Aquel dulce rosa que parece una nube... [CERRADO]

Recuerdo del primer mensaje :

Vamos, que ya era una total costumbre. Luego de más de dos años de aquí para allá, trabajando en un lugar, descansando en otro e incluso yendo a lugares sólo para complacer un capricho, la pelirroja ya se había habituado completamente a no estar mucho tiempo en magnolia, sobre todo cuando era de día, odiaba por completo tener que pagar un alquiler de una habitación por una noche, es decir, quedarse en un motel a únicamente dormir. Prefería mil veces tomar un tren nocturno y volver a casa a descansar que tener que hacer eso. Se supone este era otro caso en el que viajaba solo por entretenimiento, exactamente a la ciudad donde se encontraban la mayoría de los parques de diversiones además de Akane Resort, se trataba de la Ciudad Oshibana.

La pelirroja había visitado exclusivamente ese lugar por simplemente probar aquel tipo de dulce que parecía una nube, era rosa, azul o blanco, se deshacía en su boca y sabía puramente a azúcar. ¿El nombre? No lo recordaba, pero ella los llamaba como "Nubes dulces". Había oído de este tipo de caramelo allá, dentro del gremio, pero por mas que recorrió Magnolia nadie tenía aquel dulce -O por lo menos, no entendían que dulce quería- por lo que directamente se fue a la ciudad Oshibana, según había oído los vendían más en los parques de diversiones, y aquella ciudad es donde la pelirroja conocía que habían.

Con la mirada atenta, un gesto infantil y como cazadora, la pelirroja recorría las veredas de uno de los parques de diversiones, según ella el del oeste, y se escondía en las esquinas "Acechando" a los vendedores de aquel dulce que, hasta ahora, no había conseguido. Parecía seria con este tema, hasta cómica.

soundtrack:

~Joo, que serán míos, lo serán... -Se frotaba las manos escondida en un pequeño callejón, vestida con una capucha e intentando pasar desapercibida entre los peatones -Todos esos dulces nubosos ¡SERÁN MIOS! ¡MWAJAJA-JA-JA-JA-JA!

Varios de los peatones de la zona se quedaban extrañados observando el comportamiento de la pelirroja, pero no pasaba mas de una mirada rara y seguían de largo. Era normal que se extrañaran ante aquel comportamiento, al final la pelirroja estaba siendo algo... Escandalosa.

Ya sobre el árbol, mantuve una charla con este, llena de risas y diálogos que cualquier otra persona diría "Este está loco", aun qué cómo Yu y Kokzu ya sabían mi habilidad, sería en un grado menor, pero esta charla tenía su propósito. Rápidamente, el árbol comenzó a mover sus ramas, formando dos especies de "Camas", las cuales quedaron boca arriba y, dónde supuestamente iría el "Techo", se encontraba en una especie de persianas, puesto que comenzaron a abrirse, dejando ver el cielo oscurecido, junto a una gama de brillantes y hermosas estrellas.

- Ahora vez mi "hogar"... Si lo ves desde el punto de vista económico, sale mucho mejor que alquilar una habitación, un departamento o comprar una casa... Además, la vista que se tiene es hermosa -

Dije mientras me recostaba en un montón de ramas y hojas, lo que vendría siendo una de las camas, mientras Yu saltaba a mi torso y se recostaba allí, mientras yo colocaba mis dos manos detrás de la nuca, sin quitar un ojo del cielo, y sin quitar esa boba sonrisa que acostumbraba llevar.

- Kozu, recuéstate, siéntete como en tu casa, supongo que entonces, mañana iremos a Magnolia... ¿Ahí es dónde vives, no?... Fue un día bastante extraño, lo mejor es descansar -

Dije finalmente, mientras cerraba los ojos, lo cierto, es que Yu permanecía con los dos ojos abiertos, mientras se daba vuelta para quedar boca arriba, y mirar así el cielo, mientras yo sin borrar esa sonrisa, seguía con los ojos cerrados, mientras el árbol comenzaba a acomodarse y con algunas hojas tapar los cuerpos, como si se tratase de un cobertor.

