Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
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Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
Vamos que ya iba a comenzar la verdadera acción, era la hora de otra misión... Una misión sobre sonidos espantosos dentro de las minas de Cloverhan, un pequeño poblado muy cerca de Ciudad Clover, exactamente a las 3 de la mañana. La pelirroja se había incluso preparado mentalmente para esa misión, ya la había visualizado apenas llegó a aquel tablón, aparentemente nadie además de ella estaba tan emocionado por hacerla. Incluso tanto así que le costó conseguir un compañero, por sobre todo que no era del gremio, porque ninguno quería pisar dentro de esa mina... Cobardes, pensaba la pelirroja. Por algo fue la que decidió tomar esa mañana con el chico de la bandana, ya había conseguido por fin al compañero obligatorio requerido para aquella misión, además de que iban a comenzar sus aventuras de dúo super poderoso comedor de azúcar y de pizza.
Luego de un buen tiempo dentro del tren, aproximadamente una hora, habían llegado a la estación justo después del Cañon Clover, habían llegado al centro de Ciudad Clover. Era una ciudad considerablemente tranquila, donde un viento cálido llegaba a la piel de los rostros y podía hacer sonreír al mas amargado. Sin más que un pequeño bolso equipado con 2 recipientes de comida preparada, el mango de metal y el resto del espacio repleto de dulces, la pelirroja salió de la estación de tren, observando a la apacible y verde ciudad que tenía al frente.
Luego de estar unos escasos minutos parada en la misma posición, observando casi al mismo punto con una pose inspiradora -y siendo pasada por rara por el resto de las personas de la estación- se devolvió a la salida de personas del tren y tomó del brazo a un chico vestido con una ropa parecida a la de un cocinero, con una bandana roja en su cabeza, cabello castaño y un gato blanco de orejas raras caminando elegantemente justo detrás, y prácticamente lo arrastró hasta la salida de la estación, al parecer la pelirroja tenía prisa.
~¡Vamos Dango, rápido!- algunas personas observaban el alboroto que causaba el par de magos -¡Aún es dos horas de camino a Cloverhan!
A pesar de que se encontraran considerablemente cerca aquel pueblo y la ciudad Clover, debido al relieve de la zona y la cantidad de obstáculos que habían en los caminos más cortos hacia el pueblo minero, se tardaba lo suficiente como para parecer una excursión. Incluso la pelirroja se comenzó a preguntar cómo harían los mercaderes de aquel pueblo para atravesar ese tramo diariamente para poder llegar al mercado de Clover, y poder vender allá su mercancía. Era un camino algo largo, si, pero para el par de magos iba a ser pan comido.
Luego de un buen tiempo dentro del tren, aproximadamente una hora, habían llegado a la estación justo después del Cañon Clover, habían llegado al centro de Ciudad Clover. Era una ciudad considerablemente tranquila, donde un viento cálido llegaba a la piel de los rostros y podía hacer sonreír al mas amargado. Sin más que un pequeño bolso equipado con 2 recipientes de comida preparada, el mango de metal y el resto del espacio repleto de dulces, la pelirroja salió de la estación de tren, observando a la apacible y verde ciudad que tenía al frente.
Luego de estar unos escasos minutos parada en la misma posición, observando casi al mismo punto con una pose inspiradora -y siendo pasada por rara por el resto de las personas de la estación- se devolvió a la salida de personas del tren y tomó del brazo a un chico vestido con una ropa parecida a la de un cocinero, con una bandana roja en su cabeza, cabello castaño y un gato blanco de orejas raras caminando elegantemente justo detrás, y prácticamente lo arrastró hasta la salida de la estación, al parecer la pelirroja tenía prisa.
~¡Vamos Dango, rápido!- algunas personas observaban el alboroto que causaba el par de magos -¡Aún es dos horas de camino a Cloverhan!
A pesar de que se encontraran considerablemente cerca aquel pueblo y la ciudad Clover, debido al relieve de la zona y la cantidad de obstáculos que habían en los caminos más cortos hacia el pueblo minero, se tardaba lo suficiente como para parecer una excursión. Incluso la pelirroja se comenzó a preguntar cómo harían los mercaderes de aquel pueblo para atravesar ese tramo diariamente para poder llegar al mercado de Clover, y poder vender allá su mercancía. Era un camino algo largo, si, pero para el par de magos iba a ser pan comido.
Kallen Kozuki- Mago Clase B
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
Un nuevo día despertaba en esta mañana a cada humano, animal y... ¿Cosa? En Magnolia, como usualmente solía suceder en un día caluroso como ese, me encontraba con Yu sobre un árbol, claro, basta decir que se trataba de nuestra casa, un gran árbol en medio de dos departamentos, si, ese era mi hogar, y la gente de Magnolia lo sabía perfectamente, ya que claro, pese al corto tiempo que llevaba, me hacía conocer por algunos.
Al rato, no tan corto, de ester colgando de una rama por el calor, junto a Yu, una voz femenina, muy conocida ya, la cual con sólo decir "Misión" bastó para llenarme de energías y bajar de inmediato, junto con mi compañera Yu, la cual como de costumbre cayó en mi cabeza y se quedó ahí. Era Kozu, traía una nueva misión y eso era lo bueno, ahora si habría algo divertido que hacer... Sólo esperaba que a donde fuésemos no hiciera calor.
Al rato, luego de viajar en ese ser llamado "Tren", en un viaje como cualquier otro, conversando, gritando, comienzo pizzas y dulces... Pero esos dos jamás juntos. Llegamos al lugar de la misión, Kozu apenas llegamos salió de inmediato, le seguí por detrás, sin saber por que tanta prisa, hasta que salimos, ahí le observé parada sin mas, mirando un punto fijo como perdida, yo me di la vuelta e hice una reverencia al Tren, para luego observarle.
- Gracias por traernos nuevamente Señor Tren, un día vamos a comer Pizza -
Yu: Dango... Es algo metálico, no habla...
Dicho esto, observé como la manada de personas salían de este, cómo si se tratasen de un Tsunami o algo peor, y simplemente fui atropellado, aun que salvé a Yu. Luego de quedar en el piso sentado, sin mayor herida, observé como Kozu me jalaba del brazo, quién sabe cuánto tiempo estuvo de pie sin hacer nada, y ahora de pronto me apresuraba, esto realmente era algo extraño.
- Señorita Kozu... ¡En primer lugar fuiste tu la que estuvo de pie mirando la nada! -
Dije mientras era jalado con una vena marcada en la frente, al tiempo en que, ya fuera del lugar, ahora sólo quedaba caminar... Pero... ¿¡Dos horas!? Eso era algo completamente monstruoso, por lo que luego de un largo suspiro, me fijé en un lugar, y una sonrisa que fácilmente decía "Tengo un plan" se dibujó en mi rostro. Sencillamente podría ir volando con Yu, pero ahora somos dos, y eso ahora dificultaba las cosas, por lo que tomé a Yu y la coloqué en la cabeza de Kozu.
- Tengo un plan... Caminen mientras tanto... Yu, no te bajes de la cabeza de Kozu y Kozu, no te espantes... Confíen en mi -
Dije mientras me daba la vuelta y comenzaba correr en una dirección, claro, fuera de la estación de trenes, la ciudad era lo suficiente calmada para que sucediesen cosas poco comunes... Pero nosotros éramos algo poco común, así que esperando que ellas dos, tranquilamente comenzaran a caminar... Claro, Yu por esta vez hizo caso y no provocó nada malo sobre la peliroja, y los pocos minutos, mi voz clamó su nombre, iba sobre un caballo, mientras estiraba mi mano en dirección de Kozu, claro, Yu sobre su cabeza podría subir también, así que ahora sólo quedaba que Kozu reaccionara ante mi mano,
Al rato, no tan corto, de ester colgando de una rama por el calor, junto a Yu, una voz femenina, muy conocida ya, la cual con sólo decir "Misión" bastó para llenarme de energías y bajar de inmediato, junto con mi compañera Yu, la cual como de costumbre cayó en mi cabeza y se quedó ahí. Era Kozu, traía una nueva misión y eso era lo bueno, ahora si habría algo divertido que hacer... Sólo esperaba que a donde fuésemos no hiciera calor.
Al rato, luego de viajar en ese ser llamado "Tren", en un viaje como cualquier otro, conversando, gritando, comienzo pizzas y dulces... Pero esos dos jamás juntos. Llegamos al lugar de la misión, Kozu apenas llegamos salió de inmediato, le seguí por detrás, sin saber por que tanta prisa, hasta que salimos, ahí le observé parada sin mas, mirando un punto fijo como perdida, yo me di la vuelta e hice una reverencia al Tren, para luego observarle.
- Gracias por traernos nuevamente Señor Tren, un día vamos a comer Pizza -
Yu: Dango... Es algo metálico, no habla...
Dicho esto, observé como la manada de personas salían de este, cómo si se tratasen de un Tsunami o algo peor, y simplemente fui atropellado, aun que salvé a Yu. Luego de quedar en el piso sentado, sin mayor herida, observé como Kozu me jalaba del brazo, quién sabe cuánto tiempo estuvo de pie sin hacer nada, y ahora de pronto me apresuraba, esto realmente era algo extraño.
- Señorita Kozu... ¡En primer lugar fuiste tu la que estuvo de pie mirando la nada! -
Dije mientras era jalado con una vena marcada en la frente, al tiempo en que, ya fuera del lugar, ahora sólo quedaba caminar... Pero... ¿¡Dos horas!? Eso era algo completamente monstruoso, por lo que luego de un largo suspiro, me fijé en un lugar, y una sonrisa que fácilmente decía "Tengo un plan" se dibujó en mi rostro. Sencillamente podría ir volando con Yu, pero ahora somos dos, y eso ahora dificultaba las cosas, por lo que tomé a Yu y la coloqué en la cabeza de Kozu.
- Tengo un plan... Caminen mientras tanto... Yu, no te bajes de la cabeza de Kozu y Kozu, no te espantes... Confíen en mi -
Dije mientras me daba la vuelta y comenzaba correr en una dirección, claro, fuera de la estación de trenes, la ciudad era lo suficiente calmada para que sucediesen cosas poco comunes... Pero nosotros éramos algo poco común, así que esperando que ellas dos, tranquilamente comenzaran a caminar... Claro, Yu por esta vez hizo caso y no provocó nada malo sobre la peliroja, y los pocos minutos, mi voz clamó su nombre, iba sobre un caballo, mientras estiraba mi mano en dirección de Kozu, claro, Yu sobre su cabeza podría subir también, así que ahora sólo quedaba que Kozu reaccionara ante mi mano,
Dango- Mago Clase E
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
Era cierto, la pelirroja era la que se había quedado minutos parada en un lugar haciendo nada, mirando solo a un punto fijo, al parecer hipnotizada con realmente nada. Pero no valía la pena admitirlo, era mejor apresurar al chico de la bandana, si, era mejor culparle (?), por lo que solo se limitó a arrastrarlo fuera de la estación, sin mediar palabra, y con una expresión de un ceño fruncido infantilmente y una pequeña venita en su cabeza, ya eran las 3 de la tarde, en 12 horas ya debían estar enfrentándose a las cosas raras que habitaban y hacían alborotos dentro de la mina.
