Aquel dulce rosa que parece una nube... [CERRADO]

Vamos, que ya era una total costumbre. Luego de más de dos años de aquí para allá, trabajando en un lugar, descansando en otro e incluso yendo a lugares sólo para complacer un capricho, la pelirroja ya se había habituado completamente a no estar mucho tiempo en magnolia, sobre todo cuando era de día, odiaba por completo tener que pagar un alquiler de una habitación por una noche, es decir, quedarse en un motel a únicamente dormir. Prefería mil veces tomar un tren nocturno y volver a casa a descansar que tener que hacer eso. Se supone este era otro caso en el que viajaba solo por entretenimiento, exactamente a la ciudad donde se encontraban la mayoría de los parques de diversiones además de Akane Resort, se trataba de la Ciudad Oshibana.

La pelirroja había visitado exclusivamente ese lugar por simplemente probar aquel tipo de dulce que parecía una nube, era rosa, azul o blanco, se deshacía en su boca y sabía puramente a azúcar. ¿El nombre? No lo recordaba, pero ella los llamaba como "Nubes dulces". Había oído de este tipo de caramelo allá, dentro del gremio, pero por mas que recorrió Magnolia nadie tenía aquel dulce -O por lo menos, no entendían que dulce quería- por lo que directamente se fue a la ciudad Oshibana, según había oído los vendían más en los parques de diversiones, y aquella ciudad es donde la pelirroja conocía que habían.

Con la mirada atenta, un gesto infantil y como cazadora, la pelirroja recorría las veredas de uno de los parques de diversiones, según ella el del oeste, y se escondía en las esquinas "Acechando" a los vendedores de aquel dulce que, hasta ahora, no había conseguido. Parecía seria con este tema, hasta cómica.

soundtrack:

~Joo, que serán míos, lo serán... -Se frotaba las manos escondida en un pequeño callejón, vestida con una capucha e intentando pasar desapercibida entre los peatones -Todos esos dulces nubosos ¡SERÁN MIOS! ¡MWAJAJA-JA-JA-JA-JA!

Varios de los peatones de la zona se quedaban extrañados observando el comportamiento de la pelirroja, pero no pasaba mas de una mirada rara y seguían de largo. Era normal que se extrañaran ante aquel comportamiento, al final la pelirroja estaba siendo algo... Escandalosa.

Otro día cotidiano azotaba mi vida y la de Yu, mi pequeña compañera. Nuevamente nos encontrábamos vagando por las calles de alguna ciudad cuyo nombre, origen, lugar y otros datos importante desconocíamos, simplemente pasábamos a paso lento, cómo si cruzáramos por un desierto o algo parecido, mientras las nubes flotaban en el cielo con formas de alimentos varios... Y pizza.

Ya era costumbre ir de ciudad en ciudad buscando alguna misión, resolver el problema y comprar pizza, para luego en vez de pagar alquiler de algún lugar, hacer crecer un árbol, y de ahí dormir entre sus ramas, realmente era algo bastante cómodo... Y barato, así sobraba mas ingresos para comprar ese redondo y jugoso manjar de los dioses.

- Yu... Si no hacemos algo rápido moriremos... No hemos comido en media hora y me he quedado sin dinero -

Yu: Si no te hubieses comprado ese collar con un dije de pizza, ahora podríamos perfectamente estar comiendo algo delicioso... Y no digas pizza, alguna vez podríamos comer algo dulce... O saludable por último.

Íbamos conversando de cosas así, caminando como si fuésemos zombies, muertos de hambre, sueño, sed, y muchas otras cosas variadas, sin encontrar trabajo, misión o lo que fuese, quizás ya era hora de buscar gremio, así las cosas serían mucho mas fácil, y por último podría conseguir mas comida.

Quizás fue un espejismo, pero a lo lejos, vestida cómo un espía, observé a un ente conocido, una chica que conocí en una de mis primeras misiones, mas bien diría yo mi primera misión, era la chica bibliotecaría de busto exuberante, aun que ahora... Se le veía algo mas sicópata, cómo si tuviese un gran plan, y mas por el hecho de que permanecía en las esquinas.

Rápidamente apresuré el paso, hasta quedar detrás suyo, con un veloz movimiento, posicioné mi mano diestra sobre donde debía estar su cabeza, quizás eso le provocara algún miedo, puesto que además de ser sorpresivo, fácilmente podía ser una autoridad.

- Kozu ¿Qué haces en un lugar cómo este? -

Dije finalmente, mientras sonreía como solía hacerlo, con esa sonrisa tierna e ingenua, mientras Yu saltaba a mi cabeza y bueno... Quedaba con su expresión de siempre.

Así estuvo la pelirroja por casi un minuto entero, riendo a carcajadas escandalosas y llamando la atención de la gente, aunque no le importara realmente; incluso varias veces se paraban niños a verla como cosa rara, y a preguntarle a su madre "Mami, ¿Por qué esa señora se ríe tanto?", pero al final los padres se los llevaban del brazo. Luego de estar riendo por tanto rato, se enconrvó y comenzó a frotarse las manos con mirada sigilosa y sonrisa maliciosa, murmurando cosas inentendibles y hasta babeando y riendo. ¿Había perdido la cabeza?

Pero la pelirroja al sentir una mano sobre su cabeza se le erizó el cabello, y se alejó varios metros a un lado lanzando un grito de sorpresa. Pero al notar aquel rostro conocido, el del chico de la bandana vestido como un lavaplatos de restaurante, suspiró y se cruzó de brazos, inflando los mofletes en un gesto de molestia infantil.

~¡Dango!- dijo en un tono algo de molestia -¡No me asustaste, si eso pensabas hacer!- Alzó su rostro en un gesto vanidoso -¿Y no puedo estar parada en una esquina de oshibana sin hacer nada? Joo~

Suspiró y dejó atrás su posición defensiva, el chico le había tomado por sorpresa. Tomó una paleta se su bolsillo, la destapó y se la llevó a la boca, colocando luego su mano izquierda en la cadera.

~La pregunta es... ¿Qué-haces-tu-acá?- decía a la vez que le picaba con el dedo en el centro del pecho, a la par de la pregunta -No vienes a robarte mi futuro dulce nuboso, ¿o si?- vio al chico con su mirada de sospecha e infantil.

Al escuchar su alarido, no pude evitar dar unos pasos atrás, pero al darme cuenta como retrocedía, para luego mostrar una expresión de que efectivamente me recordaba, una sonrisa de alivio se dibujo en mi rostro, no me extrañaba que quizás me hubiese olvidado, después de todo era la segunda vez que nos veíamos, aun que era algo extraño reencontrarnos en un lugar tan sorpresivo como este, quizás esto sería lo que llaman el destino, o quizás sólo era una coincidencia, como sea, quizás con ella conseguiría algo de comer (?).

- Pues... En primer lugar no pensaba asustarte, aun que realmente eres muy despistada... Y es fácil asustarte... En segundo lugar, parada en una esquina, en una pose algo sospechosa, escondida... No da la imagen que creo quieras dar -

Dije mientras me rascaba la mejilla, al tiempo en que Yu se iba a explorar un poco, caminando por las calles, al tiempo en que yo era picado por la peuqeña... O mas bien dicho, alta chica pelirosa, para luego llevar la mano siniestra a su mejilla derecha, apretándola y estirándola con delicadeza de no hacerle daño, para luego dibujar un rostro de satisfacción con los ojos cerrados, aprovechando que ella tenía las mejillas infladas.