Aunque ya antes hubiera estado en presencia de una "Entretenida" charla entre el chico de la bandana y una planta -en aquel caso, carnívora come humanos- aún le parecía algo extraño -que algo, si no mucho- a la pelirroja que éste pudiera hablar con tanta facilidad con los árboles y las plantas en general. Se quedó un momento curiosa observando como hablaba con tanta naturalidad, como si se tratara de un amigo de toda la vida, hasta que comenzó a sentirse incómoda en la rama. Intentó acomodarse una vez, otra vez, de nuevo, nuevamente, boca-arriba, de lado derecho, de lado izquierdo, boca abajo, sentada... No, no pudo encontrar una posición lo suficientemente cómoda como para permanecer de 6 a 8 horas acostada, durmiendo.

Ya estaba un poco enojada por eso, incluso su gesto de incomodidad se veía claramente, sobre todo en la ceja en la que se le manifestaba un tic. Pero al escuchar el ruido raro de la madera expandiéndose, volteó un poco alarmada de la sorpresa, y se quedó prácticamente boquiabierta por la presencia de camas en un lugar como un árbol. Sabía que era mágico, pero esto era un poco raro. Aunque el chico tenía razón, mucho más económico.

~Sin contar de que puedes dormir en cualquier lugar, prácticamente... Es divertido si lo ves desde mi punto de vista...- rió tontamente.

Se levantó y saltó hacia la super rama donde se encontraban aquellas camas completamente hechas por la naturaleza y unos minutos de diálogo, explorando un poco la suya con la mirada, curiosa, para luego palpar la especie de colchón formado por horas. Era suave. Por aquella textura sonrió, y se lanzó boca arriba sobre aquella cama, riendo como si se tratara de niño descubriendo algo nuevo. Se acomodó acostándose sobre su lado izquierdo y cerró los ojos.

~Si, Magnolia... Tomemos el tren de las 7 am, ¿Vale? No quiero preocupar a mi madre...- suspiró.

- Magnolia... Ya veo, entonces a dormir -

Dije mientras daba un bostezo, y me cubría con unas cuentas hojas, cubriendo al mismo tiempo a Yu, la cual por lo visto estaba "durmiendo", no sabía muy bien si realmente lo estaba... O si aun que sea dormía, interrogantes como esa siempre pensaba sobre mi compañera, era un ser bastante misterioso, al igual que quizás lo seríamos nosotros para ella, tantas cosas que tenía diferente a nosotros, y tanta cosas que nosotros tenemos que ella no, pero eso es otra cosa de ser compañeros, conocer al otro en lo mas profundo y ahora sería así con nuestra nueva compañera.

Así, después de pasar las horas, resultaba que Yu no dormía, ya que se levantó, quedando sentada sobre mi torso, la marea ya se encontraba bastante alta, pero aun se encontraba una amplia zona de arena sin las cristalinas mareas. Y con esa marea, Yu bajó del árbol, para quedar sentada en la arena, mientra yo, seguía sin dormir, claro, cómo dormir, pensar en todo lo que podría suceder de aquí en adelante era asombroso, pensar en cómo serían ahora las misiones junto a Yu y aquella pelirosa, el simple hecho de pensar en todas las personas que de ahora en adelante se podrían conocer, era simplemente comparable con un manga.

- ¿No puedes dormir, eh? -

Yu: ¿En serio seremos de ahora en adelante compañeros con ella?

- Claro... Yu, sé que no te agrada Kozu... Pero... Debes llevarte bien con ella, después de todo, eres mi mejor amiga y hay que dejar entrar a otros -

Yu simplemente suspiró y se subió al árbol nuevamente, recostándose en un pequeño nidar de hojas y quedarse ahí, mientras yo me quedaba en la orilla a observar el agua golpear las costas, mientras suspiraba de igual manera y me echaba de espaldas sobre la arena, para así esperar el día siguiente.