Pero se detuvo en seco al sentir como una cosa se posaba sobre su cabeza, o mas bien, era posada. Le parecía algo incómodo tener a esa bola de pelos blanca sobre su cabeza, aquella cosa con la que casi siempre discutía. Pero optó por quedarse tranquila, callada, caminando a su paso casi a zancadas por la calle principal, aquella que salía directamente desde la estación de trenes. Tenía una cara y un paso nervioso, no le gustaba la idea de caminar con esa "Cosa" sobre su cabeza, pero no le quedaba mas opción.
Se quedó mas bien algo atónita cuando vio al chico de la bandana llegar con un ser de 4 patas a la escena, ¿Un caballo, y sin montura? ¿De donde lo había sacado? Ladeó un poco la cabeza examinando al animal con la vista, observando una musculatura lo suficientemente fuerte para aguantar el camino. Sacudió su cabeza y, tomando la mano de Dango como ayuda, de un pequeño salto subió sobre el animal galopante.
~¿De donde sacaste este caballo?- preguntó al chico de la bandana, curiosa, mientras terminaba de acomodarse -Con él nos disminuiremos una hora de camino de seguro, ¡Eres un genio!
Pero el animal comenzó a moverse un poco hacia adelante, apenas unos pasos, lo que hizo que Kallen se abrazara muy fuerte inmediatamente a Dango, evitando caerse, temerosa. La verdad iba a ser el primer viaje de la pelirroja a caballo, así que se encontraba tan insegura como el castaño en su primer viaje de tren, excepto que de este ser vivo podía caerse, y el único lugar de donde sujetarse desde donde ella estaba era de Dango.
~P-pero sabes montarlo bien, ¿No?- dijo algo nerviosa.
Pero justo antes de que la pelirroja fuera contestada, el caballo comenzó a galopar a gran velocidad por la calle central, llegando en menos de nada al desvío que daba hacia el pequeño pueblo minero; mientras Kallen gritaba nerviosa.
Pero se detuvo en seco al sentir como una cosa se posaba sobre su cabeza, o mas bien, era posada. Le parecía algo incómodo tener a esa bola de pelos blanca sobre su cabeza, aquella cosa con la que casi siempre discutía. Pero optó por quedarse tranquila, callada, caminando a su paso casi a zancadas por la calle principal, aquella que salía directamente desde la estación de trenes. Tenía una cara y un paso nervioso, no le gustaba la idea de caminar con esa "Cosa" sobre su cabeza, pero no le quedaba mas opción.
Se quedó mas bien algo atónita cuando vio al chico de la bandana llegar con un ser de 4 patas a la escena, ¿Un caballo, y sin montura? ¿De donde lo había sacado? Ladeó un poco la cabeza examinando al animal con la vista, observando una musculatura lo suficientemente fuerte para aguantar el camino. Sacudió su cabeza y, tomando la mano de Dango como ayuda, de un pequeño salto subió sobre el animal galopante.
~¿De donde sacaste este caballo?- preguntó al chico de la bandana, curiosa, mientras terminaba de acomodarse -Con él nos disminuiremos una hora de camino de seguro, ¡Eres un genio!
Pero el animal comenzó a moverse un poco hacia adelante, apenas unos pasos, lo que hizo que Kallen se abrazara muy fuerte inmediatamente a Dango, evitando caerse, temerosa. La verdad iba a ser el primer viaje de la pelirroja a caballo, así que se encontraba tan insegura como el castaño en su primer viaje de tren, excepto que de este ser vivo podía caerse, y el único lugar de donde sujetarse desde donde ella estaba era de Dango.
~P-pero sabes montarlo bien, ¿No?- dijo algo nerviosa.
Pero justo antes de que la pelirroja fuera contestada, el caballo comenzó a galopar a gran velocidad por la calle central, llegando en menos de nada al desvío que daba hacia el pequeño pueblo minero; mientras Kallen gritaba nerviosa.
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
Ya me imaginaba cómo reaccionaría Kozu si se enteraba de cómo lo conseguí, claro, no tenía el dinero para alquilar un caballo, y no conocía a personas que tuviesen uno por la zona y que pudiesen prestármelo, así que la respuesta era la mas evidente. Le arrojé una lechuga en la cabeza a un campesino, le robé una vaca, la cual se la cambié por un caballo a un tendedero. Ingenioso ¿No? Claro, hubiese sido mejor si también le hubiese cambiado la gallina por la silla de montar, pero esos frijoles mágicos se veían mejores, además, luego los pude cambiar por zanahorias, servirían a la perfección para motivar al caballo.
- Pues verás... Es una larga historia... Digamos que ahora este pequeño es un nuevo integrante del grupo... O por lo menos por ahora -
Dije mientras buscaba por dónde tomar al caballo, realmente era cómo montar un caballo salvaje, pero ya me las ingeniaría, tomándome por el sector del cuello, un poco mas atrás, mientras sentí los brazos de la pelirosa alrededor de mi torso, pero no fueron básicamente los brazos en mi torso lo que provocaron un leve sonrojo, si no que fueron los grandes melones que era portadora, si, melones, no se podían llamar de otra forma... Quizás sandías, pero eso ya era algo mas exagerado y verde.
Olvidando ese no incómodo suceso, recordé el caballo, este no se dirigía directo a la mina, si no que comenzaba a ladearse, y no tenía idea de cómo hacerle doblar, claro, debería saber y es mas, sabía, pero teniendo detrás una chica de grandes pechos frotándolos sobre mi espalda, y bueno, galopar así no era lo mío, pero si de alguien mas. Rápidamente, Yu saltó de la cabeza de la chica, para dar con al del caballo, y comenzar a hablarle, este dio un pequeño estremecimiento y dobló, para comenzar a dirigirse al destino indicado. Yo sonreí y de el caraj donde guardo las flechas, tomé el sombrero del anciano que hace mucho conocimos, aquel de la primera misión, el cual tenía la manía de decir "choki", este se lo coloqué en la cabeza para luego comenzar a reír levemente.
- Bien... dirígenos capitana -
Yu: Cómo sea...
Y así, finalmente comenzamos a galopar, sólo bastarían unas cuántas horas para llegar al destino, ahí sería dónde comenzaría lo bueno, claro, esperaba que fuese bueno, una buena batalla siempre era bien bienvenida, además, así pondríamos a prueba nuestro equipo, nada nos detendría ahora.
- Pues verás... Es una larga historia... Digamos que ahora este pequeño es un nuevo integrante del grupo... O por lo menos por ahora -
Dije mientras buscaba por dónde tomar al caballo, realmente era cómo montar un caballo salvaje, pero ya me las ingeniaría, tomándome por el sector del cuello, un poco mas atrás, mientras sentí los brazos de la pelirosa alrededor de mi torso, pero no fueron básicamente los brazos en mi torso lo que provocaron un leve sonrojo, si no que fueron los grandes melones que era portadora, si, melones, no se podían llamar de otra forma... Quizás sandías, pero eso ya era algo mas exagerado y verde.
Olvidando ese no incómodo suceso, recordé el caballo, este no se dirigía directo a la mina, si no que comenzaba a ladearse, y no tenía idea de cómo hacerle doblar, claro, debería saber y es mas, sabía, pero teniendo detrás una chica de grandes pechos frotándolos sobre mi espalda, y bueno, galopar así no era lo mío, pero si de alguien mas. Rápidamente, Yu saltó de la cabeza de la chica, para dar con al del caballo, y comenzar a hablarle, este dio un pequeño estremecimiento y dobló, para comenzar a dirigirse al destino indicado. Yo sonreí y de el caraj donde guardo las flechas, tomé el sombrero del anciano que hace mucho conocimos, aquel de la primera misión, el cual tenía la manía de decir "choki", este se lo coloqué en la cabeza para luego comenzar a reír levemente.
- Bien... dirígenos capitana -
Yu: Cómo sea...
Y así, finalmente comenzamos a galopar, sólo bastarían unas cuántas horas para llegar al destino, ahí sería dónde comenzaría lo bueno, claro, esperaba que fuese bueno, una buena batalla siempre era bien bienvenida, además, así pondríamos a prueba nuestro equipo, nada nos detendría ahora.
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
Por alguna razón, algo en su subconsciente le decía que debía preguntar por los detalles, que debía saber aquella "Larga historia" que el castaño intentaba ocultar, pero aquella voz en su cabeza se veía callada por el sonido del galope del caballo, además del temor de la pelirroja de caer del animal, golpearse la cabeza, morir y arruinarse su rojo cabello (?), por lo que solo se limitó a aferrarse bien al torso de su compañero, su único cinturón de seguridad o algo por el estilo, aunque por alguna razón creía que al chico le estaba resultando algo incómodo. Incluso se le veía raro estando callada, siendo una de las personas más escandalosas de todo Fiore, pero suponía que ese era su punto débil, o por lo menos en aquel momento.
Ya una hora más tarde, el camino parecía ponerse un poco más oscuro. Quizás era por la intensidad del follaje del lugar que bloqueaba la luz del sol, porque que el sol ya se hubiera ocultado hubiera sido imposible, recién eran cuando mucho las 4 de la tarde con algo más, pero por alguna razón el camino se estaba tornando menos luminoso. El caballo parecía un poco más alterado, incluso algo asustado, ya que su respiración y su palpitar se volvieron más rápidos, pero su galopar seguía igual. Quizás los dos seres que montaban junto a ella a aquel caballo no lo habían notado, por lo que decidió comentarlo.
~El caballo está raro... ¿Estaremos llegando?- dijo en tono de curiosidad, sin atreverse a abrir los ojos.
Sí, la pelirroja había pasado todo el camino con los ojos cerrados y la cara clavada en la espalda del castaño -su altura se debía a sus piernas principalmente, no a su torso-, pensaba que viendo el camino se marearía, perdería el equilibrio y acabaría por caerse. El único momento que despegó la cara fue para decir eso, hasta que el caballo se detuvo, justo cuando en frente se lograba divisar la ciudad minera Cloverhan, cuando mucho la entrada estaría a 30 metros. A pesar de detenerse, no se atrevió a abrir los ojos ni a despegarse del castaño, "Por si acaso". En aquel aspecto parecía más una niña, aunque no solo en ese, sino en casi todo.
~¿Y-ya llegamos?- tartamudeó un poco, con temor a que hubiera sucedido otra cosa.
Ya una hora más tarde, el camino parecía ponerse un poco más oscuro. Quizás era por la intensidad del follaje del lugar que bloqueaba la luz del sol, porque que el sol ya se hubiera ocultado hubiera sido imposible, recién eran cuando mucho las 4 de la tarde con algo más, pero por alguna razón el camino se estaba tornando menos luminoso. El caballo parecía un poco más alterado, incluso algo asustado, ya que su respiración y su palpitar se volvieron más rápidos, pero su galopar seguía igual. Quizás los dos seres que montaban junto a ella a aquel caballo no lo habían notado, por lo que decidió comentarlo.
~El caballo está raro... ¿Estaremos llegando?- dijo en tono de curiosidad, sin atreverse a abrir los ojos.
Sí, la pelirroja había pasado todo el camino con los ojos cerrados y la cara clavada en la espalda del castaño -su altura se debía a sus piernas principalmente, no a su torso-, pensaba que viendo el camino se marearía, perdería el equilibrio y acabaría por caerse. El único momento que despegó la cara fue para decir eso, hasta que el caballo se detuvo, justo cuando en frente se lograba divisar la ciudad minera Cloverhan, cuando mucho la entrada estaría a 30 metros. A pesar de detenerse, no se atrevió a abrir los ojos ni a despegarse del castaño, "Por si acaso". En aquel aspecto parecía más una niña, aunque no solo en ese, sino en casi todo.
