brazos en jarras, y, sin previo aviso, le tomé de la oreja como una hermana mayor, para, literalmente, arrastrarlo hasta una mesa de la taberna del gremio. Le obligué a sentarse en la silla y lo miré con fijeza.
-Como no te estés quieto, te encadenaré a la mesa- amenacé con el ceño fruncido, ocupando mi lugar frente a él- los problemas se solucionan hablando, aunque no es mi filosofía habitual, he de reconocer que no puedo rajarte con mi guadaña, eso sería asesinato, y no es legal. Por lo que te advertiré, que aqui, en Lamia Scale, somos todos amigos y compañeros, aun mas, familia.
Alcancé un cuchillo que alguien se había dejado clavado en la mesa, y lo sostuve en la mano, de manera que tan solo se veía la hoja del arma bajo mi manga azulada. Le señalé con el puñal con calma.
-Y en cuanto a lo de arrancarme la piel...- dije con tono seco- permiteme, pero tengo mis dudas de que puedas hacerlo.
Esbocé una sonrisa cínica mientras jugaba con el puñal frente a sus ojos, a la espera de la respuesta.

Pero que... ¡Eh!¡ Suéltame la oreja, que no es tuya! - Me cogió desprevenido por la oreja y me metió a rastras al edificio del gremio. Tras esto me obligó a sentarme - Si estuviese quieto no respiraría, y eso me llevaría a la muerte, cosa que no me atrae - se puso enfrente mía con pinta de policía y dijo alguna cosa sobre hablar, que eso no era lo suyo, de lo que no es legal y todos esos royos - No creo que asesinar sea tan ilegal, fíjate en los tíos de las sombras, lo hacen y nadie hace nada. Y si en verdad somos familia, te llamaré adelfí* - En ese momento cogió un cuchillo y me puse en un modo que no había entrado hasta ese momento - ¿En serio? ¿Vas a usar eso para amenazarme? Por favor, si de verdad quieres dar miedo usa una espada como la mía, haber, donde la tengo... ¡Ya recuerdo! - estiré el brazo en dirección donde no hubiese gente. La mano comenzó a brillar, y del halo, surgió una espada de poco más de un metro de largo, de color blanco, con aspecto futurista - Ves, esto si que sirve para amenazar a alguien. Bueno, si me disculpas - Me levanté de la silla y con la espada apollada al hombro fui a salir - Que raro, creo que me olvido de algo que estaba haciendo, pero que... Bah, algo sería

*Adelfí: Hermana/hermanita en griego

¿Adelfí? aquello era raro, pero no me desagradó, miré con atención como sacaba su espada y esbocé una media sonrisa cuando fue a salir del local. Alargué la mano, elevando el agua que había en una jarra cerca de donde me encontraba. En mi mano, inmediatamente, se formó una enorme guadaña transparente, de dos metros de alto, la coloqué con suavidad bajo la barbilla de mi nuevo "hermanito menor" aun sonriendo.
-Esto da aún mas miedo, ¿no crees?- dije con suavidad. Aquella guadaña era temible, bastante grande y algo pesada, pero al fin y al cabo, peligrosa y perfecta para asustar niños y luchar contra demonios o cosas por el estilo- te dije que te estaras quieto en la silla, por lo que dime por que te molesta estar cerca de la gente, o el arma que tengo en las manos hará el trabajo para el que está diseñada.
Ciertamente, parecía su hermana, pero me lo iba a decir, si quería ser parte del gremio, iba a serlo a las duras y a las maduras. Por lo que mantuve mi posición retadora, sonriendo levemente.
-Además- dije en un susurro- eres muy presuntuoso, ni siquiera me has enseñado lo que puedes hacer, apuesto a que no me puedes superar aún, hermanito.