Así llegó la mañana, exactamente las 6:00, seguía echado sobre la arena, por lo visto no había dormido en toda la noche, por lo que a esa hora, me cercioré de despertar a Kozu, si no, no podríamos tomar el tren, y según novelas que había leído entregados por los árboles, las chicas mínimo demoran una hora en arreglarse para salir, quizás ella fuese así o no, el punto es que lo mejor era comer algo antes que salir, quizás una última visita a Manolo sería lo indicado, o simplemente tomar el tren y ver Magnolia nuevamente.

- Kozu, despierta, es hora de irnos -

Dije subiendo al árbol y acercándome a su "cama", no sabía si ya estaba despierta o aun dormida, pero pose mi mano sobre su hombro, puesto que se había dormido de lado y comenzar a moverla de un lado a otro, quizás no con la delicadeza que podría haberlo echo, pero era lo mejor que podía hacer, mientra que Yu ya estaba de pie, sobre mi cabeza y con la misma expresión de siempre.

Vamos, que estaba durmiendo mucho mejor allí que en su propia cama, era mucho mejor aquel colchón natural hecho todo de hojas que el suyo artificial, reciclado, barato y sumamente delgado.Estaba realmente cómoda allí, se le notaba fácilmente por la manera de dormir que tenía, brazos abiertos hacia arriba, una de las piernas guindando fuera de la cama, con ronquidos algo ruidosos e incluso un hilo de baba cayendo desde su cara hasta la "Almohada". Quizás no era la forma de dormir de una señorita, pero nadie la culpaba de estar en una cama tan cómoda y estando soñando algo tan placentero para ella. ¿Qué otra cosa que derrotar a un monstruo caramelo gigante a mordiscos? Se sabía que estaba soñando por los alaridos y las palabras que soltaba en medio de éste.

~¡MANDIBULA TALADRO!- dijo despertándose con un salto y un grito, pateando en toda la cara a dango.

Por un momento pareció que se despertó enérgica, con los ojos abiertos de par en par, aquel grito y aquella patada, posiblemente algo dolorosa para su compañero. Pero en seguida sus ojos se volvieron a cerrar, achinandose poco a poco, y se dejó caer de lado sobre el colchón, con los ojos apenas abiertos. Bostezó ruidosamente, y parpadeó muy lentamente semi-acostada sobre la cama.

~Aaah... ¿Que hora es?- Se restregó un poco los ojos -¿Donde estoy?

Al parecer no se había dado cuenta de que el chico de la bandana estaba en el suelo, gracias a una colosal patada que le había dado recién segundos atrás. Pero luego de un segundo bostezo, aún mucho más largo que el anterior, se levantó de un tirón, comenzando a estirarse tronándose los huesos de las articulaciones, de la columna y hasta de los dedos, y al terminar se sacudió la cabeza, quedando como nueva, con el cabello erizado y por consecuente, "Peinado". Volteó al suelo con curiosidad, observando al castaño en el suelo noqueado, ladeando la cabeza.

~Buenos días... ¿Te caíste de la cama?- parpadeó repetidas veces, con la cabeza aún ladeada, hasta que recibió una chispa en su cabeza y se agachó, sacudiendo y abofeteando a su compañero -¡Dango despierta! ¡Tenemos que tomar el tren!

Realmente todo salió de mis manos, de pronto, cómo buen compañero me encontraba intentando despertar a mi compañera, la cual noche anterior había señalado que debíamos levantarnos temprano, puesto que debíamos tomar el tren, llegar a Magnolia, no asustar a mamá, y luego si que si a hacer misiones, que era lo importante, debíamos ganar Jewels, después de todo, así es cómo uno se gana la vida en estos días.