- Suave... -

Fue lo que pronuncie, cuándo sentí como ella sacaba algo de su bolsillo, para soltarla y respirar ondo, mientras Yu por fin regresaba, envuelta en una nube rosa, pero con la misma expresión facial de siempre.

Yu: Dango Dango... Encontré comida.

Dijo mientras abría el hocico y daba un lascivo mordisco a la nube roza, sonrojándose levemente y saboreando en su esplendor aquel manga.

- Pues... No soy de robar... Pero supongo que estás aquí por algo dulce ¿No es así Kozu? -

Dije finalmente, mientras un fuerte rugido de mi estómago se hacía resonar, algo así como el grito de un dragón hambriento, provocando que muchos pueblerinos comenzaran a correr, dejando las calles semi vacías, y los que quedaban simplemente se largaron a reír.

~¡¡Que no me asustaste!!- dijo la pelirroja agitando los brazos en el aire, con los mofletes inflados.

De hecho, el chico de la bandana tenía razón, fuera de batalla era tan despistada y tan metida en su cabeza que a veces no notaba detalles obvios de las cosas, o cualquier cosa que una persona normal notaría. Pero esa era su manera de ser de siempre, infantil, insistente y sumamente despistada. Incluso con aquellos defectos con una mala combinación, Kallen podía valerse por si misma, o en su sentido general.

Al sentir como le estiraban la mejilla, la pelirroja se sonrojó un poco, tal y como un niño sometido a un tratamiento estirador de mejillas lo haría, excepto que ella no era una niña. Apartó con su mano la mano que le andaba estirando la mejilla, golpeando el antebrazo con la palma hueca.

~¡N-no toques mi cara!- se frotó ella misma la mejilla -Eres raro, eh...

Lo que si pudo notar fácilmente fue la llegada del gato raro a la escena, pero ¿Cuando se había ido? Y lo mas importante... ¿Eso que tenía en la boca no era... dulce nuboso? ¿Eso que estaba mordiendo? La pelirroja señalaba al ser de ojos rojos con su mano temblorosa, babeando al ver el dulce y parpadeando repetidas veces.

~E-eso... Yo... Esa cosa... - Tenía una voz temblorosa, como su mano -¡GATO ENDEMONIADO, TE ESTAS COMIENDO MI NUBE ROSA!

La pelirroja intentaba tomar a aquel gato de orejas extrañas con ambas manos, pero éste esquivaba los intentos de que fuera atrapado con movimientos elegantes, como jugando. La pelirroja gruñía intentando tomar al gato una y otra vez, pero éste hacía caso omiso mientras comía algodón de azúcar.

~¿Cómo sabes que... RAAAH GATO ENDEMONIADO ...vine por un dulce?... NO TE VAS A ESCAPAR, BOLA DE PELO- hablaba a la par que intentaba coger a aquel gato.

Normalmente, Kallen se llevaba perfectamente con los animales, no les causaba ningún problema y ella no le causaba ninguno a ellos, pero aquel gato era... diferente. Desde el inicio su mirada le dio una mala espina a la pelirroja, como si fueran... ¿Enemigos naturales?

Algo imprevisto había sucedido, Kozuki Kallen, realmente era una chica mas que interesante, poco común, esa actitud descabellada y de poca seriedad resultaba muy simpática a simple vista, aun que apartara a los peatones que transitaban, con sus constantes gritos y demases, era realmente divertido.

- ¿Raro... Mira quién lo dice, chica del azúcar -

Dije mientras observaba como un nuevo acontecimiento se presentaba, este fue marcado por la re aparición de Yu, mi pequeña amiga, la cual estaba en vuelta en una nube rosa, la simple cara de asombro, ansiedad y otras emociones producto de ver el dulce, me dieron la exacta conclusión de que ahora no se pondría nada lindo, por lo que di un paso atrás, mientras observaba como Kozu se lanzaba sobre Yu, la cual sin el mas cambio de expresión, saltaba, esquivaba, se agachaba con la total elegancia que siempre solía tener, como si para ella fuese un juego, pero estaba seguro que para Kozu era la vida.

Aprovechando ese momento, yo me aleje por un tiempo, intenté hacerlo lo menos poco notorio y rápido posible, y claro, debía apurarme en lo que quería hacer. Mientras Yu y Kozu se conocían mejor (?), conviviendo en un pequeño juego del azúcar y esperando que con eso se cansaran, no me tomaría mas de unos minutos en hacer lo que planeaba.

Al cabo de ellos, esperando que al regresar las dos estuviesen cansadas, aun que no me esperaba que Yu se viese igual, me acerqué por detrás de Kozu, esperando verla desepcionada por no conseguir atrapar a Yu, y no me lo esperaba, su pequeño cuerpo, mas su agilidad, realmente era como atrapar el jabón en la ducha, mejor si Kozu se encontraba resignada en el suelo, así todo sería mas fácil, el punto es que me acerqué, para luego posicionarme frente a ella y estirar un palo, este, contenía una abultada, esponjosa y dulce nube de azúcar, igual a la que Yu hace un rato tenía por todo su cuerpo.

- Tenía guardado el dinero para un pizza XXXL, pero bueno, supongo que tu quieres mas esto -

Dije al final, sonriendo cómo siempre, esa sonrisa cálida de lado a lado, demostrando una completa amabilidad y sutileza, mientras Yu, haciendo un "tss" saltó a mi cabeza, ya sin nada de la nube rosa, recostándose en esta.

Ya había quedado completamente claro en el encuentro pasado: a Kallen no le agradaba aquel ser, la mascota blanca de orejas raras y de orbes rojos del chico de la bandana. Pero aquella vez se había tratado de miradas desafiantes de parte de la pelirroja al animal, esta vez era diferente. La pelirroja intentaba atrapar al minino a como de lugar, aunque éste simplemente le esquivaba dentro del mismo espacio: no hacía más que saltar entre 3 cajas que habían cerca; y pensar que la pelirroja estaba poniendo un esfuerzo en ello.

Luego de varios minutos, varias cajas derrumbadas y muchos insultos y gruñidos hacia aquel felino, Kallen se detuvo, jadeando mientras se apoyaba con ambas manos en sus rodillas, levemente agachada. Estaba un poco sudada por el esfuerzo, pero aún mantenía el ceño fruncido. Al parecer, el gato no se había siquiera cansado un poco, o eso daba a entender. Pero al ver que el chico de la bandana se posicionó frente a ella, alzó la mirada, topándose con la gran nube rosa y con olor a azúcar sobre un palo. Sus ojos brillaron y sonrió como todo niño lo haría. Se enderezó y tomó aquel dulce con una mano, admirándolo emocionada.

~¡Es la nube dulce rosa que buscaba!- en esta frase se notó toda su emoción -¡Gracias Dango!