La chica creó a partir del agua del lugar una larga guadaña - Mola, pero las guadañas son armas demasiado poderosas para mantenerlas demasiado, por el contrario, una espada es un arma equilibrada, puede que sea más débil y de menos miedo que una guadaña, pero todo depende de quién lo use, supongo, pero mira - puse la punta de la espalda sobre el suelo y me subí en la empuñadura e intenté mantener el equilibrio con una pierna - Ves, esto no se puede hacer con una... ¡Ay! - caí al suelo de espaldas, otra vez - Bueno, da igual, dudo mucho que eso haga su trabajo, aunque no se cual es - cargué el arma al hombro como un saco - ¿Presuntuoso? ¿Yo? ¿Qué te hace pensar eso? - el sarcasmo fue increíble, se notaba a kilómetros, y para colmo lo dije como las pijas, llevándome la mano a la cara - Osea, como que no puede ser posible - abandone ese tono enseguida - ¿Que no puedo superarte? ¡Solamente me faltará algunos centímetros para ello! - Cogí una rabieta típica de niños pequeños - ¡No me llames hermanito, llámame adelfós*, adelfí!

Lo vi caer al suelo con silenciosa satisfacción, esbozando una diminuta sonrisa en mi rostro. Después de escuchar sus palabras, mi enfado explotó definitivamente, deshice la guadaña de agua y le lancé directamente a extrangularlo.
-¡Maldito crio!-dije tirándolo al suelo de nuevo y cayendo yo detrás sin quitar las manos de su cuello- ¡No tienes vergüenza, ni educación, ni nada!
Pensé que si no me controlaba terminaría matándolo y tendría un problema muy serio, pero daba igual ¿Como pensaba siquiera que podría derrotarme? Y menos hablarme así. Y en cuanto a lo de su rabieta... fue simplemente un motivo más para enfadarme.
-¿Centímetros?- dije con un ojo más guiñado que el otro- Apenas soy un centímetro mas alta que tu, pedazo de cegato, y para superarme en fuerza...¡estás a años luz!
Quizá la presuntuosa era yo en aquel momento, pero aquello era cierto, le superaba en rango y edad, la experiencia contaba mucho, aunque solo fueran dos años. Pensé en usar el cuchillo que había visto antes en la mesa para dejar un bonito mapa en la cara de manera que nunca olvidara a quién debía respeto.

Des hizo su arma para estrangularme, cosa a la que no le encontré mucho sentido - ¡Exacto, no tengo nada, por eso soy así, no pierdo nada! - Yo también desvanecí mi espada para no jugar con ventaja. Me daba igual que ella fuese en cierta forma más fuerte que yo, nunca me dejaría vencer por nadie, y menos ella. Aunque seguía sin entender su enfado, todo era una linea de humor italiano mezclado con sarcasmo y llevado muy lejos, pero nada más que eso.
Años luz para superarte, pues estas confundida, estoy justo a tu lado, en todo caso a años - Era sarcástico a cada movimiento de boca, pero me hacía tanta gracia que no podía parar - Bueno, vamos a dejarnos de tonterías, suéltame y hablemos seriamente - Me puse estilo profesor serio - ¡Este no es el comportamiento de una señorita, por favor, compórtese como lo que es, no se deje influenciar! - Instantáneamente después deje de hacer eso y me reí de forma anormal - ¡Jia, jia, jia!¡Ha sido la monda!¡No puedo parar! - En verdad, me encanta actuar de mil formas distintas

A pesar de que sus palabras me irritaban, le solté, sentándome en el suelo, aún con el cuchillo en la mano. Lo miré con cara de pocos amigos, y le señalé con el cuchillo, frunciendo el ceño.
-Tu te crees muy gracioso- dije con aire de superioridad entornando los ojos- pero, según tengo entendido, eso solo se debe a una falta terrible de atención, a si que solo tratas de llamar la atención.
Le dediqué una sonrisa mordaz, cuando yo soltaba una teoría, se paraba el mundo, ya que tenían muy poco fundamento, el caso es que lo haría enfadar, lo cual sería divertido.
-Lo que pasa es que cuando intentas atacar a alguien la jugada te sale mal- clavé violentamente el cuchillo entre nosotros y esta vez le di golpecitos en el hombro con el dedo índice cada vez mas fuertes mientras decía-¡Mis modales son mejores que los tuyos! Por lo que lo mejor será que no te pases de listo, pequeño genio.
Aquello lo dije con tanta ironía que hasta me reí. Tenía que reconocerlo, sus bromas me hacían reir, era ingenioso, pero sin pasar, a veces se volvía un tanto cargante, pero tenía tantas personalidades dentro de si mismo que era como mirar a un espejo, solo se reflejaba lo que emitías.