~¿Y-ya llegamos?- tartamudeó un poco, con temor a que hubiera sucedido otra cosa.
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
Ciertamente el cabalgar del caballo cada vez era mas retorcido, si bien no disminuía la velocidad, o se comenzaba a ladear, a temblar, respirar mas fuerte entre otros síntomas, y a cierto punto, Yu también se veía preocupada, como si algo estuviese mal, y cada metro que avanzábamos comenzaba a ponerse peor, claro, esperaba que Kozu y yo no lo sintiésemos, era cierto que los animales podían sentir cosas que los humanos no, así que lo mas lógico era que aquellos dos seres se viesen preocupados en caso de que algo fuese mal en el ámbito paranormal... ¿Fantasmas quizás? Esas míticas criaturas de los cuentos de hadas, que atormentaban personas, realmente eso lo veía como un estereotipo, no creía que en realidad fuesen así de malos como leía, pero en un punto fijo, el caballo se detuvo, cerca de un pequeño manantial detrás de unas rocas, cerca de la mina ya, yo había detenido al caballo y de inmediato bajé.
- Bien, la mina está allí... Desde aquí seguiremos de pie, es muy peligroso para arriesgar al caballo -
Dije mientras ofrecía mi mano a la pelirroja en un gesto amable en el rostro, aun que no sentía un buen presentimiento de la mina, esa sonrisa simpática y boba no se despegaba de mi rostro, aun que todo saliese mal o no fuese por buen rumbo, estaba allí dibujada, y ahora mas que nunca, cuándo tenía ese mal presentimiento, pero era una misión y debíamos terminarla, no tanto por la paga, si no por que nos necesitaban, y en lo que pudiésemos debíamos ayudar... Aun que claro la paga no venía de mal, mas cuándo se es un mago de calle.
- Dejaré al caballo en ese manantial... Así estará seguro, le dejaré estas zanahorias por si le da hambre... Kozu, si pasa algo mal adentro, quiero que con Yu corras hasta aquí y regresen con el caballo -
Dije afirmándome bien la bandana, para que no se soltara, mientras que al decir esas cosas, un rostro sereno y serio se dibujaba, era raro verse eso, pero de inmediato, pasó a el mismo rostro alegre de siempre, mientras estiraba el brazo y apretaba el puño frente a mi mentón, para luego con la otra mano apuntar la mina, mientras un fuerte viento azotaba todo, provocando que las ropas ondearan y el cabello.
- Bien Ka-Paw, aquí vamos, Kozu... -
Yu: Recuerda que yo también voy... Los tres completaremos la misión.
Si bien pensaba dejar a Yu, sabía que no podría, total, somos un equipo y un equipo debía permanecer juntos, si lo sé, me contradecía con lo anterior dicho, pero así era. Aun que, sin demora y sin pensarlo mucho, me encaminé a la mina, sabía que las dos me acompañarían. Era momento de completar este encargo y lo haríamos por lo que costase, ese era nuestro objetivo como magos.
- Bien, la mina está allí... Desde aquí seguiremos de pie, es muy peligroso para arriesgar al caballo -
Dije mientras ofrecía mi mano a la pelirroja en un gesto amable en el rostro, aun que no sentía un buen presentimiento de la mina, esa sonrisa simpática y boba no se despegaba de mi rostro, aun que todo saliese mal o no fuese por buen rumbo, estaba allí dibujada, y ahora mas que nunca, cuándo tenía ese mal presentimiento, pero era una misión y debíamos terminarla, no tanto por la paga, si no por que nos necesitaban, y en lo que pudiésemos debíamos ayudar... Aun que claro la paga no venía de mal, mas cuándo se es un mago de calle.
- Dejaré al caballo en ese manantial... Así estará seguro, le dejaré estas zanahorias por si le da hambre... Kozu, si pasa algo mal adentro, quiero que con Yu corras hasta aquí y regresen con el caballo -
Dije afirmándome bien la bandana, para que no se soltara, mientras que al decir esas cosas, un rostro sereno y serio se dibujaba, era raro verse eso, pero de inmediato, pasó a el mismo rostro alegre de siempre, mientras estiraba el brazo y apretaba el puño frente a mi mentón, para luego con la otra mano apuntar la mina, mientras un fuerte viento azotaba todo, provocando que las ropas ondearan y el cabello.
- Bien Ka-Paw, aquí vamos, Kozu... -
Yu: Recuerda que yo también voy... Los tres completaremos la misión.
Si bien pensaba dejar a Yu, sabía que no podría, total, somos un equipo y un equipo debía permanecer juntos, si lo sé, me contradecía con lo anterior dicho, pero así era. Aun que, sin demora y sin pensarlo mucho, me encaminé a la mina, sabía que las dos me acompañarían. Era momento de completar este encargo y lo haríamos por lo que costase, ese era nuestro objetivo como magos.
Dango- Mago Clase E
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
Al oír las palabras "A pié" su corazón pegó un brinco, pero no de miedo, sino de alivio. En los últimos momentos en los que se encontraba cabalgando se había planteado que hubiera preferido volver a Clover 2 horas a pié a tener que volver a montar a un caballo, aunque de seguro su compañero castaño no pensaba lo mismo, de seguro veía a aquel caballo como pasaje de ida y vuelta. Con una sonrisa algo nerviosa debido al ambiente y al recién acabado viaje en caballo, se bajó ayudada por la mano de Dango, mirando hacia la mina con gesto algo preocupado, pero muy levemente. ¿Y qué si se trataba de uno de esos monstruos de lodo que atravesaban paredes, aquellos de los que oía? Había visto fotos y pinturas de ellos, no eran agradables a la vista, todos llenos de cabellos, ropa sucia y andrajosa, la piel azul y viscosa, y unos ojos aterrorizantes... Le daba un escalofrío de solo imaginarlo.
Pero el comenzar a especular sobre el contenido de la mina solo le mortificaría más, así que tomó una de las choporrocientas paletas que tenía en su bolsillo derecho, la destapó y se la llevó a la boca, tranquilizándose con una sonrisa. Después de todo sólo era una misión, además par a los 2 rangos más bajos, así que no podía ser tan difícil, ¿No? Incluso tenía el apoyo, la ayuda y la compañía del chico de la bandana, en el que hasta ahora podía confiar plenamente.
~Bien...- asintió, con una sonrisa un poco nerviosa -Aunque aún es muy temprano... supongo que primero debemos llegar al fondo de la mina, ¿No? Por suerte traje comida para los tres...
Se acomodó la pequeña mochila en su espalda, suspiró y, con ambas manos en sus bolsillos, comenzó a caminar a unas zancadas más cortas que las que solía dar por costumbre, y con un gesto algo preocupado pero intentando mantener la sonrisa. La verdad los animales no eran los únicos con malos presentimientos en casos especiales, algunas personas poseían un sexto sentido muy agudo, quizás una de esas personas esa Kallen, o por lo menos en aquel caso.
Al no pasar más de 10 minutos de camino, la luz dentro de la cueva se comenzó a agotar, y, aunque fuera aún de día, unas cuantas ráfagas de viento sumamente frías rozaban la piel blanquecina de la pelirroja, poniendole de gallina al acto. Kallen no era una de esas personas amantes del frío, al contrario. Una temperatura por debajo de los 15 grados le podría hacer sentir como un bloque de hielo, poseyendo fuego en su cuerpo inexplicablemente. Intentando crear una fuente de luz, alzó su mano extendida a la altura del pecho, y una flama naranja comenzó a salir de su palma, del mismo tamaño que ésta.
~Mucho mejor...- dijo intentando recibir la calidez de su propio fuego -¿Y tendremos que esperar en este lugar hasta las 3 de la mañana? Que aburrido...- bostezó, complementando así su frase anterior.
Pero el comenzar a especular sobre el contenido de la mina solo le mortificaría más, así que tomó una de las choporrocientas paletas que tenía en su bolsillo derecho, la destapó y se la llevó a la boca, tranquilizándose con una sonrisa. Después de todo sólo era una misión, además par a los 2 rangos más bajos, así que no podía ser tan difícil, ¿No? Incluso tenía el apoyo, la ayuda y la compañía del chico de la bandana, en el que hasta ahora podía confiar plenamente.
~Bien...- asintió, con una sonrisa un poco nerviosa -Aunque aún es muy temprano... supongo que primero debemos llegar al fondo de la mina, ¿No? Por suerte traje comida para los tres...
Se acomodó la pequeña mochila en su espalda, suspiró y, con ambas manos en sus bolsillos, comenzó a caminar a unas zancadas más cortas que las que solía dar por costumbre, y con un gesto algo preocupado pero intentando mantener la sonrisa. La verdad los animales no eran los únicos con malos presentimientos en casos especiales, algunas personas poseían un sexto sentido muy agudo, quizás una de esas personas esa Kallen, o por lo menos en aquel caso.
Al no pasar más de 10 minutos de camino, la luz dentro de la cueva se comenzó a agotar, y, aunque fuera aún de día, unas cuantas ráfagas de viento sumamente frías rozaban la piel blanquecina de la pelirroja, poniendole de gallina al acto. Kallen no era una de esas personas amantes del frío, al contrario. Una temperatura por debajo de los 15 grados le podría hacer sentir como un bloque de hielo, poseyendo fuego en su cuerpo inexplicablemente. Intentando crear una fuente de luz, alzó su mano extendida a la altura del pecho, y una flama naranja comenzó a salir de su palma, del mismo tamaño que ésta.
~Mucho mejor...- dijo intentando recibir la calidez de su propio fuego -¿Y tendremos que esperar en este lugar hasta las 3 de la mañana? Que aburrido...- bostezó, complementando así su frase anterior.
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
Era hora de adentrarse en aquella cueva, el sólo hecho de pensar en lo que podría encontrarse dentro era excitante, pensar que esta misión realmente podría traer muchas sorpresas, aun que estábamos sólo armados con lo que traíamos y nuestro grandioso e hiper fabuloso poder mágico, me sentía como los protagonistas de esa serie de la caja de pantalla negra llamaba "Los caza fantasmas" ya que claro, el objetivo aquí era buscar la causa de unos gritos desconocidos a las tres de la madrugada, algo súbitamente anormal, a menos que existiera alguien tan desquiciado como nosotros para cada día a las tres de la mañana ponerse a gritar como loca por una mina.
- Kozu... Debes ahorrar tu poder mágico... Este lugar no da un buen presentimiento... Necesitaremos todo el poder mágico que tengamos a mano... -
Dije mientras me desarropaba de mi vestón blanco y colocárselo en la espalda a la chica, debajo llevaba una playera negra, de manga corta por lo que era suficiente, por lo menos en estas circunstancias, sabía que la pelirroja no soportaba el frío, así que debía arroparla lo mas posible, después de todo, aun era temprano, cerca de las cero horas, mas no daba, y pensar que deberíamos estar hasta las tres de la madrugada, realmente la chica no resistiría el frío, sumado a que era una mina... Una mina, claro, toda mina tiene mínimo algunas antorchas, eso de seguro serviría para alumbrar el camino, además debería por lo menos hacer entrar en calor a mi compañera, o un poco mas.
Rápidamente, adentrándonos en la mina, di unos pasos rápidos, se podría decir que trotaba, ya que buscaba las famosas antorchas, hasta que di con una de estas, fácil en la zona habían unas tres, sin demora las tomé, aun que al tomar la última, un rostro se encontraba tras esta, este poseía un ojo, el otro sólo era un agujero, y se veía triste, pero al verme sonrió y comenzó a reír, para seguido desaparecer. mientras yo daba unos pasos hacia atrás. mientras llevaba mi mano diestra a la cabeza y rascaba levemente esta, no sabía que diablos era lo que había visto... ¿Sería lo comúnmente llamados fantasmas? Aun que no era muy linda que digamos, es mas, se veía sucia y podrida, cómo un cadáver, pero por un momento se vio feliz.