Abrazó al chico fuertemente, atrapándole los brazos. alzándolo del suelo apenas al ser más alta. Al soltarlo, inmediatamente se volteó al algodón de azúcar, lo admiró por unos segundos y le dio un mordisco, pequeño para venir de la pelirroja. Se sonrojó ante el sabor y la textura, y luego lo siguió comiendo hasta terminarlo y quedar mordiendo el palito donde este estaba.

~No te preocupes...- Dijo arrojando el palito por allí, luego de roerlo -¡Yo te devolveré el favor!

Tomó al chico de la muñeca y comenzó a correr, buscando con la mirada algún lugar donde vendieran pizzas... El problema es que estaba en una ciudad que apenas y sabía dónde estaba la estación de metro, y además, estaban en el parque de atracciones, donde se supone no hay pizzerías.

Había dado en el clavo, sabía que Kozu terminaría por reaccionar así frente al dulce y su inflada textura esponjosa, aun que Yu no se veía muy complacida, por lo visto, el pensar que se conocerían y podrían llevarse bien no había salido del todo planeado, mas cuándo a simple vista observaba a Kozu muy cansada.

- Tómalo como un regalo de mi parte -

Dije mientras sin darme cuenta, era abrazado, por lo visto era cierto eso de que a las chicas se les llega por el estómago, y ahora conocía a fondo la debilidad de ella, quizás en un futuro no muy distante serviría para algo, después de todo no era un santurrón, también tenía mi lado malvado amante de las bromas.

Yu: Chica de grandes melones... No creas que este pequeño juego me ha ganado, a la próxima no podrás ni levantarte, bake bake.

Yu siempre solía ser algo fría y siniestra, desconocía el por que, pero era así, aun que era hora que cambiara, tenía que ser algo mas amable, tomando en cuenta la nueva vida que habíamos decidido elegir, y era hora de comenzar a formar lazos, ya que serían esos con los que luego se definiría el futuro.

- Pués... Déjame guiarte, Kozu -

Dije mientras observaba y sentía como me jalaba y llevaba, seguro era una viajera como yo, por que lo sabría exactamente dónde podría haber una pizzería, pero yo si, dónde fuese que vendieran salchichas, hamburguesas y todas esas cosas, habría pizza, y claro, todo parque debe tener, por lo que me adelanté un poco para ahora ser yo el que encabezara la ruta.

- Yu... Deberías ser un poco mas amable... -

~¿Bake... Bake?- torció la cabeza hacia un lado, con un dedo en la quijada -¿Bake no es pastel en inglés?- dijo en la misma posición, pero con gesto perdido.

Kallen poseía un buen sentido de orientación, el suficiente como para no perderse fácilmente en una ciudad como lo era Oshibana. Pero al fin y al cabo no la conocía, y si ni siquiera había podido encontrar por ella misma un vendedor común de algodón de azúcar, ¿Cómo iba a poder encontrar una pizzería dentro de un parque de diversiones? Menos mal el chico tenía buen olfato para las pizzas (?), porque si no, tardarían años en conseguir una de éstas.

~Además, gato raro, soy K-A-L-L-E-N- decía mientras trotaba detrás del chico -No tienes que catalogarme por mis atributos...

Claro, la pelirroja lo decía en broma, realmente no gustaba de alardear de su apariencia, apenas y mencionaba su nombre y su gremio con orgullo. Le parecía molesta una persona presumida, por algo era lo más modesta y humilde posible. Pero de vez en cuando podía bromear un poco, ¿No?

De algo que no se habían dado cuenta los dos chicos y el minino era que ya habían sobrepasado 2 lugares donde vendían el alimento que buscaban. O quizás la pelirroja se había dado cuenta parcialmente, pero ¿Cómo iba a saber ella cómo era una pizzería? Al final, a los únicos locales de comida a los que había entrado era a los de helado, y si acaso un par de puestos callejeros de fideos. Al final decidió alentar el paso hasta quedar caminando, no porque estuviera cansada.

~Espera, ¿Por qué corremos?- decía mientras ce colocaba ambas manos en la nuca, mientras caminaba.

Por algún extraño motivo, podía sentir como cerca mío dos fuerzas colisionaban, cómo si cerca mío y sin darme cuenta, hubiesen dos rivales que en cualquier momento se podrían matar a palos, aun que claro, sabía que Kozu y Yu no podían ser, ya que claro, se llevaban tan bien, jugando juntas y todo eso... Bueno... A quién quería engañar, sabía que no era así, pero era mejor ser optimista y creerlo así.

Quizás esos pensamientos fueron los que me hicieron delirar, provocando que me pasará un par de puestos de las grandiosas pizzas que tanto ansiaba, y hubiésemos seguido corriendo, producto de mi pensar nuboso, cuando sentí el frenar de Kozu, eso de inmediato me despabiló y me hizo recordar en lo que estábamos, frenando de igual forma mientras Yu daba un salto al piso.

- Oh... Cierto, lo siento, desvaríe un poco y olvidé por un momento las pizzas -

Dije mientras mi olfato Beaggle para pizzas se activó, que idiota, había un puesto justo al lado mío y cómo no reconocerlo, si era mi puesto de pizzas favorito "Las Pizzas de Don Manolo", pizzas gigantes y maravillosas, aun que claro, no eran muy baratas. unos ojos brillosos y anonados se podían observar en mi rostro, era el lugar indicado al que ir.

- Bien Kozu, hemos llegado... Ven, te invito una pizza -

Dije mientras abría par en par las puertas del lugar, y un señor con bigote italiano, sombrero bien largo cómo los de un chef, un parche en un ojo y guantes de Mickie Mouse nos daba la bienvenida, pero apenas pudo observar de quién se trataba, puso un rostro completamente alegre.

Don Manolo: Pero es mi amigo Dango... Y trae a Yu y una chica.. Vengan pasen, les daré una mesa.

Dijo alegremente, mientras caminaba a una mesa con forma de Kenya, el lugar se observaba muy concurrido, pero esa mesa estaba vacía, y aun mas importante, estaba limpia, además de verse cómoda-

- Kozu, este es mi lugar favorito de pizzas, tienen locales en varias ciudades, aun que no esperaba que Don Manolo estuviese aquí -

Tal vez lo hizo inconscientemente, tal vez "La Fuerza" la detuvo (?), pero la pelirroja no se había dado cuenta que se había detenido justo en frente de otra pizzería sino hasta que el chico de la bandana la señaló. Por fin comprendió al ver el gran aviso con una pizza gigante de plástico o de lo que fuera. Se quedó viendo unos segundos el anuncio, luego la cara atontada del chico, luego de nuevo el anuncio y de nuevo al chico, y rió entre dientes ante la reacción. Al parecer ella no sabía que ponía esas mismas caras o peor cuando encontraba el dulce que quería.

~Emm... Yo la iba a pagar...- dijo ahora con un brazo recto, y señalándose con el dedo índice y con una gota en la cabeza.

Pero se silenció y quedó atónita ante el atuendo gracioso de aquel hombre cosplayer. Estuvo a punto de reír a carcajadas tan solo al verlo y al escuchar su acento raro italiano, pero se limitó a reír entre dientes. Simplemente siguió al hombre bigotudo emparchado hasta dentro del restaurante, donde se quedó unos segundos con la cabeza ladeada observando la... ¿Mesa? Parecía como si hubiera sido hecha por los pies de un bailarín de tap, y luego roída por los ratones durante años. O eso, o que el restaurante tenía temática de países.

