[Misión Rango E] Destrucción de evidencia.

por **Zephyroth** Miér Jun 20, 2012 2:03 am

Ruinas aquí, ruinas allá. Tal parecía que de lo único que se encargaba Zephyroth era de vivir en el pasado. No tenía más remedio, era la misión que quedaba libre y necesitaba jewels. Era cierto que le gustaba leer libros de historia, pero eso no significaba que sólo se concentraba en eso. De cualaquier forma, no tenía sentido seguir discutiendo sobre eso, más cuando ya se encontraba delante de las sudichosas ruinas. Las llanuras eran como siempres: llanuras. No había nada más que algunos árboles, pasot infinito y, claro, unas enormes estructuras destrozadas que se podían notar a cientos de metros de distancia. No era de sorprender que pidieran el cumplimiento de esta misión con tanta urgencia. Ciertamente, era increíble cómo podía haber gente tan idiota como para "olvidarse" de limpiar el lugar. Si pensaban que iban a pasar desapercibidas, no tenían el coeficiente intelectual como para hacer un hechizo de nivel básico.

Mirando de arriba hacia abajo, se dio cuenta de que tenía trabajo para hacer. Las ruinas en sí se resumían en cuatro áreas importantes. La primera consistía en cuatro obeliscos que habían sido erocionados, y tres de ellos habían perdido su punta, las cuales yacían en el suelo cubiertos por vegetación. La segunda era una especie de catedral, más al norte, de diez por catorce metros y unos veinte de altura. No sabía qué había adentro. Seguramente nada, ya que todo el paisaje se encontraba más que abandonado. La tercera era una especie de altar de piedra maciza, seguramente lo que le traería más dificultades. Por último, una estrucutra bastante extraña, muy cerca del altar, en forma de araña, como si se tratara de una escultura. Se sacudió el polvo de sus pantalones, y puso manos a la obra.

por **Zephyroth** Miér Jun 20, 2012 2:33 am

Primero que nada debía comprobar la dureza de la piedra. Sabía que era un trabajo más de "demolisión", por lo que vino preparado con las herramientas adecuadas. Parándose frente a su objetivo, golpeó levemente con su dedo índice la superficie algo porosa. Acto seguido, apoyó la palma de la mano sobre ella. Contrajo sus dedos hasta formar un puño y realizó el golpe sobre la roca. Pudo dinstiguir un pequeño agrietamiento, señal bastante favorable. Colocó sobre la grieta a su cuchillo de doble hoja y con un peqeño empujón lo clavó sobre la misma, para que permaneciera quieto y estático. Dio unos pasos hacia atrás, respirando profundamente y cerrando los ojos. Para cuando los abrió, giró sobre su propio eje, hacia atrás y hacia la derecha, elvantando su pie derecho, dando toda una vuelta y extendiéndolo, para dar de lleno con una patada sobre el mango del arma blanca que, ante la presión y fuerza del golpe se hundió en el oblesico, resquebrajando toda esa parte y haciendo que lo que se encontrara por encima del arma cayera en un solo bloque, partiéndolo a la mitad. Repitió este procedimiento con los tres restantes. Había reducido la altura de las estrucutras a la mitad, pero todavía eran perceptibles a la distancia, por lo que el trabajo aun no había terminado.