- ¿Vieron eso?... Esa niña... Salió de la pared... -
Dije apuntando levemente la pared por la que esta había sacado su rostro, para luego volver a introducirse en la ya mencionada, mientras en mis manos sostenía las tres antorchas apagadas, para luego de un estremecimiento, acercarme a Kozu y estirar una en dirección a ella, señalando a que quería que la encendiera, esa se la entregué a ella, mientras una se la entregaba también a Kozu, pero esta para que la guardase, la última me la dejé yo, aun que antes debía ser encendida por la chica, para ocasiones así era útil la magia, pero no había que derrocharla.
Un crujido rompió el silencio, seguido de unos pasos, estos eran parecidos como si alguien corriese, estos acompañados con unas pequeñas risas infantiles. Una brisa bastante fría inundó la mina, pero esta rápidamente se esfumó, y volvió a la temperatura anterior, algo extraño ocurría, quizás esto era la misión, al fin posiblemente habíamos encontrado los causantes, aun que al parecer deberíamos esperar a las tres de la madrugada para que se manifestase lo real.
- Kozu... Debes ahorrar tu poder mágico... Este lugar no da un buen presentimiento... Necesitaremos todo el poder mágico que tengamos a mano... -
Dije mientras me desarropaba de mi vestón blanco y colocárselo en la espalda a la chica, debajo llevaba una playera negra, de manga corta por lo que era suficiente, por lo menos en estas circunstancias, sabía que la pelirroja no soportaba el frío, así que debía arroparla lo mas posible, después de todo, aun era temprano, cerca de las cero horas, mas no daba, y pensar que deberíamos estar hasta las tres de la madrugada, realmente la chica no resistiría el frío, sumado a que era una mina... Una mina, claro, toda mina tiene mínimo algunas antorchas, eso de seguro serviría para alumbrar el camino, además debería por lo menos hacer entrar en calor a mi compañera, o un poco mas.
Rápidamente, adentrándonos en la mina, di unos pasos rápidos, se podría decir que trotaba, ya que buscaba las famosas antorchas, hasta que di con una de estas, fácil en la zona habían unas tres, sin demora las tomé, aun que al tomar la última, un rostro se encontraba tras esta, este poseía un ojo, el otro sólo era un agujero, y se veía triste, pero al verme sonrió y comenzó a reír, para seguido desaparecer. mientras yo daba unos pasos hacia atrás. mientras llevaba mi mano diestra a la cabeza y rascaba levemente esta, no sabía que diablos era lo que había visto... ¿Sería lo comúnmente llamados fantasmas? Aun que no era muy linda que digamos, es mas, se veía sucia y podrida, cómo un cadáver, pero por un momento se vio feliz.
- ¿Vieron eso?... Esa niña... Salió de la pared... -
Dije apuntando levemente la pared por la que esta había sacado su rostro, para luego volver a introducirse en la ya mencionada, mientras en mis manos sostenía las tres antorchas apagadas, para luego de un estremecimiento, acercarme a Kozu y estirar una en dirección a ella, señalando a que quería que la encendiera, esa se la entregué a ella, mientras una se la entregaba también a Kozu, pero esta para que la guardase, la última me la dejé yo, aun que antes debía ser encendida por la chica, para ocasiones así era útil la magia, pero no había que derrocharla.
Un crujido rompió el silencio, seguido de unos pasos, estos eran parecidos como si alguien corriese, estos acompañados con unas pequeñas risas infantiles. Una brisa bastante fría inundó la mina, pero esta rápidamente se esfumó, y volvió a la temperatura anterior, algo extraño ocurría, quizás esto era la misión, al fin posiblemente habíamos encontrado los causantes, aun que al parecer deberíamos esperar a las tres de la madrugada para que se manifestase lo real.
Dango- Mago Clase E
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
El chico tenía razón, si duraba manteniendo aquella flama por ella sola hasta las tres de la madrugada podría agotarse su poder mágico, o menos que eso, pero sí gastarse. La flama se vio apagada en cuanto la pelirroja razonó, estaba confiándose demasiado, no sabía lo que podría encontrarse allí dentro. Los pocos mangas y libros de fantasmas que había leído decían que podían atravesar a la gente, poseerla, jugar con sus mentes, herirlas físicamente y hacerlas pasar un frío terrible, aunque lo que más le perturbaba era lo último. La pelirroja no sabía si estaba emocionada o preocupada, si quería permanecer allí o quería salir corriendo, como todo niño tenía su lado cobarde.
Todo aquel revoltijo en su cabeza se vio levemente calmado al ser arropada con la blanca chaqueta de su compañero, por lo que le dirigió la mirada y una sonrisa traducida en un "Gracias", e intentó cubrirse un poco más con esta, arropando sus brazos dentro. La mina era casi totalmente oscura, solo lograba ver que el chico se alejó por unos momentos trotando, y que la gata se encontraba en el suelo, de pié, con la cola erguida y un poco erizada indicando alerta... Al parecer, la pelirroja no era la única con un mal presentimiento.
~Gato... ¿No notas algo extraño aquí?- se dirigía a Yuu, pero el resto de vió interrumpido por la exclamación del chico castaño -¿Niña que salió de la pared?
Se le puso la piel de gallina. Si, ya estaba clara, estaba asustada, pero no por eso iba a retroceder. Dirigió su mirada hacia el lugar donde había señalado el castaño, pero no lograba ver más que la negra pared de la mina. ¿El chico estaba alucinando, o es que ella no tenía buena vista? En fin, luego de extrañarse un poco al no lograr ver más que pared, volteó de nuevo a mirar al castaño, traía antorchas. Era una buena idea, el fuego se iba a mantener sin esfuerzo alguno por un buen rato, sin necesidad real de poder mágico. Antes de encender la primera guardó una de las que le había pasado Dango en su pequeño bolso, y procedió a usar su dedo índice como encendedor para una de las antorchas.
~Por ahora una sola basta para que podamos ver los tres, mejor guardamos la otra, ¿Bien?
Si iba a bastar, ya que el fuego de la pelirroja no era como tal naranja, era más bien amarillo, un color lo suficientemente luminoso para aquellos lugares. Otro estremecimiento se vio en ella cuando, en medio de la mina, unas risas infantiles con mucho eco comenzaron a sonar, al igual que unos pasos igual de reflejados. La flama de la antorcha se vio movida y reducida un poco gracias a aquella ráfaga fría, la cual hizo que la pelirroja se encogiera un poco para acurrucarse en ella misma, mientras más fuerte era el frío, menos lograba soportar el ambiente y ser como ella era: Sonriente, alegre, llena de buenas vibras.
~¿Escucharon eso?- Dijo apenas volvió a semi-erguirse, cuando la temperatura volvió a ser como la anterior -Niños riendo... ¿No estarán atrapados en la mina? ¿No serán ellos los que gritan por ayuda?
A pesar del ambiente, era un poco ingenua, siempre intentaba encontrar el lado menos feo de las cosas, eso intentó hacer esta vez. Convencerse de que no era un mago ilusionista, convencerse de que no eran fantasmas, quería creer que solo eran niños perdidos dentro de la mina, clamando por ayuda. Pero no podía evitar sentirse un poco asustada por la situación, pero era natural, ¿No?
~Bueno, sigamos avanzando... Igual aún falta algo para las 3 am, y aún no encontramos nada...- Continuó caminando, sosteniendo con una mano la antorcha y con la otra arropándose más con la chaqueta.
Todo aquel revoltijo en su cabeza se vio levemente calmado al ser arropada con la blanca chaqueta de su compañero, por lo que le dirigió la mirada y una sonrisa traducida en un "Gracias", e intentó cubrirse un poco más con esta, arropando sus brazos dentro. La mina era casi totalmente oscura, solo lograba ver que el chico se alejó por unos momentos trotando, y que la gata se encontraba en el suelo, de pié, con la cola erguida y un poco erizada indicando alerta... Al parecer, la pelirroja no era la única con un mal presentimiento.
~Gato... ¿No notas algo extraño aquí?- se dirigía a Yuu, pero el resto de vió interrumpido por la exclamación del chico castaño -¿Niña que salió de la pared?
Se le puso la piel de gallina. Si, ya estaba clara, estaba asustada, pero no por eso iba a retroceder. Dirigió su mirada hacia el lugar donde había señalado el castaño, pero no lograba ver más que la negra pared de la mina. ¿El chico estaba alucinando, o es que ella no tenía buena vista? En fin, luego de extrañarse un poco al no lograr ver más que pared, volteó de nuevo a mirar al castaño, traía antorchas. Era una buena idea, el fuego se iba a mantener sin esfuerzo alguno por un buen rato, sin necesidad real de poder mágico. Antes de encender la primera guardó una de las que le había pasado Dango en su pequeño bolso, y procedió a usar su dedo índice como encendedor para una de las antorchas.
~Por ahora una sola basta para que podamos ver los tres, mejor guardamos la otra, ¿Bien?
Si iba a bastar, ya que el fuego de la pelirroja no era como tal naranja, era más bien amarillo, un color lo suficientemente luminoso para aquellos lugares. Otro estremecimiento se vio en ella cuando, en medio de la mina, unas risas infantiles con mucho eco comenzaron a sonar, al igual que unos pasos igual de reflejados. La flama de la antorcha se vio movida y reducida un poco gracias a aquella ráfaga fría, la cual hizo que la pelirroja se encogiera un poco para acurrucarse en ella misma, mientras más fuerte era el frío, menos lograba soportar el ambiente y ser como ella era: Sonriente, alegre, llena de buenas vibras.
~¿Escucharon eso?- Dijo apenas volvió a semi-erguirse, cuando la temperatura volvió a ser como la anterior -Niños riendo... ¿No estarán atrapados en la mina? ¿No serán ellos los que gritan por ayuda?
A pesar del ambiente, era un poco ingenua, siempre intentaba encontrar el lado menos feo de las cosas, eso intentó hacer esta vez. Convencerse de que no era un mago ilusionista, convencerse de que no eran fantasmas, quería creer que solo eran niños perdidos dentro de la mina, clamando por ayuda. Pero no podía evitar sentirse un poco asustada por la situación, pero era natural, ¿No?
~Bueno, sigamos avanzando... Igual aún falta algo para las 3 am, y aún no encontramos nada...- Continuó caminando, sosteniendo con una mano la antorcha y con la otra arropándose más con la chaqueta.
Kallen Kozuki- Mago Clase B
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
Así, luego de haber ocurrido todo ese incidente con aquellos niños, el recorrido se vio algo mas largo, aun quedaban mucho camino por recorrer en la mina, y este parecía no tener fin, cruzando de maderal en maderal, mientras a un lado se podía observar un carro, esos típicos carros que usan los mineros para extraer todo producto que encontrasen en la mina, o para claro, sacar rocas y entre otras cosas, y junto a eso, las vías que le conducían, se encontraban en un estado de completo óxido, con maderas sueltas, claro, además de que algunas de estas faltaban. Por el camino habían mas antorchas, aun que luego de avanzar un poco, se encontraba un camino de antorchas encendidas.