Pero luego de varios segundos "admirando" aquel diseño de la mesa, intentó buscar un espacio en ella donde no fuera incómodo comer, a la tercera vuelta a la mesa fue que lo consiguió. Se sentó como si no hubiera sucedido nada, apoyando ambos codos en la mesa y dejando caer su cabeza sobre ambas palmas, observando el restaurante.

~Esta todo lleno de gente...- dijo observando como un niño de cuando mucho 8 años se derramaba todo el contenido de la pizza encima -Na, hagamos algo- Se enderezó, y colocó ambos antebrazos sobre la mesa -Compremos una extra grande, y quien come más, paga, ¿Bien?

En parte Kallen sabía que ella no iba a tener que pagarla, pero tenía ganas de ver al chico delirando por si comer su comida preferida y pagar a tenerla gratis y comerla igual, pero en menos cantidad. Rió entre dientes, tapándose la boca levemente con la mano.

~Dango elige los ingredientes, a mi me da igual...- se cruzó de piernas.

Simplemente me senté en cualquier asiento, le daba poca importancia a eso, lo mas importante era la pizza, ese exquisito manjar que ahora estaba a unos pocos minutos de comerlo nuevamente. Esos eran los pensamientos que me provocaban desvariar, provocando que un hilo de saliva corriera por la comisura de mis labios, acumulándose en esta para luego caer como un hilo, llegando al sector del mentón para finalizar en el piso, un poco mas y se convertiría en una catarata.

De pronto, la aguda voz de Kozu nuevamente me había de vuelto a la tierra, la palabra pizza era lo suficiente fuerte para concentrarme por completo, pero ahora no era exactamente algo bueno... El qué comía mas pagaba... Ese era el peor pecado que podía cometer, como podía hacerme eso, a mi, obligarme a o comer pizza como guste, o comer pizza y que sea gratis... Un gran dilema para mi ya que claro... Si perdía como diablos pensaba pagara.

- ¡Kozu!... ¡Cómo puede hacerme eso!... ¿No quieres pensarlo un poco mejor? -

Dije intentando negociar, lo que claro, era en vano puesto que sabía que no cambiaría de opinión... Pero había cometido un error, darme a elegir los ingrediente, si ella quería competir, sería la guerra, y eso se pudo notar por mi rostro de maldad pura, con unos ojos brillantes y un aura oscura recorriendo el lugar, mientras miraba a Manolo y hablaba.

- Bien... Entonces, Manolo, la quiero con... Amm... Salame, extra extra queso... Paletas azucaradas, helado, gomas suaves de azúcar y amm... Ah si, esa nube rosa que venden dos calles al frente -

Dije mientras sonreía malvadamente, para luego cruzarme de brazos y observar a Kozu, ahora sería una competencia... Que digo una competencia, sería una batalla de proporciones épicas, sabía que Kozu no se resistiría a tanta porción de azúcar en una masa circular.

- Bien Kozu... Hagamos esto mas interesante ¿Si? El que coma mas no sólo pagará la cuenta, si no que estará a las órdenes del otro -

Yu: Manolo... A mi dame una porción pequeña con salmón, atún, calamar, pulpo, pez dorado y mariscos.

Intentó mantener su gesto de indiferencia, cruzada de piernas y con ambas manos sobre la mesa elegantemente, pero internamente estaba casi riendo a carcajadas, se sentía toda una genio del mal. Al menos hasta que comenzó a oír los ingredientes que el chico de la bandana le estaba añadiendo a aquella pizza. No, no era la única que tenía ganas de "bromear" un rato, o mas que bromear, se había convertido en toda una competencia... Y esta vez no incluía al gato blanco, al contrario.

Paletas azucaradas, helado, gomitas de azúcar y dulce nuboso rosa... El chico estaba jugando sucio. Tan solo al escuchar esto a la pelirroja se le hizo agua la boca, se imaginaba aquella pizza llena de cosas dulces y deliciosas... Las cosas le habían salido completamente al revés de como lo planeaba. Su mirada se puso seria, con el ceño fruncido.

~¡Bien!- golpeó ambos puños en la mesa -¡Es una apuesta!

Tenía ojos brillosos y una sonrisa algo maliciosa, el ambiente de rivalidad se había transferido de Pelirroja vs Gata hacia Pelirroja vs Bandana. Todo fue tensión dentro de los 15 minutos que trajeron completamente lista la pizza, pero al final, llegó el mismo Don Manolo en persona a entregar aquella orden super especial a uno de sus clientes favoritos, y a la chica que había traído., la colocó en la mesa con forma de país y, cortada en 32 piezas estaba aquella pizza de super tamaño extra extra grande. Y la orden de la gata aparte, claro.

~Bien... Em...- Miraba el contenido de la pizza con una catarata de baba saliendo de su boca -C-comenzemos...

Tragó saliva y se cruzó de brazos, observando la pizza con el rostro sudado y la boca aguada. No pensaba ser quien tomara la primera pieza aunque... Realmente tenía ganas. Además de que el trozo más cercano a ella era el que contenía mayor cantidad de algodón de azúcar de toda la pizza.

Observaba cada instante como la pelirosada había por lo visto, perdido su victoria asegurada, ahora si sería toda una guerra, en la cual no debía perder. Casi se podía observar la tensión del aire, mi visión estaba directamente impactando con la de ella, era el todo o nada, ahora no sólo estaba en juego el dinero que no tenía, si no que además estaba en juego mi honor y mi servidumbre... Aun que claro, a veces una competencia no viene mal, después de todo, por lo menos era pizza.

- Pues, ¡Adelante Kozu! -

Dije mientras apretaba los puños con fuerza y apretaba los dientes, fácilmente se notaba un ardiente mirar en mis ojos, se podía observar el entusiasmo por esta "batalla", la cual sería algo irónica y no muy sencilla, pero aun así no podía perder, simplemente no podía. Y claro, no tenía pensado que haría hacer a la joven pelirosa luego de mi victoria aun que... Seguro a Yu se le ocurriría algo, la cual permaneciía sentada, con una gota en la cabeza sin apartar el mirar.

Yu: Dango, no olvides que ella es mi enemiga, así que por esta vez lo dejaré pasar.

Ya me había resignado de que esas dos se llevaran bien, pero ya era normal, debía permanecer concentrado, y mas cuando la pizza había llegado... Se necesitarían tres Kenyas mas para que esta pudiera entrar por completo... Pero se balanceaba, por lo que era suficiente, así que sin preámbulos, observé a la chica por última vez, observando como se babeaba por un pedazo, mientras una ampolleta se prendía en mi cabeza.

- Pues.. Si no empezarás, lo haré yo -

Dije mientras tomaba el trozo mas cercano a ella, para dar un leve mordisco en la punta de esta... Era horrible... Tanta azúcar junto con queso, era lo peor jamás probado.. Pero era pizza e inevitablemente, le encontraba lo bueno... Aun así no debía demostrar que me desagradaba, es mas, sonreí como pude demostrando aprobación.