Pese a eso, algo extraño ocurrió, de pronto, de estar completamente, bueno, aparte de cansado por no dormir en la noche, pero además de eso, con una completa alegría, una patada en la cara cambió por completo aquel rostro, dejándome en el piso colgado de una rama, provocando que Yu diese un salto lejos y observase la escena, mientras luego, al pasar un rato y de los extraños despertares de Kozu, quedé inconsciente sobre aquella rama, escuchaba en mi subconsciente como Kozu esta vez, me intentaba despertar, claro, con mas violencia.

Yu: ¡Malvada!

Grito Yu mientras se lanzaba sobre Kozu, para clavar sus dientes de una manera mas suave, pero si lo suficiente fuerte para sentir algo punzante y doloroso, sobre la cabeza de la peliroja, mientras yo, por el ajetreo, me terminaba por caer del árbol y quedar tirado en la arena, mientras la marea seguía alta y quedaba sobre el agua, con esta tapándome la cara y claro, saliendo burbujas del agua.

Al rato, unos pocos minutos, ya por fin estaba de pie, mojado, pero de pie, mientras tenía todo listo para partir... Qué listo, si todo siempre lo llevo a mano, Yu ya se encontraba en mi cabeza, mientras yo afirmaba mi arco y flechas, con un chichón en la cabeza por la caída, otro por la patada y sería.

- Bien... ¿Vamos? Si no nos apresuramos el tren se irá sin nosotros -

Dije mientras comenzaba a caminar, con la completa felicidad de siempre, pero lo cierto, es que por dentro moría por el dolor de la patada, si, realmente esa chica tenia fuerzas, pero no daría explicaciones, dejaríamos esto como "un accidente", mientras seguía caminando al lado de la peliroja en dirección a la estación de trenes, o algo para comer, me daba igual, simplemente la seguiría ya que ella debería saber para donde vamos, mientras Yu, siempre en mi cabeza con el mismo rostro.

La pelirroja lo seguía sacudiendo hacia adelante y hacia atrás, y el chico parecía hecho de trapo, estaba totalmente Knock-out. Le gritaba prácticamente al oído e incluso le daba bofetadas no tan suaves para intentarlo hacer reaccionar, pero nada. Al escuchar el gritillo de la gata blanca la pelirroja volteó hacia el felino, cayéndole este en la cabeza y por consecuente mordiéndole, por lo que se levantó y comenzó a agitar los brazos de un lado a otro, gritando como si de una rubia y una araña se tratasen, e intentando sacar los dientes del felino de su cabeza.

Sin darse cuenta, en aquel momento en el que hacía alboroto por la mordida de Yu, había dejado caer al castaño hacia la arena, siendo un poco tapado por el agua, por lo que se asomó hacia abajo con un gesto algo extrañado, con prisa y preocupado.

~¡Dango! ¡Que no puedes tomar un baño con ropa ahora mismo, no dejan entrar al tren estando mojado!- le gritó desde la rama de arriba.

Aproximadamente 5 minutos ams tarde ya se encontraba sobre la arena, con sus sandalias puestas, su cabello erizado y con un rostro enérgico, sin mas que su monedero, su mango de acero y unas cuantas -que cuantas, digo muchas- paletas que solía comer en el camino. Era del tipo de chica que no se preocupaba demasiado con su apariencia, con tal de que estuviera limpia, seca y cómoda se sentía bien. Incluso ahora mismo estaba haciendo el papel de secadora para ropas, estando justo detrás de Dango para ayudarle a secar su camiseta llena de agua salada, manteniéndose a cierta distancia para no quemarle con aquellas manos rodeadas de fuego.

~Eeh, que no te muevas tanto...- caminaba justo detrás de él -Tiene que terminar de secarse...

Ya en la estación de tren -la cual habían llegado rápido, quizás porque ambos sabpian la dirección- tuvieron que esperar unos minutos a que el tren estuviera disponible para arrancar, los 2 humanos y la cosa con apariencia felina esperaban dentro de el tren, sentados en uno de, por así decirlo, cubículos.