- Mira que suerte... Pero espera un momento... Si es una mina abandonada... ¿Qué hacen antorchas prendidas? -
Dije mientras me acercaba a una de estas, esta de inmediato se apagó, junto a todas las demás, seguido de unas risas y la misma brisa fría anterior, la cual terminadas las risas desapareció. Algo extraño eso si se había hecho presente, y es que al momento de apagarse las antorchas, estas se juntaron al centro, mas adelante de nosotros pero aun así visibles, y formaron un rostro gritando, para luego extinguirse, algo curioso para mi, pero de seguro era una broma y no había que tomarlo en cuenta. Mas adelante, otro hecho curioso apareció, se trataba de un grupo de roas agrupadas en forma de círculo, al centro, unas maderas, colocadas como para hacer una fogata. Ya eran cerca de las doce treinta.
Yu: Humm... Ya no hay nada que razonar... Son fantasmas... Están jugando con nosotros... Chicos, es hora de ponerse serios... Aun que por el momento será mejor esperar en la fogata... La Chica Roja se congelará.
Dijo mi compañera, mientras de un salto comenzaba a correr al lugar indicado, al punto en que la "fogata" se prendió, en un gigante fuego azulado, el cual se elevó a grandes alturas, casi impactando con el techo, para luego disminuir, al tamaño de las típicas fogatas, pero sin cambiar aquella llama azul. Eso fue otro hecho curioso, pero simplemente me acerqué y senté, mientras Yu, sin demostrar miedo, con su misma expresión de siempre, salto a mis piernas y se hecho en ellas. Debo admitir que realmente sentía frío, pero si yo sentía frío Kozu debería sentir el doble o hasta el triple que yo, y si ella caía por el frío estábamos acabados, así que debíamos estar todos bien.
Ya sentados, o de pie, daba igual, pero ya cerca de la fogata, el fuego azul dibujó una imagen, esta era la de una chica, o mas bien, una niña, baja, con los cabellos largos escondiendo su rostro, pero una sonrisa, algo terrorífica se podía divisar de entre sus cabellos, esto provocó un pequeño helar del ambiente, pero ella no estaba allí para hacernos pasar un mal rato, o por lo menos por ahora, ya que de inmediato, comenzó a hablar con una voz no muy placentera, es mas, se escuchaba rasgada y fría, algo sombría también.
???: Con qué esos asquerosos humanos decidieron enviar magos... Bien... Esta es mi advertencia, tienen media hora para salir de aquí, si no lo hacen, por cada campanada tendrán un desafío, a la tercera campanada será su fin.
Dicho esto, desapareció, dejando ala fogata prendida mientras esta comenzaba a cambiar de color, algo sorpresivo ocurría con esta, ya que rápidamente tomó un color muy cálido, un rojo muy pero muy intenso, algo que era sin duda reconfortante, pero, a medida que pasaba el tiempo, comenzó a tornarse mas y mas bajo, acercándose a los colores fríos, claro, esta tomaba una gama muy amplia de colores, por lo que por un largo tiempo se mantenía en rojo, pero la intensidad disminuía a ratos, hasta tornar naranja y así sucesivamente.
- Mira que suerte... Pero espera un momento... Si es una mina abandonada... ¿Qué hacen antorchas prendidas? -
Dije mientras me acercaba a una de estas, esta de inmediato se apagó, junto a todas las demás, seguido de unas risas y la misma brisa fría anterior, la cual terminadas las risas desapareció. Algo extraño eso si se había hecho presente, y es que al momento de apagarse las antorchas, estas se juntaron al centro, mas adelante de nosotros pero aun así visibles, y formaron un rostro gritando, para luego extinguirse, algo curioso para mi, pero de seguro era una broma y no había que tomarlo en cuenta. Mas adelante, otro hecho curioso apareció, se trataba de un grupo de roas agrupadas en forma de círculo, al centro, unas maderas, colocadas como para hacer una fogata. Ya eran cerca de las doce treinta.
Yu: Humm... Ya no hay nada que razonar... Son fantasmas... Están jugando con nosotros... Chicos, es hora de ponerse serios... Aun que por el momento será mejor esperar en la fogata... La Chica Roja se congelará.
Dijo mi compañera, mientras de un salto comenzaba a correr al lugar indicado, al punto en que la "fogata" se prendió, en un gigante fuego azulado, el cual se elevó a grandes alturas, casi impactando con el techo, para luego disminuir, al tamaño de las típicas fogatas, pero sin cambiar aquella llama azul. Eso fue otro hecho curioso, pero simplemente me acerqué y senté, mientras Yu, sin demostrar miedo, con su misma expresión de siempre, salto a mis piernas y se hecho en ellas. Debo admitir que realmente sentía frío, pero si yo sentía frío Kozu debería sentir el doble o hasta el triple que yo, y si ella caía por el frío estábamos acabados, así que debíamos estar todos bien.
Ya sentados, o de pie, daba igual, pero ya cerca de la fogata, el fuego azul dibujó una imagen, esta era la de una chica, o mas bien, una niña, baja, con los cabellos largos escondiendo su rostro, pero una sonrisa, algo terrorífica se podía divisar de entre sus cabellos, esto provocó un pequeño helar del ambiente, pero ella no estaba allí para hacernos pasar un mal rato, o por lo menos por ahora, ya que de inmediato, comenzó a hablar con una voz no muy placentera, es mas, se escuchaba rasgada y fría, algo sombría también.
???: Con qué esos asquerosos humanos decidieron enviar magos... Bien... Esta es mi advertencia, tienen media hora para salir de aquí, si no lo hacen, por cada campanada tendrán un desafío, a la tercera campanada será su fin.
Dicho esto, desapareció, dejando ala fogata prendida mientras esta comenzaba a cambiar de color, algo sorpresivo ocurría con esta, ya que rápidamente tomó un color muy cálido, un rojo muy pero muy intenso, algo que era sin duda reconfortante, pero, a medida que pasaba el tiempo, comenzó a tornarse mas y mas bajo, acercándose a los colores fríos, claro, esta tomaba una gama muy amplia de colores, por lo que por un largo tiempo se mantenía en rojo, pero la intensidad disminuía a ratos, hasta tornar naranja y así sucesivamente.
Dango- Mago Clase E
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
Ya había pasado mucho tiempo, muchas encrucijadas de túneles, algunos cuantos rieles oxidados y raídos e incluso había logrado ver algunas ratas en los pilares de madera que mantenían a la vieja mina en pié, y muchas ráfagas de viento frío casi insoportables para la pelirroja, pero además de aquellos pasos y risas infantiles no había logrado presenciar otro cambio en el panorama, aunque claro, de seguro la baja temperatura le mantenía lo suficientemente distraída par ano notar algunas cosas. Pero algo que si pudo notar fue que, al llegar a cierto punto de la mina, ya muy alejados de la entrada y de cualquier contacto humano, tanto la pelirroja como el castaño y el ato lograron notar un sendero de fogatas encendidas, puestas en la pared para permitir visibilidad.
Por unos cortos segundos se alegró de que en un lugar hubiera el suficiente fuego para ser algo cálido, pero al mismo tiempo que el castaño había llegado a una conclusión: Si se encontraban tan lejos de la civilización y era una mina abandonada, ¿Por qué habían allí antorchas encendidas? Al pensar en esto un escalofrío recorrió su cuerpo, a la vez que notaba que al gato le pasaba lo mismo. Su miedo se vio acentuado cuando observó como las antorchas se apagaban completamente solas, flotaban hasta juntarse en el aire y, con un fuego azul, mostraban la forma de un rostro gritando. Al parecer estaba prestando tanta atención al suceso extraño que cuando notó el cambio de temperatura en el ambiente, no se quejó.
~S-s-s-sí, m-mejor as-s-sí...- tiritaba del frío, a la vez que se intentaba arropar más con la chaqueta -Ig-gual no c-cambiará nad-d-da si nos m-movemos más...
Sin pensarlo más se sentó frente a la fogata de fuego azul, qué importaba si se hubiera encendido sola o si tuviera un color extraño; era fuego, calor, algo que lo necesitaba a como de lugar, tanto su cuerpo como su mente se lo pedían. Se levantó para literalmente entrar en el fuego de la fogata, cuando una imagen la detuvo: era una niña con ropas andrajosas, pálida, sucia y con una sonrisa macabra que hacía erizar la piel automáticamente. Kallen inmediatamente de alejó unos pasos, en menos de un segundo, pero sin dejar de escuchar lo que decía aquella proyección.
~¿Por cada campanada un... desafío?- dijo justo cuando terminó de hablar aquella proyección en el fuego -Bien, no suena mal, solo serán 3, podremos superarlos si nos mantenemos juntos, ¿No?
Estaba un poco asustada, era cierto, pero la pelirroja no pensaba darse por vencida. Intentaba ver el lado optimista de las cosas, su infantil mente era así, además de que confiaba en su compañero, a incluso un poco en aquel gato, aunque en realidad no hubiera visto que hiciera otra cosa además de hablar. Dejó caer la chaqueta sobre la cabeza de dango y, como si se tratara de un simple chorro de agua, entró en medio de la roja fogata sin apagarla, y se sentó en el centro acurrucada, recibiendo el calor de la flama. Increíblemente, su ropa no se incineraba como cualquier otra prenda, quién sabe por qué.
~Creen... ¿Creen que debamos seguir?-
Dijo pasados unos 10 minutos, con la cara encogida y medio tapada por sus rodillas. Parecía mas bien pensando en voz alta, su tono de voz era mucho más bajo que el normal. Normalmente estaría con una sonrisa, animando a su compañero y a si misma de continuar, así se supone que era ella... Pero este era un caso extraño, incluso su sentido de la aventura le decía que retrocediera; pero tal vez solo se mantenía allí por simple orgullo.
Por unos cortos segundos se alegró de que en un lugar hubiera el suficiente fuego para ser algo cálido, pero al mismo tiempo que el castaño había llegado a una conclusión: Si se encontraban tan lejos de la civilización y era una mina abandonada, ¿Por qué habían allí antorchas encendidas? Al pensar en esto un escalofrío recorrió su cuerpo, a la vez que notaba que al gato le pasaba lo mismo. Su miedo se vio acentuado cuando observó como las antorchas se apagaban completamente solas, flotaban hasta juntarse en el aire y, con un fuego azul, mostraban la forma de un rostro gritando. Al parecer estaba prestando tanta atención al suceso extraño que cuando notó el cambio de temperatura en el ambiente, no se quejó.
~S-s-s-sí, m-mejor as-s-sí...- tiritaba del frío, a la vez que se intentaba arropar más con la chaqueta -Ig-gual no c-cambiará nad-d-da si nos m-movemos más...
Sin pensarlo más se sentó frente a la fogata de fuego azul, qué importaba si se hubiera encendido sola o si tuviera un color extraño; era fuego, calor, algo que lo necesitaba a como de lugar, tanto su cuerpo como su mente se lo pedían. Se levantó para literalmente entrar en el fuego de la fogata, cuando una imagen la detuvo: era una niña con ropas andrajosas, pálida, sucia y con una sonrisa macabra que hacía erizar la piel automáticamente. Kallen inmediatamente de alejó unos pasos, en menos de un segundo, pero sin dejar de escuchar lo que decía aquella proyección.
~¿Por cada campanada un... desafío?- dijo justo cuando terminó de hablar aquella proyección en el fuego -Bien, no suena mal, solo serán 3, podremos superarlos si nos mantenemos juntos, ¿No?