- B-Bueno... Esta... Esta delicioso... Así que mientras comemos, hablemos... ¿Có....¿Cómo va todo en Fairy Tail? -

Dije aguantando las ganas de vomitar, mientras la cara comenzaba a ponerse morada, quizás combinar dulce con queso no era la mejor idea.

La pelirroja se volvió a cruzar de brazos y de piernas, pero esta vez con un gesto más nervioso, aguantando las ganas de devorar toda aquella pizza llena de dulce, incluso sudando y reteniendo aquella catarata de baba que quería salir de su boca. Incluso parcialmente cantó victoria dentro de su cabeza al ver como el chico de la bandana tomaba el primer trozo de Pizza, en parte tenía el presentimiento de que si tomaba el primer bocado, el chico no iba a detenerse.

Pero le sorprendió la reacción del chico al probar la pizza: o realmente se estaba aguantando las ganas de comer todo de un solo bocado, o es que realmente estaba asquerosa. Igual su cara morada y aquella sonrisa temblorosa debían significar algo, ¿No? Ahora no solo tenía ganas de probar la pizza por gusto, sino por curiosidad. Se resignó, suspiró y tomó uno de los trozos cercanos, todo bañado en queso y helado de fresa.

~Bien... aquí voy.

Le dio un mordisco con algo de remordimiento y esperando un exquisito sabor, pero... Tanto queso y masa de pizza horneada y caliente le quitaba absolutamente todo el encanto de aquel helado, pero al menos los trozos de fresa en éste intentaron salvarlo. En fin, no era muy agradable al gusto, una muy mala combinación el queso más helado.

Sus ganas de escupir aquel pequeño bocado eran inmensas, pero al final se retuvo y se lo tragó con lentitud y de mala gana, con una sonrisa muy mal fingida en el rostro. Sostuvo aún aquel trozo de pizza con su mano derecha, derramándose un poco de helado derretido sobre el suelo y continuó "Sonriendo".

~Bien... Expandieron la Piscina... Los chicos ahora formaron una banda... ¿Y qué tal tus... trabajos? ¿N-no has pensado entrar en un... gremio?

Pensó en dar otro mordisco para aparentar, pero suspiró y dejó el trozo de pizza sobre la pizza misma, y se cruzó de brazos esta vez con gesto infantil, mofletes hinchados y mirada desviada hacia otro lugar. Allí se dio cuenta que ambos tenían su público personal ante el reto que estaban asumiendo entre ellos dos.

~Ok Dango... No puedo comer esto.- Se levantó y lo señaló acosadoramente -TÚ elegiste la mala conbinación de ingredientes, TÚ pagas...- Se volvió a sentar, un poco más serena -Yo no pienso pagar una pizza que no ordené a mi gusto...- de nuevo se cruzó de brazos y de piernas, mirando hacia otro lado.

De pronto, mis ojos se fijaron en el rostro de la chica pelirosa, de verdad que no sabía cómo esconder una cara de espanto, pero quién podría culparla, si la pizza de verdad estaba horrible, quién en su sano juicio colocaba dulces en una pizza que básicamente es sólo productos salados... Bueno... Es su culpa en primer lugar por darme a escoger los ingredientes y jugar sucio.

Unas fuertes carcajadas salieron de mi, sin poder evitar balancearme en la silla, verle la cara me provocaba una gran risa, al punto de provocar el típico dolor co-lateral, junto con una lágrima asomándose en el borde de mi ojo izquierdo, aun que claro, no sabía como me habré reído yo. Aun que claro, el karma devuelve, y sin darme cuenta, estaba en un completo equilibrio, hasta que algo, alguien, realmente ignoro eso, provocó que la silla se ladeara levemente, provocando su descendo y por consiguiente, el mío, quedando tumbado en el piso, mientras un trozo de pizza se deslizaba y caía en mi rostro.

- Diablos... Condenada silla -

Yu: -Riendo a carcajadas echada en el piso con la misma expresión de siempre- ¡Dango idiota!

Varias personas del locas, al igual que Yu se encontraban riendo, de seguro Kozu también se reiría, pero no me molestaba, ver la sonrisa y risa de las personas siempre me dio un buen sentir, se sentía bien que, a pesar de que se reían de uno y no con uno, era satisfactorio igual, pero si demora, me puse de pie, levantando la silla para luego sentarme nuevamente, dando un pequeño suspiro.

- ¿Qué estás diciendo? Fue TÚ idea darme a escoger los ingredientes con TÚ reto... Así que... Tengo una idea... Cómo no la podemos desperdiciar, el que coma mas gana... El que coma menos la paga ¿Te parece? -

Dije mientras tomaba un poco de soda (Si, la pizza venía con soda), el sabor salado/dulce de la pizza ya casi se pasaba por completo, pero aun quedaban rastros de su dulce sabor a queso, aun así, no tenía pensado perder y pagar la pizza... Por que si era así estaríamos en un gran problema.

Aún se mantenía cruzada de brazos y de piernas, con la mirada ladeada hacia la izquierda y los mofletes inflados, aunque casi toda la gente a su alrededor, incluso la gata y Don Manolo estuvieran riendo a carcajada limpia. Al parecer le afectaba el hecho de que se encontraba todo un paraíso de dulces y helado en frente de sí, pero estuviera arruinado por el queso y la salsa de tomate para pizzas.

Lo que realmente logró romper esa expresión atípica de la chica pelirroja fue la caída del chico de la bandana al suelo, de tanto reirse. Allí Kallen se aguantó por unos cortos segundos la risa, y explotó a carcajadas, inclinándose hacia adelante mientras reía. Se calmó luego de un rato riendo, para poder oir bien la aclaración del chico. Al parecer, otro nuevo reto, uno que ella sabía que no aguantaría.

~Bien...- suspiró y comenzó a hurgar en su bolsillo, sacando de éste su monedero y colocándolo sobre la pizza -Yo pagaré, no pienso comer esta cosa... Prefiero eso a tener que probar otro bocado de esto...

Le dio un escalofrío de digusto, el tan solo probar esa... Cosa nuevamente le darían ganas de vomitar. Se levantó de su asiento y llamó a Don Manolo con un gesto, realmente si tenía intención de pagarle. Pero el hombrecito de traje blanco y bigote gracioso negó con ambas manos, y una sonrisa.

~No no... Manolo no puede aceptar su dinero... Dango y la bambina pelirroja trajeron más clientes al negocio, y Dango es un cliente specialle- dijo el hombre con su acento raro, y afirmó con sus dos pulgares aguantados -¡Esa pizza viene por la casa, molto benne!

La pelirroja suspiró del alivio, no pensaba insistir en pagar aquel monstruo de mal sabor que no había ordenado, y guardó su monedero en su bolsillo, el cual no se había dado cuenta que estaba un poco lleno de Syrup caliente de chocolate. Pero luego se le vino una chispa a la cabeza, la cual borró parcialmente su sonrisa. ¿Seguía en pié la parte de la apuesta que uno estaba a ordenes del otro? Dibujó una sonrisa nerviosa en su rostro, esperando que el chico tuviera muy MUY mala memoria, y comenzó a caminar en una marcha rara y a abrirse paso entre la gente hacia la salida del local.

~¡Ah mira! Q-que tarde es... Debo volver a Magnolia, sí que si...- dijo, a punto ya de llegar a la puerta de salida -¡N-nos vemos Dango!