~Dango...- preguntaba, observando su nariz con curiosidad -¿Por qué tienes la nariz tan roja? Incluso está algo desviada, creo... ¿Será que cuando te caiste, te golpeaste?

Bien, mas herido no podía estar, pero me daba igual, ya que claro, ser compañero de Yu requiere de constantes mordidas de todas formas, por lo que ahora ser pateado constantemente no sería una real sorpresa, aun que si, lo real era que aquella chica poseía mas que unos pies, una piernas temibles, eso lo pude comprobar perfectamente con el sonido de mi mandíbula al salirse de donde debería estar, esto y mi nariz que se había inclinado, posiblemente llegaría incluso a tener un ojo morado, pero todo ello ya pasaría a su debido tiempo.

- Terminar de sercarme... Si, como digas -

Dije caminando con una cara como si insinuaba "Ya verás. me vengaré" pero no era así, ya que bastó un suspiro para quitarme esa cara, ya que además, se sentía bien aquel calor que producía la chica con sus manos, por lo visto ser una Alquimista de Fuego tenía sus beneficios, tales como aquel o por que no, derretir queso con las propias manos, realmente era una magia útil.

Ya dentro del tren, me senté cerca de la puerta, mientras en mis ojos se veía claramente "Pero dónde diablos estoy, bájenme", ya que para rematar, mis manos se encontraban aferradas sobre aquellos acolchados sillones, mientras Yu, se sentaba en los sillones de enfrente, pero al lado de la ventana, la cual estaba abierta y era por donde el aire golpeaba.

- ¿Nariz?... Tuvo que ser cuándo me ca... Se me ocurrió darme la ducha con ropa, ya sabes, las olas, piedras y esas cosas son algo bruscas, pero nada que un ser masculino como yo no pueda controlar -

Dije recordando el intenso dolor que sentía en el rostro, para llevar mis manos a la nariz y de un crujido, hacerla volver en si, donde debería estar, aun que si, seguía con ese tono rojo, pero al rato se le pasaría, mientras comenzaba a reír forzadamente ante mi comentario sobre ser un macho y todo eso. Pero no duró mucho, ya que apenas el tren comenzó su partida, nuevamente me senté en aquellos sillones, para aferrarme nuevamente, ahora con una mirada de "Nos movemos... Mierda, nos movemos".

Al rato, al ya acostumbrarme al que el tren se moviese, me cayó el sueño, por lo que comenzaba a perder el hilo de todo lo que fuese que estuviésemos conversando, mientras un solo bostezo indicaba el sueño que poseía, al tiempo en que los párpados se me caían y el cuerpo comenzaba a balancearse, para finalmente caer a la derecha, ya que claro, a la izquierda estaba la pared que conectaba con la puerta. Y quedar profundamente dormido.

Por simple y no tan sana curiosidad, la pelirroja quería tocarle la nariz al castaño. Se veía torcida, roja, hinchada, graciosa... aunque adolorida. Cuando ya su mano se iba lentamente acercando a la nariz del castaño, este interrumpió su trayecto alzando la suya para acomodarse la nariz con un crujid, por lo que la pelirroja volvió a sentarse "normalmente", con un pequeño gesto de dolor ajeno ante en crujido. La pelirroja se encontraba sentada justo en frente del chico de la bandana, apoyada en la pared que demarcaba la cabina, y con las piernas sobre el asiento, como si se encontrara sentada en el suelo.

~Por muy masculino que seas, despertar mientras me muerde una bola de pelo y lanzarte al agua de cabeza es... raro- se rascó un poco la cabeza.