Estaba un poco asustada, era cierto, pero la pelirroja no pensaba darse por vencida. Intentaba ver el lado optimista de las cosas, su infantil mente era así, además de que confiaba en su compañero, a incluso un poco en aquel gato, aunque en realidad no hubiera visto que hiciera otra cosa además de hablar. Dejó caer la chaqueta sobre la cabeza de dango y, como si se tratara de un simple chorro de agua, entró en medio de la roja fogata sin apagarla, y se sentó en el centro acurrucada, recibiendo el calor de la flama. Increíblemente, su ropa no se incineraba como cualquier otra prenda, quién sabe por qué.
~Creen... ¿Creen que debamos seguir?-
Dijo pasados unos 10 minutos, con la cara encogida y medio tapada por sus rodillas. Parecía mas bien pensando en voz alta, su tono de voz era mucho más bajo que el normal. Normalmente estaría con una sonrisa, animando a su compañero y a si misma de continuar, así se supone que era ella... Pero este era un caso extraño, incluso su sentido de la aventura le decía que retrocediera; pero tal vez solo se mantenía allí por simple orgullo.
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
- Soundtrack:
Realmente serían desafíos, por la apariencia de aquella chica que había salido del fuego, sólo por su apariencia ya me daba escalofríos, pensar que deberíamos pelear contra tres amenazas, aun que claro, quizás en una de ellas tendríamos que pelear contra la chica del fuego, eso si que sería algo mas horrendo, con el sólo pensar que podría hacernos temblar con quitarse el pelo de la cara y dar un grito, pero... Alguien nos necesitaba, y nosotros habíamos aceptado el encargo, sabiendo de antes que algo así podría ocurrir, igual como magos que somos aceptamos el encargo, con el conocimiento de que nos encontraríamos con algo de este estilo, y sin embargo, si no completábamos este encargo, no seríamos dignos de llamarnos magos.
En eso, observé algo totalmente inesperado, el rostro de mi compañera se encontraba totalmente apagado, algo no muy común ella, que digo no muy común, era algo que para mi, era imposible, su cálido, reconfortable y alegre rostro, se encontraba apagado, aquella sonrisa infantil que siempre llevaba en el rostro, se había esfumado, todo por un pequeño riesgo que podríamos tener, todo mago sabe que las misiones no son pan comido, mas ella, una maga clase D, pese a que teníamos un nivel de diferencia, se veía preocupada, por una insignificante misión que sin duda, podríamos hacer.
Y sin embargo, eso me llenó de ira, mis manos se empuñaron y apretaron con fuerza, mientras mi rostro se agachaba y dejaba observar sólo la boca, la cual mostraba los dientes, estos también muy apretados, de seguro ese cambio, provocando una tensión en el aire llamase algo la atención, pero sin duda, lo que mas debería haber llamado la atención, fue el levantar del puño o mejor dicho, brazo izquierdo, el cual con suma fuerza, impactó el puño en la pared de piedra, provocando un fuerte estruendo, seguido de que esta se trizara y dejara un agujero no profundo, pero si lo suficiente para ocultar la mano del campo visual de los presentes, sin levantar el rostro al tiempo que un hilo de sangre corría por la pared, saliendo de aquel agujero provocado por mi mano, si, quizás me la había lastimado, pero no tanto como el hecho de ver a mi compañera con ese semblante de duda, aquel sentimiento de pesar, de no saber si debíamos continuar, eso, empeorado por su frase " Creen que deberíamos seguir"...
- ¡No me vengas con esa mierda Kallen!... ¿Creer? De qué mierda sirve creer, quién te crees que somos, no me vengas con eso ahora, somos magos, alguien depende y confía en nosotros para cumplir algo que no está a su alcance. ¡Necesita nuestra ayuda!... Pero mas que magos, somos un equipo, yo confío en tu fuerza y tu deberías confiar en la mía, si es así, no hay nada en que dudar, no me vengas con esa mierda ahora, retroceder no es algo que nosotros hacemos, si algo resulta mal, yo usaré mi cuerpo, mi magia y mi espíritu para protegerte, por mas que me cueste la vida, yo permaneceré ahí, y lo sabes, no retrocederé un paso si un amigo está en riesgo... Por eso Kozu, Yu, completaremos esta misión, sean fantasmas, vampilobos, frankenchicas o Lady Gaga, seguiré adelante, y confío en que esté a mi lado... Confía como yo confío en ti, que las dudas no sean una muralla en nuestro camino, si las hay... -Mostrando el puño ensangrentado- Las atravesaremos con nuestros puños -
Yu: Dango...
Dije al final, levantando el rostro al decir eso último, mostrando una gran sonrisa enseñando los dientes, con las cejas fruncidas y ahora, con unos ojos penetrantes, los cuales fácilmente transmitían una confianza mas allá del océano, montaña, e incluso el cielo, para luego cruzarme de brazos y observarla ahora, con una sonrisa calmada, con los labios cerrados, pero los ojos permanecían igual, mientras unas brisa cruzaba, provocando que los cabellos ondearan junto a la chaqueta, la cual sólo estaba sobre puesta, sin pasar los brazos por esta.
- Ese es el camino del mago, pero nuestro camino, sólo lo definimos nosotros -
Fueron mis últimas palabras, para luego extender mi mano, la diestra, esperando que las dos "femeninas" las juntaran con la mía. Yu no dudó en hacerlo, inmediatamente colocó su pata sobre mi mano, mientras los dos quedábamos observando a Kozu, había estallado anteriormente, pero, aquella sonrisa siempre regresaba, al igual que un perro, por mas que su amo le patease o le diera a palos, este siempre terminaría por volver, sin quitar esa carismática sonrisa.
Al final, ya pasado unos minutos y estar sentados al rededor de la hoguera, una campanada sonó, de inmediato, tomé a Kozu de la mano y la jalé del fuego, claro, al ser su elemento que mejor para entrar en calor, y de estas llamas, salieron tres espíritus, el primero, era algo espantoso, tenía la mitad de la cara simplemente, sólo poseía la mandíbula inferior, y una larga lengua, mas o menos un metro, salía de su boca, esta escurría gran cantidad de saliva. cabe destacar que su lengua era de un color celeste, y de la saliva desprendía una gran brisa helada, aun así, se le veía aquella ropa típica de las niñas de pre-escolar. La segunda poseía las mismas ropas, pero a diferencia de la anterior, tenía el rostro completo, a excepción de un ojo, del cual salían pequeñas descargas de electricidad. Por último, se encontraba un niño detrás de ellas, este poseía los ojos achinados, llevaba la boca abierta, pero de esta no salía una lengua, sólo caía sangre, en su torso además, fácilmente se observaba una profunda herida, de la cual también brotaba sangre, la cual terminaba por fusionarse con la que escurría de su boca y caía al piso. Nada en especial además de la sangre salía del chico.
- Kozu... Tu encárgate de la chica de un ojo... Yo de la salivona, sabemos las debilidades del otro, por lo que trabajando en equipo saldremos de esta -
Dango- Mago Clase E
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
La verdad, la pelirroja no se esperaba una reacción tan explosiva de parte del castaño, quizás ella pensaba que no era la única que se encontraba en duda, que no era la única que estaba algo asustada, afectada por el frío y la oscuridad lo suficiente como para bajar sus ánimos, creyó que no era la única. Tal vez no lo haya sido la única que se sintiera incómoda con aquel ambiente sucio, frío y alejado de la humanidad, pero sí la que dudaba, eso no debía ser así. Se dio cuenta de su debilidad mental al escuchar las palabras de su compañero, eran muy ciertas, inspiradoras, llenas del calor que hacía falta en aquella mina, la cual ya parecía una caverna.
Solo se limitó a escuchar hasta el final, tal y como un niño educado escuchando una reprimenda de su madre, pero éste caso era mucho más serio. Incluso intentó no tomar en cuenta la sangre corriendo por el puño de su compañero, sabía que a el no le importaba, y preocuparse por una menudez como aquella sería acabar de insultar su fortaleza. Terminó de esconder su cara en las rodillas, cuando aquel inspirador discurso terminó.
~Estaba algo asustada... ¿Bien?- lentamente levantó su rostro, mostrando una firme y cálida sonrisa sobre su rostro, y sus ojos algo aguados -Pero supongo que no hay motivos para sentir miedo... Al fin y al cabo somos magos, es nuestro deber proteger a los demás, y tienes razón, debo aprender a confiar más en lo que puedo hacer, en lo que podemos hacer...
Mientras pronunciaba aquellas palabras, la chica pelirroja se levantaba de la fogata, y justo al terminar de hablar, colocó la mano justo sobre la pata de Yu y la mano de Dango. Ahora más que nada, en un momento en el que sabrían que iban a correr un gran riesgo, en los que quizás pelearían con algo terrorífico, allí más que nada eran un equipo, ellos tres. Kallen se había acostumbrado a trabajar sola, es cierto, pero ahora que estaba junto a dos seres que le apoyaban y le ayudaban incondicionalmente -poniendo en duda al gato, por ahora- debía aprender a confiar, confiar de verdad.
Luego de varios minutos estando -nuevamente- sentada en el fuego, en sonido de una campanada irrumpió dentro de aquella mina, proveniente del mismo fuego en el que se encontraba sentada la pelirroja, quién sabe por qué. Al parecer reaccionó muy lento ante este cambio de sonido, en parte parecía meditando; pero gracias a la ayuda de su compañero es que no fue atravesada por aquellas espantosas criaturas que salieron desde el mismo fuego, donde hace segundos atrás se encontraba sentada la pelirroja.
Eran perturbadores. Del mismo tamaño que niños de preescolar cuando mucho, incluso con una vestimenta igual a unos niños en esa etapa, pero no eran niños. Incluso sus pieles se veían algo brillosas, como fluorescentes, tal y como en las historias de fantasmas, solo que un poco más incómodos para la vista. Pero no se limitó ni retrocedió por la apariencia de sus adversarios, solo asintió ante las instrucciones de su compañero, sonriendo esta vez tal y como sonríe justo antes de una batalla.
~Bien...- De su bolsillo sacó el trozo de metal con el que realizaba sus invocaciones, e invocó a su fiel Nishikii -¡A ver de qué son capaces estas cosas!
Solo se limitó a escuchar hasta el final, tal y como un niño educado escuchando una reprimenda de su madre, pero éste caso era mucho más serio. Incluso intentó no tomar en cuenta la sangre corriendo por el puño de su compañero, sabía que a el no le importaba, y preocuparse por una menudez como aquella sería acabar de insultar su fortaleza. Terminó de esconder su cara en las rodillas, cuando aquel inspirador discurso terminó.
~Estaba algo asustada... ¿Bien?- lentamente levantó su rostro, mostrando una firme y cálida sonrisa sobre su rostro, y sus ojos algo aguados -Pero supongo que no hay motivos para sentir miedo... Al fin y al cabo somos magos, es nuestro deber proteger a los demás, y tienes razón, debo aprender a confiar más en lo que puedo hacer, en lo que podemos hacer...
Mientras pronunciaba aquellas palabras, la chica pelirroja se levantaba de la fogata, y justo al terminar de hablar, colocó la mano justo sobre la pata de Yu y la mano de Dango. Ahora más que nada, en un momento en el que sabrían que iban a correr un gran riesgo, en los que quizás pelearían con algo terrorífico, allí más que nada eran un equipo, ellos tres. Kallen se había acostumbrado a trabajar sola, es cierto, pero ahora que estaba junto a dos seres que le apoyaban y le ayudaban incondicionalmente -poniendo en duda al gato, por ahora- debía aprender a confiar, confiar de verdad.