Bueno, ya todo se había salido del orden costumbre, partiendo por el reproche de Kozu ante el reto, por lo visto, tanto ella como yo nos habíamos cansado de la pizza, pero, había sido ella la que por último se decidió por pagarla, hubiese echo algo pero... Con que dinero, aun que claro, había algo que ni siquiera Yu sabía.

- Hey espera... Así no deben ser las cosas -

Dije mientras observaba como tomaba su monedero y se lo intentaba entregar a Manolo, pero este, con su inmenso corazón italiano, lo rechazó, Manolo siempre fue de las personas amables, de un corazón que simplemente no cabía dentro de el, realmente era un buen tipo, del cual se podía confiar plenamente... Además de tener las mejores pizzas de todo Fiore, eso podía asegurarlo.

- Manolo... Siempre me has cuidado amigo... Y no... No puedo permitir eso por esta vez... Te hemos pedido mucho en esta ocasión así que acepta esto -

Dije mientras de mi bandana, tomaba algunos Jewels, los cuales hacía entrega a Manolo, no era lo suficiente para cubrir la pizza, pero algo era, y no aceptaría un no por respuesta del simpático hombre, si caía en banca rota por mi culpa, simplemente no me lo perdonaría. Luego de obligarle a aceptarlo, hicimos un choque de codo, como una especie de saludo, para luego escuchar a Kozu nuevamente.

De pronto algo volvió a mi mente, y sin demora, apresure el paso para dar encuentro con Kozu, posando la mano en su hombro con la cabeza baja, mientras se podía observar una sonrisa algo siniestra en esta.

- Ko-zu... ¿No estás olvidando algo? -

Dije mientras levantaba el rostro, al tiempo en que Yu saltaba a mi cabeza con un mantel atado a la espalda, en forma de bolsa, mientras yo soltaba el hombro de la pelirosa y me cruzaba de brazos, para observarla detenidamente, cómo si aun hubiese algo pendiente... Y claro... La apuesta no era algo que se debiese tomar a la ligera.

Por un corto momento la pelirroja creyó que escaparía. Pensó que debido a tantas risas, a tanta gente y tanto olor a pizza con helado, chocolate y dulce en general distraerían al chico de la bandana lo suficiente como para que ella pudiera escapar ilesa, sin tener que hacer algo... ¿Vergonzoso? o quien sabe. Pero no, nada de eso fue suficiente para que el chico lo olvidara. Lo supo al segundo que una mano llena de maldad pura (?) tocó su hombro, por lo que volteó lentamente aún con su sonrisa nerviosa, observando aquel rostro siniestro, tanto del chico como de la gata.

~Emmm...- se volteó, colocando una de sus manos en su nuca -¿N-no podemos tomar esto como un empate? Ya sabes, n-ninguno aguantaría mucho la pizza y...- reía tontamente, con la misma sonrisa nerviosa.

No, sabía que negociar no iba a funcionar, mucho menos si se trataba de una apuesta que ella misma había hecho para divertirse un rato. Todo lo había salido al revés. ]Pero al final la pelirroja se resignó, y suspiró deshaciendo todo su gesto nervioso, aquel gesto con el que intentaba escapar de la situación. Se cruzó de brazos y frunció un poco las cejas.

~Bien, ¿Que tengo que hacer?- dijo la pelirroja en un tono desafiante -La apuesta aplica solamente para hoy, me imagino...

Su ceja bajaba y subía automáticamente, como un tic. Tal vez era producto de su nerviosismo, no se imaginaba lo que le Dango le podría obligar a hacer. ¿Acaso la iba a obligar a cocinar pizza para el durante todo el día? ¿Iba a tener que acariciar al gato? ¿Iba a obligarla a entrar a una tienda de dulces y luego no comprar nada? Tan solo pensarlo le hacía tener un gran escalofrío, sobre todo la última, una tortura tan grande no la podría aguantar la pelirroja.

~E-eh, y la apuesta aplica a ti, no al gato, ¿Ok?- dijo intentando sonar imponente, pero logró sonar mas nerviosa de lo acostumbrado.

Mis ojos de pronto se iluminaron, mientras me colocaba en una pose de orgullo propio, llevando mi cuerpo erguido, con las manos en puño y en el sector de la cadera, mientras le miraba con unos ojos como si disiece "Tu vida ahora es mía" pero bueno... No era tan malo, sabía que no podría llegar a ser tan cruel con la pelirosa como para obligarla a vender dulces sin poder consumirlos o dar alimento con la boca a vagabundos... Pero ya tenía pensado algo.

- Manolo, nos vamos, si estás en problemas ya sabes, sólo llámame -

Dije mientras comenzaba a empujar suavemente a Kozu por al puerta, para luego pone mi mano siniestra en su hombro del mismo, como cruzando mi brazo por su espalda, mientras agachaba la cabeza y el fleco nuevamente me escondía los ojos, mientras una sonrisa se dibujaba en mi boca, para luego girar el rostro y observarla, esta vez era un rostro tranquilo... Aun que el de Yu era el mismo de siempre.

- Kozu ¿Te parece si vamos a tomar un helado? Aun me quedan unos cuántos Jewels, por lo que esta vez invito yo, nada de competencias ni apuestas ¿Si? -

Dije, cómo si ignorase la apuesta, pero lo estaba guardando para el final, o si, sería algo que jamás imaginaría y sólo se podía hacer en el momento justo, por lo que primero quizás era dar una vuelta, conocer la ciudad, quién sabe, pero su "castigo" sería al final, después de todo sería una especie de sorpresa, aun que Yu quizás termine por enojarse, era lo mas indicado.

- ¿Vamos? -

Dije mientras comenzaba a caminar ¿Donde? No sé, simplemente me puse a caminar dónde fuese que hubiese helado, una playa sería lo mas indicado, en esos lugares eran frecuentes los helados, por lo que si queríamos uno, lo mejor sería ahí, ya que además el ver el océano en su plenitud, junto con el sol caer y dar la bienvenida a la noche, realmente era un espectáculo que era digno de apreciar.

Por unos segundos creyó que se esperaba la reacción del chico de la bandana, su mirada y sonrisa malvada, su aire de superioridad momentánea y su pose orgullosa, pero luego de que el chico cambiara a un aire completamente tranquilo y sonriente y además le invitara un helado como si nada hubiera pasado, la pelirroja empezó a sospechar colosalmente de las intenciones de aquel chico. ¿Qué rayos estaba planeando? ¿Acaso iba a envenenar el helado? o peor... ¿Iba a hacerle compartir el helado con el gato endemoniado? o tal vez, ¿Estaba cediendo a la apuesta, dandola por entendida? No... La pelirroja sabía que el chico no iba a ceder tan fácil, para nada.

Se mantuvo cruzada de brazos, esta vez con una mirada de total sospecha hacia el chico, hacia el gato, hacia el chico, hacia el gato, hacia el chico... Esto mientras era empujada por el chico a través de la ciudad. No abandonó este gesto por un buen rato, hasta que por fin se resignó de especular, suspiró e intento sonreir como si nada hubiera pasado. Además, era helado gratis, no era tan tonta como para rechazarlo.