Con los restos tirados sobre el césped, era cuestión de liquidar las grietas con algunas patadas concisas para que solo quedaran piedras. Tampoco iba a ponerse a convertir todo el lugar en polvo. El problema recidía en los pedazos que conformaban las bases y se encontraban arraigadas al suelo. De cualquier forma, también tenía la solución. Esta vez colocó el cuchillo sobre el "techo" de los restos, clavándolo para que quedara en posición vertical. Ahora, activando su runa "Diffusal Force" dio un salto hacia arriba, aumentando su inercia cuanto pudo, logrando que la fuerza de gravedad tuviera que ejercer más fuerza sobre él, al igual que el rozamiento del aire, para detener su impulso. En otras palabras, habia volado hacia el cielo. Naturalmente, tuvo una altura máxima y, a partir de allí, empezó a caer. En tal instante, normalizó su inercia, para que su velocidad pudiera aumentar tranquilamente y, una vez alcanzado su máximo, volver a aumentar su inercia, para que dicho máximo fuese más difícil de variar. Así, posicionando su pie debajo de él, chocó con toda la fuerza sobre el pobre cuchillo, que no hizo más que hundirse hacia la tierra, destrozando lo que quedaba del obelisco. De vuelta, no quedaba más que imitar el ejercicio sobre los tres restantes y seguir a la siguiente área.

por **Zephyroth** Miér Jun 20, 2012 3:00 pm

Cuando alzó la vista y se encontró con el edificio más imponente, supo de inmediato que no tendría utilidad dar patadas y puños, por lo que sacó de un bolso que había traido un par de frascos. Con mucho cuidado, entró en la estructura, para ver cómo estaba compuesta su arquitectura, localizando las colmunas y revisando a ver si quedaba algo de valor, por las dudas. No encontró nada, como esperaba y, ya todo listo, se sentó en lo que quedaba de una silla, colocando sus cosas en lo que quedaba de una mesa una hoja. Rápidamente y sin mucho detalle, realizó un pequeño mapa del lugar. Contó cuántos habían sido los frascos que había sacado: más que suficientes. Se quedó mirando al cielo, descansando un momento. Los rayos del sol atravesaban los lugares que la roca destruida cedía, creando en el lugar una calma inexplicable.

Era en esos momentos en los que podía reflexionar, una costumbre arraigada en él. Balanceándose en la resquebrajada silla, se preguntó por qué estaba haciendo aquello. No era lo que él buscaba. Incluso ser parte de ese gremio le parecía algo tonto. No le importaban los gremios legales, ni las demás personas. Su objetivo no podía ser más claro y a la vez más vago: adquirir conocimientos y poder. En el fondo sabía que todo era un medio para alcanzar ese fin supremo, pero a veces le resultaba algo agobiante. Se inclinó hacia atrás, cuando las patas de madera terminaron de resquebrajarse, haciendo que el mago oscuro cayera hacia atrás. Sin preocuparse siquiera por si se había lastimado o cortado, se levantó inmediatamente para revisar el estado de los frascos que había traído: todo en orden. Suspiró con alivio.

Hora de continuar. Lentamente preparó un gran frasco en donde hubiera una considerable cantidad de agua. Luego, salió del lugar con sus cosas y las dejó bien lejos, para luego volver al edificio, habría una gran explosión. Abriendo el frasco de agua, tiró un trozo se cesio al líquido transparente y, acto seguido, salió corriendo lo más rápido que pudo. Había llegado a los cien metros cuando una gran explosión se alzó por sus espaldas, pulverizando toda la estructura y haciendo que pedazos de piedras volaran por los aires. Levantándose, ya que se había tirado al suelo ante la potencia del estruendo, notó complaciente de que todo había salido como debía. Ya Ya iban dos, quedaban otros dos.

por **Zephyroth** Miér Jun 20, 2012 3:29 pm

Quizá dejrar el altar para el último no era la mejor idea, pero prefería toparse con ese problema más tarde, y concentrarse en aquella extraña escultura, de algo parecido a una tarántula gigante. Se suponía fácil, ya que destruyendo las patas lo demás caería gracias a la ayuda de la gravedad. Se acercó hasta quedar delante de ella y, al igual que los obeliscos, probó la dureza de "su enemigo". Esta vez se encontraba con una piedra más dura, o en mejor estado. Sabía que su cuchillo no serviría para este trabajo, por lo que cerró los ojos y se concentró. De su palma derecha, una luz azulada hizo presencia, la cual posteriormente rodeó los brazos del mago oscuro para desaparecer y dejar a su paso un recubrimiento de fuertes y resistentes escamas color zafiro. En sus manos, ahora había afiladas garras, herramientas perfectas para su propósito.