Luego de varios minutos estando -nuevamente- sentada en el fuego, en sonido de una campanada irrumpió dentro de aquella mina, proveniente del mismo fuego en el que se encontraba sentada la pelirroja, quién sabe por qué. Al parecer reaccionó muy lento ante este cambio de sonido, en parte parecía meditando; pero gracias a la ayuda de su compañero es que no fue atravesada por aquellas espantosas criaturas que salieron desde el mismo fuego, donde hace segundos atrás se encontraba sentada la pelirroja.
- Fantasmas:
Eran perturbadores. Del mismo tamaño que niños de preescolar cuando mucho, incluso con una vestimenta igual a unos niños en esa etapa, pero no eran niños. Incluso sus pieles se veían algo brillosas, como fluorescentes, tal y como en las historias de fantasmas, solo que un poco más incómodos para la vista. Pero no se limitó ni retrocedió por la apariencia de sus adversarios, solo asintió ante las instrucciones de su compañero, sonriendo esta vez tal y como sonríe justo antes de una batalla.
~Bien...- De su bolsillo sacó el trozo de metal con el que realizaba sus invocaciones, e invocó a su fiel Nishikii -¡A ver de qué son capaces estas cosas!
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
Así estaba la situación, realmente aun no sabíamos si era hora de pelear, además, lo mas lógico era ver primero como reaccionaban los fantasmas, de seguro, sólo querían jugar, no todos los desafíos necesariamente son batallas, quizás uno de esos típicos acertijos que dan en la pantalla negra, aun que pese a eso, no debía bajar la guardia, aun que por lo visto, mi compañera ya había agarrado confianza, tomando su fiel pedazo de metal, y por arte de magia convocando aquella presencia de fuego, por mi parte, simplemente me mantuve observando a los fantasmas, ellos harían el primer movimiento y yo el segundo.
- Kozu, no sabemos que ataques puedan tener... Lo mejor es observarles... -
Dije mientras no les despegaba un ojo de encima, Yu de la misma forma, se encontraba analizando a los seres voladores, hasta que uno de ellos, el que se encontraba detrás y por lo visto, el chico, dio un grito, completamente fuerte, lo suficientes como para resonar hasta la ciudad incluso, de verdad era un ruido horrible, por lo que simplemente me tapé los oídos, Yu no pareció tener problemas, y cesado el grito, las dos fantasmas femeninas comenzaron a reír, para luego de manifestar su elemento, abalanzarse sobre nosotros, simplemente sonreí, y dando un paso adelante, lancé dos golpes, uno a cada una, claro, el primer paso era ver si eran golpeables, y así era, ya que apenas recibidos mis golpes, fueron retrocedidas con rapidez, para luego ponerse en si de nuevo, mientras, sonriendo confiado, me quedaba en la posición de golpe.
- Bien... Esto comprueba que si podemos dañarl... -
Me fui interrumpido, ya que de pronto, mi brazo derecho comenzaron a cruzar corrientes eléctricas, mientras en el otro, se comenzaba a helar, hasta el punto de fácilmente notar como mi brazo derecho era electrocutado y el izquierdo, era helado a puntos muy bajos, simplemente, cerré uno de mis ojos, me encorvé un poco para resistir el dolor, hasta que cesó, y luego de jadear un poco, me puse recto de nuevo, palpando mis brazos, para luego volver en si, y ponerme serio.
- Bien... Esta es la situación, se pueden golpear, pero por lo visto, al contacto con ellos te atacan... -
Yu saltó a mi cabeza y dio un pequeño golpe con su pata, en forma de desaprobación por el acto, simplemente reí por lo bajo, y tome mi arco, para luego observar a Kozu y asentir, mientras los fantasmas reían y reían, o bueno, dos de ellos, ya que el otro, el chico, permanecía atrás, con el rostro caído y los brazos estirados, con las palmas bien abiertas, se mantuvo así, en esa posición desde terminado su grito, algo curioso realmente, pensar que sólo eran el primer obstáculo era algo aterrador, pero era seguro que pasaríamos, pase lo que pase, saldríamos victoriosos, sólo debíamos ser mas prudentes... Si, prudentes, sólo debíamos atacarles con todo.
Y sin esperar, los dos fantasmas se elevaron, y sin parar de reír, comenzaron a arrojar ráfagas de su elemento, en otras palabras, lanzaban rayos y ventiscas, algo bastante simple por ahora, pero de seguro guardaban mas sorpresas, pero claro, esto recién empezaba, y debo admitir, cada vez era mas emocionante la misión, esperaba que además de eso, nos diesen una recompensa prudente, una mano herida y los brazos encantados era ya algo bastante en tomar en cuenta.
- Kozu, no sabemos que ataques puedan tener... Lo mejor es observarles... -
Dije mientras no les despegaba un ojo de encima, Yu de la misma forma, se encontraba analizando a los seres voladores, hasta que uno de ellos, el que se encontraba detrás y por lo visto, el chico, dio un grito, completamente fuerte, lo suficientes como para resonar hasta la ciudad incluso, de verdad era un ruido horrible, por lo que simplemente me tapé los oídos, Yu no pareció tener problemas, y cesado el grito, las dos fantasmas femeninas comenzaron a reír, para luego de manifestar su elemento, abalanzarse sobre nosotros, simplemente sonreí, y dando un paso adelante, lancé dos golpes, uno a cada una, claro, el primer paso era ver si eran golpeables, y así era, ya que apenas recibidos mis golpes, fueron retrocedidas con rapidez, para luego ponerse en si de nuevo, mientras, sonriendo confiado, me quedaba en la posición de golpe.
- Bien... Esto comprueba que si podemos dañarl... -
Me fui interrumpido, ya que de pronto, mi brazo derecho comenzaron a cruzar corrientes eléctricas, mientras en el otro, se comenzaba a helar, hasta el punto de fácilmente notar como mi brazo derecho era electrocutado y el izquierdo, era helado a puntos muy bajos, simplemente, cerré uno de mis ojos, me encorvé un poco para resistir el dolor, hasta que cesó, y luego de jadear un poco, me puse recto de nuevo, palpando mis brazos, para luego volver en si, y ponerme serio.
- Bien... Esta es la situación, se pueden golpear, pero por lo visto, al contacto con ellos te atacan... -
Yu saltó a mi cabeza y dio un pequeño golpe con su pata, en forma de desaprobación por el acto, simplemente reí por lo bajo, y tome mi arco, para luego observar a Kozu y asentir, mientras los fantasmas reían y reían, o bueno, dos de ellos, ya que el otro, el chico, permanecía atrás, con el rostro caído y los brazos estirados, con las palmas bien abiertas, se mantuvo así, en esa posición desde terminado su grito, algo curioso realmente, pensar que sólo eran el primer obstáculo era algo aterrador, pero era seguro que pasaríamos, pase lo que pase, saldríamos victoriosos, sólo debíamos ser mas prudentes... Si, prudentes, sólo debíamos atacarles con todo.
Y sin esperar, los dos fantasmas se elevaron, y sin parar de reír, comenzaron a arrojar ráfagas de su elemento, en otras palabras, lanzaban rayos y ventiscas, algo bastante simple por ahora, pero de seguro guardaban mas sorpresas, pero claro, esto recién empezaba, y debo admitir, cada vez era mas emocionante la misión, esperaba que además de eso, nos diesen una recompensa prudente, una mano herida y los brazos encantados era ya algo bastante en tomar en cuenta.
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
Era cierto lo que decía el chico castaño, era mucho más sensato el esperar a ver qué eran capaces de hacer nuestros contrincantes, qué habilidades poseían. Pero bueno, ya para la pelirroja era natural precipitarse de vez en cuando, sobre todo cuando la inspiración le invadía. Pero ya había sacado su maza, aquella con la que se especializaba para batallar, su arma favorita, y se colocó en posición para recibir cualquier tipo de ataque: piernas flexionadas, firmes, espalda recta y sin apartar si quiera la vista de ellos por un solo segundo.
Sin embargo, la compostura de la pelirroja se perdió parcialmente cuando el ser translúcido con apariencia de niño de mas atrás soltó uno de los gritos más terroríficos que pudo oír la pelirroja, hizo que llevara ambas manos a sus oídos, tapándolos, e incluso la imagen de la maza que había invocado se vio un poco distorsionada, como si un holograma se viera interrumpido por segundos. Pero solo por un momento, porque éste volvió a ser sólido, como si no hubiera pasado nada.
En seguida recuperó su guardia, con la maza en ambas manos, preparada para con tan solo un salto golpear a una de las fantasmas. Su primitivo plan se vio interrumpido cuando el chico acertó los dos golpes, por lo que solo se tuvo que limitar a ver sus reacciones. Era obvio que aún golpeando a cualquiera de los 2 espectros iban a recibir un daño, ya fuera eléctrico o frío. Una mueca de dolor ajeno se vio en el rostro de Kallen al observar la reacción de Dango, pero no podía hacer nada contra ello.
~Si es así, es mejor que recibamos el menor daño posible... Yo con la tuerta y tu con la semi decapitada, ¿Vale?
No esperó respuesta alguna, no había tiempo de esperar que su compañero asintiera y de esquivar a la vez aquellas ráfagas de electricidad y frío que habían lanzado las espectros. Permaneció lo más firme que pudo y, tan solo con unos pocos movimientos, intentó absorber las ráfagas eléctricas que había lanzado una de las fantasmas. No era una táctica muy inteligente, o eso llegó a pensar una milésima de segundo luego de que había absorbido la primera ráfaga.
Al parecer el material con el que estaba realizada la maza de la pelirroja no era conductora, porque apenas unos pequeños choques en las manos llegó a recibir. Eso le hizo soltar una sonrisa algo extraña para su temperamento, la chica pensaba que no estaba en desventaja, todo lo contrario a lo que había creído hacía tan solo unos minutos atrás. Al estar la espectro alzada en el aire, Kallen decidió hacer una de sus maniobras mas básicas: tomó un poco de impulso y se alzó en el aire, lanzando un contundente golpe desde arriba con su maza, como si estuviera a punto de encestar una pelota de básquet.
Pero la fantasma no hizo mas que moverse hacia un lado, esquivando por completo el golpe de la pelirroja. La maza impactó en el suelo, agrietándolo incluso un poco, y la chica cayó de rodillas, de espalda a la espectro. Al parecer ésta aprovechó esa oportunidad para, después de lanzar una risa que algunos llamarían inocente y juguetona, impactar una de sus ráfagas eléctricas a la espalda de la pelirroja. Ésta la hizo estremecer de dolor, realmente era la primera vez que era electrocutada, pero aparte del dolor que ésta producía, el calor del rayo le hacía sentir cargada de energía. Sonrió.
~Vamos, no son la gran cosa...- Dijo, cambiando su maza por un arma más liviana, su espada.
Sin embargo, la compostura de la pelirroja se perdió parcialmente cuando el ser translúcido con apariencia de niño de mas atrás soltó uno de los gritos más terroríficos que pudo oír la pelirroja, hizo que llevara ambas manos a sus oídos, tapándolos, e incluso la imagen de la maza que había invocado se vio un poco distorsionada, como si un holograma se viera interrumpido por segundos. Pero solo por un momento, porque éste volvió a ser sólido, como si no hubiera pasado nada.