~Bien bien...- se puso una mano en la nuca -No se que planeas pero bien... Esto...- volvió a su gesto perdido e infantil, rascándose la cabeza con el dedo índice -¿Y dónde venden helados aquí en Oshibana?

Por dentro era cierto, la curiosidad le comía viva, incluso la mayoría de sus teorías incluían en tener que hacerle favores o halagos a la gata, pero intentó reprimir aquella curiosidad lo más posible. También ya estaba muy acostumbrada a caminar sin rumbo fijo, ya fuera por una ciudad, un bosque o una llanura, incluso le ayudaba a relajarse. Al menos eso pensaba la pelirroja, que el chico no la llevaba a un sitio en específico.

~Eeh eeh... ¿Y a donde vamos? Ya parecen las 5pm, anochecerá en cuando mucho una hora...- preguntó, por si acaso -Además, debo tomar el tren de las 9pm para volver a Magnolia...- colocó ambas manos en su nuca, y comenzó a caminar un poco inclinada hacia atrás.

Ya aquel encuentro comenzaba a parecer un poco más... ¿Normal? Aunque claro, al encontrarse una pelirroja semi-psicópata amante de los dulces y un chico con apariencia de lavaplatos amante de las pizzas probablemente no llegaría a los límites estándares de normalidad. Pero eso sí, se había vuelto mucho más tranquila.

Soundtrack:

Seguía caminando, junto a la pelirosa, mientras la calles cada vez se iban vaciando mas y mas, seguramente era por que la noche se aproximaba, y lo mejor era regresar a los respectivos hogares. Aun así, el cielo se encontraba en uno de sus puntos mas hermosos, en el atardecer, ese bello color anaranjado que tiñe los cielos sólo una vez al día, lo cual es acompañado con las hermosas nubes que flotan libremente por donde les place, lo que hacía un panorama repleto de eso que llaman "hermoso".

Al rato llegamos a la playa, claro, aun que fuese un parque cerca debería encontrarse una playa, aquel lugar que se conectaba con el océano, dónde la gente suele ir a refrescarse o dónde se va luego de un día caluroso, a presenciar la despedida del sol y cómo una hermosa Luna hacía su aparición, junto con las bellas estrellas que cada noche alumbran con su esplendoroso brillo sin igual.

- Espera... Voy por los helados -

Dije mientras caminaba a una especie de cabaña, esos típicos lugares donde venden helados, gaseosas, jugos, dulces, entre muchos otros, mientras Yu saltaba de mi cabeza y se quedaba sentada al lado de Kozu, con la misma expresión en el rostro, mirando abobada el atardecer.

Yu: Es hermoso... ¿No lo crees Kallen?

Dijo Yu, sin quitar un ojo de la plena vista, mientras un tinte rojo se apoderaba de las mejillas del ser "felino", para luego cerrar los ojos, una expresión casi "nueva" y "diferente" en su rostro, ahí ya era fácil descubrir que Yu adoraba los atardeceres, siempre terminaba escapando las tarde para ir a observarlo, sea donde sea, si era cierto que no conocía mucho de Yu, esa era una sorpresa que nadie se esperaría de ella.

A los pocos segundos, o minutos, emprendí el viaje de regreso, con tres helados, estos eran los clásicos de cono, con una espiral de helado creciente, el mío era de Queso Vainilla, el de Kozu Salame Chocolate y por último, el de Yu Atún Frutilla, mientras rápidamente me sentaba en la arena, entre la felina y Kozu, admirando el atardecer, provocando que el brillo de este se reflejara en mis ojos, y una sonrisa algo nostálgica se dibujara con estos.

- Es hermoso ¿No lo crees?... Kozu, no sé si te conté, pero, yo fui criado por árboles, realmente no sé lo que es un padre, una madre o un hermano o hermana, quizás suene algo... Penoso, pero no es así, todo eso roles lo pudieron cumplir los árboles del lugar que vivía... Claro, me puedes tomar por loco al hablarle a los árboles, pero los entiendo tal y cómo hablo contigo, aun que igual se sentía algo sólo, siempre tuve a Yu conmigo, no recuerdo de dónde, cómo, cuándo apareció, pero siempre ha estado ahí para mi, en las buenas y en las malas -

Comencé a hablar, independiente de si me escuchaban o no, ya que por otra parte, mis ojos estaban perdidos en el atardecer, habían recuerdos muy importantes con el, aun que claro, ninguno de esos contenían a mi familia biológica, lamentablemente, pero aun así, agradecía el ser encontrado por árboles, y sinceramente, eran la mejor familia que alguien podría desear.

- Cómo sea... Recuerdo que cuándo pequeño, cuándo mi familia estuvo de viaje, los árboles me salvaron... Y lo primero que vi fue el atardecer... El comienzo del final -

Dije mientras cerraba los ojos, suspirando mientras daba una lamida al helado, aun que sabía que era un caso perdido, muchas veces idiota y descuidado, también tenía esos momentos serios de recapacitación, y es que a todos nos hacen falta. Finalmente termine por ponerme de pie, ya habían pasado unos cuántos minutos y el sol por fin comenzaba a desaparecer en sus últimos suspiros, mientras yo me daba vuelta para observar a Kozu, levantar la mano y apuntarle.

[Léase escuchando el Soundtrack desde el 1:58]
- Por eso... Kallen, tu reto y por consiguiente "castigo", será ser mi compañera, no será un reto por un día, si no que será hasta que uno de los dos caiga, y aun así seguiremos luchando por los otros... Serás mi compañera en todo, cuándo tengas alguna misión, podrás contar conmigo, te apoyaré en lo que sea... Aun que no tenga muchos conocimientos, si se trata de usar los puños, estaré ahí para ti, así cómo si yo necesito a una cerebrito pirómana, sé que podré contar contigo para resolver y ayudarme en lo que sea... Apoyarse en las buenas y en las malas... Eso... Eso es lo que son los amigos ¿No?... Eso fue lo que los árboles me encomendaron buscar, encontrar compañeros que caminaran a mi lado hasta el fin, por eso Kozuki Kallen, Kozu, espero contar contigo -

Terminé por decir, para luego, después de un pestañeo, cambiar esa mano que apuntaba, por una palma abierta, esperando una aceptación de ella, así debía seguir forjando lazos, para luego, cuándo la tormenta cayese, poder todos ser un paraguas que cubriese de la lluvia.

Spoiler:

Ya el cielo estaba pasando de su tonalidad azul y soleada a una un poco más oscura, más opaca... El tiempo había pasado volando y la pelirroja no se había dado cuenta. Lo que anteriormente eran grandes agrupaciones de gente se habían reducido considerablemente, solo se encontraban pocas personas caminando por las calles, quizás ya se habían ido a sus casas, estaba atardeciendo. Lo que si le sorprendió un poco fue que en aquella ciudad se encontrara una playa, nunca la había visto.

Acabó por sentarse en la arena, viendo hacia aquel horizonte que se teñía de colores amarillos y rojizos. Era una escena hermosa, relajante, con de fondo el hablar de algunas personas que cerca se encontraban, el ruido del mar y la calidez de la arena justo debajo de la pelirroja. Era un paisaje digno de una sonrisa, o qué sonrisa, mucho más que eso.