Ya habían pasado aproximadamente 15 minutos desde que el tren empezó a moverse y, como toda chica de su personalidad, durante esos 15 minutos había hablado de su gremio, de su madre, de la forma en la que aprendió magia e incluso de algunos conocidos fuera del gremio, incluyendo en la conversación una de las misiones que había realizado, justo antes de subir de rango. Pero en cuanto estaba mencionando ya lo geniales de las misiones D, observó como Dango comenzaba a parpadear pesadamente, por lo que se interrumpió a si misma.

~¿Dango?- el chico bostezaba, y parecía que se fuese a dormir en cualquier segundo -¿Estás seguro de que dormiste bien anoche?

Pero su pregunta no fue contestada, el chico ya se había desplomado a ronquidos sobre su asiento, ocupándolo todo. A la pelirroja le pareció más bien gracioso como se desplomó, le recordaba a uno de esos mangas shojo de comedia extraña que había leído durante sus viajes en tren, aquellos que les pedía a sus compañero de cabina mientras pasaba el viaje. Se encogió de hombros y apoyó su espalda completamente a la pared que demarcaba la cabina, subiendo las piernas hasta dejarlas algo flexionadas verticalmente y apoyadas sobre el asiento, y se quedó fija viendo a la ventana, tal y como hacía la gata. Sacó una barra de chocolate de su bolsillo e intentó rendirla los 45 minutos que quedaban de viaje.

Cuando el tren comenzó a detenerse, la pelirroja había despertado de su dormitar, estaba hipnotizada viendo los colores de la ventana, imaginando cosas, todo esto mientras coméa muy lentamente trozo por trozo de chocolate. Pero se acomodó, se colocó sus sandalias y se levantó hacia donde estaba su compañero, picandole la mejilla con el dedo índice para intentar despertarlo.

~Dangoo~- le picaba una y otra vez la mejilla, con tono melodioso -Tenemos que irnos, en 10 minutos volverá a arrancar el tren... Además de que si no llegamos temprano al gremio, tomarán las mejores misiones...- dijo con gesto algo emocionado y con prisa, esperando que su compañero despertara.

No dormir en toda una noche no es nada bueno, y menos para mi, mínimo requería doce horas diarias, pero esa noche fue especial, había sucedido un suceso que marcaría el futuro, un suceso que quedaría en los libros por los siglos de los siglos, cómo el mejor equipo de magos en la historia, claro, con el tiempo quizás el grupo se haría mas grande, pero eso era lo interesante, ver quiénes se unen y formar aquellos lazos, par formar lo que comúnmente llaman familia.

Así pasé todo el trayecto, al principio escuchando las fascinantes y no tan fascinantes historias de Kozu, en resumen, de lo que había sido de su vida, aun que claro, cualquiera pensaría que me estaba aburriendo y por tanto, me comenzaba a dar sueño, lo cierto, es que así era, pero mas sueño tenía por no dormir en la noche, además, todo hombre verdadero debe dormir en un trayecto, eso está escrito desde hacer millones de años y el que no lo haga no es digno de llamarse hombre... Además dormir es lo mejor, quién puede llevarme la contraria en eso.

Al pasar el trayecto, sentí internamente, detrás de mis retorcidos sueños de un planeta de pizzas gobernado por Yu y Kozu en la ducha, todo fue destruido en un "Poof" producto del llegar del tren, realmente aquel sueño me hacía saborear la pizza realmente, pero una suave y firme mano entró en contacto con el sector de mi bello y hermoso rostro, y rápidamente, como todo un cazador entré en posición de ataque, mis reflejos estaban activos desde que la peliroja me había tumbado.

- ¡Ka-Paw! -

Grité al tiempo que estiraba brazos y piernas, recordando la reacción de la chica, quizás esto era una acción involuntaria de mi cuerpo, lo que si, en mi mano diestra, pude sentir algo suave, algo jamás antes tocado por mi... Luego entendí que era, algo que de seguro me metería en problemas por parte de la chica peirosa, esa suave, redonda y que es mas común que lo tengan las chicas, si, le había tocado su barriga dulcelera, y sólo la pude mirar con una expresión de "Amm.. No es lo que parece".