Juntando y estirando todod sus dedos, formando una suerte de espada, agarró y empezó a propinar puñaladas a gran velocidad, directamente sobre la piedra, resquebrajándola y rompiéndola en poco tiempo. La parte superior cayó y, con una simple patada, debido al desgaste de los repetidos golpes, la inferior también. Ya se volvía algo rutinario, algo aburridor, pero así sucedió con las siguientes tres patas, las cuales en su ausencia hicieron de la estructura muy debil, la cual cayó por su propio peso. Una misión más bien corta, pero faltaba el altar.

por **Zephyroth** Miér Jun 20, 2012 4:14 pm

Y allí estaba, el altar de metro y medio de altura, parado, sin hacer nada más que complicarle la existencia. Con su runa Thunder Claws activada, se rascó la cabeza ante la ingnorancia de saber qué hacer. En su bolso había un poco de pólvora, por lo que si pusiera un poco en la base y la convinara con otros explosivos... Detuvo su razonamiento. Había sentido una presencia o fuerza mágica que provenia directamente de él. Tocó su superficie y la sintió con más fuerza. No había más que una roca, pero un podía calificar totalmente la energía mágica como oscura. Ahora entendía porqué era necesario elminar el lugar. La palpó por todos lados, pero no encontraba nada. La fuente de energía mágica se encontraba dentro del altar. Sin esperar más lanzó un puñetazo hacia la piedra, la cual se resquebrajó un poco. Ahora su interés había aumentado exponencialmente. Con algo de ansiedad, logró destruir parte del altar, la parte superior, para encontrarse con una especie de piedra rectangular, con los bordes ovalados, de un color negro que también brillaba tenuemente.

No sabía qué hacer. Acercó su mano cautelosamente, hasta tocar la piedra con la punta de su garra, aun cubierta por las escamas. Apenas hizo contacto, una sensación extraña que recorrió todo su cuerpo. En su mente, ideas oscuras y macabras comenzaban a formarse. De pronto, sacudió la cabeza, sacando esos extraños pensamientos, poco comunes en él. Claramente había algo extraño con tal piedra y tenía que ser destruida para terminar con la misión y borrar la evidencia por completo. Suspiró de vuelta y retrocediendo su brazo hacia atrás, lanzó un fuerte puñetazo, que no causó nada en la piedra pero sí sobre el mago oscuro. De vuelta, había tenido contacto con la fuente oscura, por los que su mente se nubló, esta vez por un buen rato, de cosas sin sentido. Despertando de esa ilusión, esta vez puso su mano en forma de espada, juntanto sus dedos y, utilizando su habilidad Diffusal Force, para aumentar su inercia y consecuentemente su fuerza, lanzando una puñalada contra la piedra oscura. Esta vez logró resquebrajarla un poquito, pero con eso fue suficiente.

De un segundo a otro, un aura oscura iluminó y rodeó en una cupula negra todo lo que había a sesenta mentros de distancia, sin darle a Zephyroth tiempo a reaccionar. Abrió los ojos lentamente, mientras descubría que ahora yacía en el suelo boca arriba, con sus garras desactivadas. Se levantó con un fuerte dolor de cabeza, para darse cuenta de que el altar había desaparecido, al igual que la piedra. Miró a su alrededor y nada relacionado con las ruinas se encontraba a la vista, ni siquiera los restos de piedras. Sólo quedaba un pequeño crater justo delante de él donde hace... quién sabe cuánto tiempo había pasado desde la explosión, estaba el altar. Se revisó el cuerpo y todo lucía bien, más allá del dolor de cabeza. Aparentemente había terminado con la misión. Ya parado, se encogió de hombros y se dirigió hacia su gremio, a cobrar la recompensa.

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