Volteó a ver a la minina blanca apenas escuchar la pregunta, le parecía extraño que esta le tratara... bien. Pero al ver su rostro de completa felicidad mientras observaba aquel paisaje, mas que extrañarle, le enterneció. Era un paisaje lo suficientemente hermoso como para convertir a una persona, a dos o a muchas, aunque sea por un momento. Sonrió ante el gesto de la felina y luego volvió nuevamente hacia el horizonte.

~Si, es hermoso...- se limitó a responder.

Apenas y notó que Dango se había sentado justo en medio de la gata y ella misma, pero apenas lo notó, tomó el helado que éste le ofrecía, y comenzó a comerlo lentamente. Luego de escuchar la pregunta del chico de la bandana, le dirigió la mirada, aunque éste se encontrara sumido admirando el atardecer mientras hablaba. La pelirroja se limitó a escuchar al chico castaño de la bandana, atentamente, mientras lamía el helado, sin apartar la mirada al chico, incluso alzándola cuando este se levantó del suelo. Solo cambió su expresión serena a una gran sonrisa de amistad, oreja a oreja, con un sonrojo apenas visible, complementando aquel rostro de felicidad.

~Eso no es un castigo...

Tomó la mano del chico, aquella que le ofrecía, por así decirlo, cerrando el trato; y a la vez se puso de pié usando ésta de apoyo. Inmediatamente le dio un grande, cálido y fuerte abrazo, quizás hasta inesperado, y así se mantuvo casi por un minuto entero. Se alejó y le palmeó uno de los hombros, aún sosteniendo el helado en su otra mano, con una sonrisa algo más serena.

~Casi siempre trabajo sola, y aunque tenga personas que se preocupan por mi e incluso a mi madre quien me espere en casa, termino por hacer todo por mi cuenta, e incluso con compañeros pasajeros...- pasó la mano a su nuca -Así que supongo que intentar con un compañero, con alguien en quien confiar completamente... no estará mal, ¿No?

Sonrió nuevamente como quien dice "A diente suelto", con el poco naranja que quedaba iluminando el cielo pintando su rostro, hasta que por fin oscureció por completo. No era lo que realmente se esperaba, ni algo parecido si quiera. Incluso hubiese aceptado ser su compañera aunque no hubieran hecho la apuesta, era un buen chico después de todo. Pero para nada se quejaba de aquella petición.

Fue lo que rompió momentáneamente su sonrisa el que una gota del helado que sostenía cayera sobre su pié, y al cargar sandalias abiertas hizo que ésta chocara directamente sobre la piel de la pelirroja, haciendo que diera un respingo, derramando el helado que quedaba sobre su cono en el suelo. Por un segundo lo observó como si realmente no importara, pero luego su rostro cambió a uno de tragedia infantil.

~¡M-mi helado!- Se agachó, quizás rompiendo la emoción del momento (?) -¡Se derramó todo!

Habían logrado por fin llevarse bien las dos "chicas", eso era un índice bueno, pero claro, no todo podía permanecer así, puesto que con una pequeña risa, Yu se giro a observarte, mientras adoptaba nuevamente su rostro habitual y ladeaba la cabeza, junto con el desvanecimiento de aquel sonrojo provocado por la impresión del atardercer, para luego suspirar y agregar.

Yu: No pienses que seré así de amable contigo... Después de todo eres mi enemiga.

Dijo sin vacilar. Al rato en que comenzaba a ocurrir todo lo anterior, sus palabras realmente eran lo que quería escuchar, forjar lazos en una vida simplemente era lo mas importante, y ahora había forjado un nuevo lazo, junto con la primera chica que conocí al comienzo de mi viaje.

- Bien Kozu... Gracias por todo... Así que ahora lo mejor es movernos ¿No crees? La noche caerá y por lo visto será una noche helada, debemos buscar refugio -

Dije mientras estiraba los brazos, observando cómo la chica hacía reproche por su helado desparramado, de cierto modo, al hacer eso tenía una cara tierna e inocente, realmente tomaba en serio lo dulces, pero claro, cómo buen heroe, me enternecí y estiré mi helado, el cual aun estaba en condiciones, en una clara señal de ofrecimiento.

- Kozu, me has salido caro hoy ¿Eh? -

Dije en forma, mientras daba unos pasos, lejos de la costa asegurándome de ponerme en una zona dónde la marea por mas que creciera no llegara, o por lo menos no en gran cantidad, y ahí mismo, arrojé una semilla, para luego concentrarme, mientras de esta crecía un enorme árbol, en este fácilmente se podría utilizar como un hogar para pasar la noche. Así mismo di un salto, para quedar sentado en una rama.

- ¿Te apetece pasar la noche en un árbol mágico? Proporcionado exclusivamente por tu servidor -

Dije finalmente, mientras estiraba otra vez la mano, pero esta vez en una forma de ayuda para la pelirosada, no sabía podría subir por si misma pero... Ahora éramos compañeros, y cómo le había dicho con anterioridad, le ayudaría en todo lo que pudiese.

Cuando se trataba de un dulce -y más si se trataba de helado- se volvía una total dramática, incluso podía pelear en serio o hacer berrinches de niña tan solo por un caramelo robado, pisado, malgastado o vencido. Esta obviamente no era la excepción, y mucho más porque era de su sabor favorito: Chocolate. Incluso por aquel drama heladezco ignoró por completo lo que le decía la gata, tal y como si nada hubiera pasado entre ellas durante el corto atardecer. Hasta se le habían aguado los ojos, era una exagerada, infantil.

Dejó el drama apenas el chico de la bandana le alcanzó su propio helado, al subir la mirada se le notaban los mofletes hinchados y los ojos húmedos. Se limpió éstos con una mano y luego tomó el helado, levantándose con la mirada desviada, mientras lo comía, con uno de sus brazos cruzado sobre el pecho.

~Eeh, tu fuiste el quiso invitarme...- mordió la galleta de la barquilla.

Luego al ver como se alejaba un poco, le observé con curiosidad. Al notar como hacía crecer con facilidad un árbol desde la arena y ver como saltaba sobre él hasta acomodarse en una rama, entendí parcialmente. Ya no me sorprendía el hecho que el chico invocara árboles de la nada, incluso que los hiciera explotar, pero si me extrañaba un poco que los usara para dormir. Se tomaba muy en serio el papel de "Convivir con la naturaleza".

~¿Noche? ¿Árbol mágico? ¿Servidor?- ladeó la cabeza, con un gesto perdido, pero luego se sacudió -Emm... Supongo que una noche fuera de Magnolia no estará mal...- se rascó unos segundos la nuca.

Pero luego con la misma mano tomó la del que era ahora su compañero, impulsándose hacia arriba para dar un salto y quedar sobre la rama de aquel árbol mágico. Incluso de solo pensar que dormiría en un árbol la hacía sentirse hippie, y se imaginó con unas grandes rastas pelirrojas y con ropa re holgada, haciendo una manifestación por la tala de árboles para hacer camas de madera (?)

~Pero no será mi culpa si se quema, ¿Eh? Así que...- se acomodó en una de las ramas, increíblemente era lo suficientemente grande como para ser cómoda -Atento a mis ronquidos, que a veces son algo fogosos- dijo en tono de broma, con una risita tonta. (?)