- Bien... Magnolia, aquí vamos -

Dije levantándome como si nada y empujando la puerta, notando que esta no se abría, para luego de un par de golpes, patadas, cabezasos, golpes con un banjo oportunamente colocado, notar que la puerta era corrediza, simplemente tosí con la mano en mi boca y traspase la puerta, para luego dejar pasar a Kozu, claro, ella debía guiarnos, después de todo es su ciudad.

- Kozu, guíanos ahora -

Dije apuntando aun dentro del tren, mientras Yu caminaba y saltaba a mi cabeza. Si, había olvidado por donde era la salida del tren, pero a cualquiera le pasa ¿No? Claro, con sus miles de cabinas, ruidos y todas esas cosas, no me impresionaba que alguien se perdiese, pero con toda mi alma en llamas, era hora de seguir nuestra larga travesía

La verdad, a la pelirroja no le había costado casi que nada despertar al castaño, la verdad, había tardado muchísimo menos en despertarle en esa ocasión que estando en el árbol, en la que tuvo que abofetearlo no-tan-suavemente y sacudirlo una y otra vez, mientras tenia los ojos en espirales y parecía incluso como inconsciente, hasta que decidió lanzarse del árbol para tomar un baño. Mas bien, esta vez solo bastó con picarle la mejilla una sola vez, aunque su reacción fue algo extraña, mas bien... graciosa, sobre todo por aquel "Ka-Paw!" que había pronunciado al despertarse, además de tomarle con la diestra la panza, quien sabe para qué, si lo hacía consciente o inconscientemente. La verdad, no le importaba, aunque igual le apartó la mano con un golpe no-tan-suave hacia abajo, con la palma abierta en su antebrazo.

Pero lo que s+i le pareció digno de carcajadas de risa era su "Baile" para acortejar a la puerta, para abrirla, o quién sabe qué rayos estaba intentando hacer. La pelirroja reía a diente limpio mientras el chico le pegaba, razonaba con ella, bailaba con ella, le daba una serenata, le regalaba flores y le invitaba a una cena en un restaurante caro solo para que lograra abrirse, aunque Kallen sabía que ésta era una puerta corrediza. Pues claro, cómo no lo iba a saber, si la mitad del mes la pasaba dentro del tren, viajando para acá y para allá, saliendo de la ciudad y volviendo a ella.

Se le adelantó al chico de la bandana caminando, sin dejar de reír entre dientes ante el baile sexy que le había realizado a la puerta hace segundos atrás. Después de todo en su interior era una niña, y los niños no desaprovechan una oportunidad para reírse de algo o de alguien.

~JAJAJA, Dango ha sido abusado por una puerta- reía entre dientes.

Aún así le hizo una señal al chico con la mano para que le siguiera, primero que nada al enseñarle Magnolia debía enseñarle como salir del tren, después de todo era la primera vez que el chico viajaba en uno... Se le veía en la cara desde el comienzo. No demoraron prácticamente nada al llegar a la estación, ya que el tren se encontraba considerablemente vacío, sobre todo por ser el primer tren que salía, el de las 7 am. Se adelantó un poco a la multitud que esperaba que habilitaran los vagones para entrada y se paró frente a la puerta, unos metros más dentro de la estación, señalando la puerta y todo lo que había fuera de esta orgullosamente.

~Bien, bienvenidos a Magnolia, la ciudad del gremio de magos más desastrosos de todo Fiore~- Dijo con gran orgullo, posando sus manos en las caderas -apuesto a que encontrarán hogar en esta ciudad, es una de las mas cálidas que conozco... Además de que es mi hogar, claro...- Tomó al chico del brazo, y comenzó a halarlo para que comenzara a caminar -¡Bien, comencemos el Tour!

[CERRADO]

[Continúa en: http://fairytailrol.com.ar/t1357-magnolia-un-nuevo-hogar ]