En seguida recuperó su guardia, con la maza en ambas manos, preparada para con tan solo un salto golpear a una de las fantasmas. Su primitivo plan se vio interrumpido cuando el chico acertó los dos golpes, por lo que solo se tuvo que limitar a ver sus reacciones. Era obvio que aún golpeando a cualquiera de los 2 espectros iban a recibir un daño, ya fuera eléctrico o frío. Una mueca de dolor ajeno se vio en el rostro de Kallen al observar la reacción de Dango, pero no podía hacer nada contra ello.
~Si es así, es mejor que recibamos el menor daño posible... Yo con la tuerta y tu con la semi decapitada, ¿Vale?
No esperó respuesta alguna, no había tiempo de esperar que su compañero asintiera y de esquivar a la vez aquellas ráfagas de electricidad y frío que habían lanzado las espectros. Permaneció lo más firme que pudo y, tan solo con unos pocos movimientos, intentó absorber las ráfagas eléctricas que había lanzado una de las fantasmas. No era una táctica muy inteligente, o eso llegó a pensar una milésima de segundo luego de que había absorbido la primera ráfaga.
Al parecer el material con el que estaba realizada la maza de la pelirroja no era conductora, porque apenas unos pequeños choques en las manos llegó a recibir. Eso le hizo soltar una sonrisa algo extraña para su temperamento, la chica pensaba que no estaba en desventaja, todo lo contrario a lo que había creído hacía tan solo unos minutos atrás. Al estar la espectro alzada en el aire, Kallen decidió hacer una de sus maniobras mas básicas: tomó un poco de impulso y se alzó en el aire, lanzando un contundente golpe desde arriba con su maza, como si estuviera a punto de encestar una pelota de básquet.
Pero la fantasma no hizo mas que moverse hacia un lado, esquivando por completo el golpe de la pelirroja. La maza impactó en el suelo, agrietándolo incluso un poco, y la chica cayó de rodillas, de espalda a la espectro. Al parecer ésta aprovechó esa oportunidad para, después de lanzar una risa que algunos llamarían inocente y juguetona, impactar una de sus ráfagas eléctricas a la espalda de la pelirroja. Ésta la hizo estremecer de dolor, realmente era la primera vez que era electrocutada, pero aparte del dolor que ésta producía, el calor del rayo le hacía sentir cargada de energía. Sonrió.
~Vamos, no son la gran cosa...- Dijo, cambiando su maza por un arma más liviana, su espada.
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
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Ya era el momento, bastaba de juegos tontos, ya había recibido mas que daño suficiente, y pensar que aun quedaban dos batallas mas, si seguía a este ritmo, lastimándome a lo gallo en... Peleas de... Gallos, si, eso, debía concentrarme, si seguía a este ritmo no sólo no tendría las fuerzas para ayudar, si no que podría llegar a ser una carga para el grupo, y eso era lo de menos, debía cumplir con lo prometido y proteger a mis compañeras, y si no lo lograba, que me cayese un camión de helados violador.
- Bien... Fantasma... O... Fantasmo, será mejor que descanses en paz, por que no te dejaré apoderarte de la mía -
Dije mientras acomodaba mis hombros, provocando que estos tronasen no muy fuerte, pero si audible para los presentes... Aun que sinceramente no tenía idea si los fantasma escuchasen, mucho menos mi contrincante... ¡Ni si quiera tenía ojos! Con suerte aquella lengua que colgaba y salibeaba aquel líquido que parecía estar helado, parecía estar contenta... O contento... O eso creía, sinceramente, es muy difícil saber si estaba feliz, triste, enojada, excitada, drogada o si necesitaba un abrazo, lo que si era cierto, es que se las tenía mal conmigo, eso era fácil de saber, ya que rápidamente ascendió y, como cagadera de Domingo, se avalanzó contra mi cual misil de Tv, envuelta en toda una capa de hielo bastante densa, girando a una velocidad sorprendente, al hacer eso, me pude fijar como Kozu no se las llevaba nada bien, pero no sólo eso, si no que el otro fantasma, el gritón, seguía con las manos estiradas.
- Bien querida... O querido... O querid@, ¿Vienes a mi? Pues no no no -
Dije mientras, esperando el momento justo, dejaba caer unas cuantas tiras de corteza, para luego dar un salto hacía, lo suficientes para evitar el proyectil, aun que algunas piedras impactaron levemente contra mi, pero eso daba igual, ya que apenas impactó el suelo, la corteza allí presente hizo "Bum", para luego, sin esperar a que el humo se disipara, arrojar unas cuantas tiras mas hacia arriba, para que Yu, luego de introducirlas en su cavidad bucal, transformarse en algunas flechas, las cuales no dudé en disparar al ente, y provocar aun mas explosiones.
- Así lo hacemos en Texas... ¿Texas es un lugar donde venden comida, no? -
Pero para la sorpresa mía y de todos los televidentes, una luz destellante surgía del lugar donde se encontraba aquel fantasma, si, detrás de la cortina de humo, cuando por fin se podía divisar su cuerpo, se podía notar como un círculo eléctrico le rodeaba, y esta vez en vez de sentirse un frío intenso proveniente de su lengua, se veía corrientes eléctricas surgir, si, había cambiado de elemento, y no sólo eso, había cambiado a algo totalmente de mi debilidad y para peor, mi ataque no le había echo ni cosquillas, entonces mi vista se fijó en la chica pirata, si, efectivamente, mientras Kozu se confiaba de no haber recibido un mayor daño, hasta yo podía sentir como de su cuenca faltante salía una heladera completa, algo que, si conocía a mi compañera, no sería de su total agrado.
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
De un salto hacia atrás se levantó de sus rodillas, a la vez quedando nuevamente frente al espectro, con una sonrisa extraña de satisfacción en el rostro. Sostenía el espadón con ambas manos, haciéndolo girar un poco mientras humedecía sus labios. Pero antes de siquiera que el fantasma tuviera una reacción, fuera una risa traviesa y tenebrosa, un contraataque o siquiera un movimiento, la pelirroja ya había lanzado el espadón en dirección a la fantasma tuerta. Este en el aire daba vueltas, como si se tratara de un boomerang recién arrojado, y gracias a que estaba en su mayor nivel de presentación, un halo de fuego la cubría mientras giraba, haciéndolo parecer un disco de fuego en vez de una espada.
~¡Fire boomerang!
La espectro volvió a reír y a esquivar el ataque de la pelirroja con un suave movimiento, pero cometió el error de volver a la posición inicial. Pero su cuenca de ojo vacía había cambiado, ya de este no se veían pequeños cortos eléctricos recorriéndole desde adentro, sino esta vez comenzó a verse una nube densa saliendo de éste. Una ráfaga de frío inundó a la pelirroja.
La espada de fuego impactó de vuelta contra la espectro de un solo ojo. Se escuchó un grito ensordecedor, casi igual que el que había lanzado el fantasma de los brazos extendidos hacía unos cuantos minutos, pero no estaba segura si provenía de la fantasma sin un ojo o del mismo que había gritado anteriormente. Esta vez no se tapó los oídos, la adrenalina hacía que pudiera aguantar esa clase de cosas.
Atajó la espada con la derecha cuando esta regresó a sus manos. Cuando volvió a dirigir la vista hacia la fantasma, esta permanecía flotante con un rostro más sombrío y más sonriente a la vez, y ¿Qué era eso que le faltaba...? El brazo izquierdo de ésta se movía en el suelo tal cual cucaracha muerta, se retorcía sobre si mismo, era una visión perturbadora. Pero luego de apenas 15 segundos de estarse retorciendo, se detuvo súbitamente y se desvaneció. La espectro rió.
~Okei... Pensaba que la chica sin media cabeza era tétrica, pero tu brazo lo es muchísimo más...
Le hablaba a la fantasma como si esta le escuchara, pensara, o hiciera otra cosa además de reír y atacar. La verdad, no estaba segura. Aunque estos tuvieran aspectos de niños, el que estuvieran carentes de partes vitales del cuerpo y que fueran azules y desprendieran un halo de luz celeste, los hacía ver como cosas, no como niños. La pelirroja tragó saliva.
A pesar de estar carente de un brazo y de un ojo, la espectro comenzó a lanzar picas de hielo desde la mano que aún poseía, y luego de lanzar una ráfaga de éstas una especie de esfera de luz celeste se vio surgiendo de su boca, y de allí disparó una especie de rayo hacia el suelo, volviéndolo de hielo. La fantasma pensaba, y muy bien. Una de las debilidades de la pelirroja era el hielo, y otra que no se pudiera mover libremente por el campo de batalla. Pero la pelirroja sabía como solucionarlo, bien que lo sabía.
~¡Fire boomerang!
La espectro volvió a reír y a esquivar el ataque de la pelirroja con un suave movimiento, pero cometió el error de volver a la posición inicial. Pero su cuenca de ojo vacía había cambiado, ya de este no se veían pequeños cortos eléctricos recorriéndole desde adentro, sino esta vez comenzó a verse una nube densa saliendo de éste. Una ráfaga de frío inundó a la pelirroja.
La espada de fuego impactó de vuelta contra la espectro de un solo ojo. Se escuchó un grito ensordecedor, casi igual que el que había lanzado el fantasma de los brazos extendidos hacía unos cuantos minutos, pero no estaba segura si provenía de la fantasma sin un ojo o del mismo que había gritado anteriormente. Esta vez no se tapó los oídos, la adrenalina hacía que pudiera aguantar esa clase de cosas.
Atajó la espada con la derecha cuando esta regresó a sus manos. Cuando volvió a dirigir la vista hacia la fantasma, esta permanecía flotante con un rostro más sombrío y más sonriente a la vez, y ¿Qué era eso que le faltaba...? El brazo izquierdo de ésta se movía en el suelo tal cual cucaracha muerta, se retorcía sobre si mismo, era una visión perturbadora. Pero luego de apenas 15 segundos de estarse retorciendo, se detuvo súbitamente y se desvaneció. La espectro rió.
~Okei... Pensaba que la chica sin media cabeza era tétrica, pero tu brazo lo es muchísimo más...
Le hablaba a la fantasma como si esta le escuchara, pensara, o hiciera otra cosa además de reír y atacar. La verdad, no estaba segura. Aunque estos tuvieran aspectos de niños, el que estuvieran carentes de partes vitales del cuerpo y que fueran azules y desprendieran un halo de luz celeste, los hacía ver como cosas, no como niños. La pelirroja tragó saliva.
A pesar de estar carente de un brazo y de un ojo, la espectro comenzó a lanzar picas de hielo desde la mano que aún poseía, y luego de lanzar una ráfaga de éstas una especie de esfera de luz celeste se vio surgiendo de su boca, y de allí disparó una especie de rayo hacia el suelo, volviéndolo de hielo. La fantasma pensaba, y muy bien. Una de las debilidades de la pelirroja era el hielo, y otra que no se pudiera mover libremente por el campo de batalla. Pero la pelirroja sabía como solucionarlo, bien que lo sabía.
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
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Un rostro de seriedad esta vez había inundado mi rostro, la verdad, esta batalla debía acabar pronto, si no, quedaríamos muy cansados para la próxima, así que, ya no era tiempo de mantenerse a la distancia, era momento de entrar con los puños, y que mejor con una habilidad que los involucraba. Así que arrojando el arco con el caraj al suelo, bajé levemente el rostro, para luego, de unos segundos, mientras el fantasma me observaba cual sociópata, levante el mismo, para luego desviar mi vista a mis compañeras, aun que en especial a Kozu, ya que la involucraba.
- Kozu... ¿Recuerdas ese día que vimos a esos niños jugando Playboy?
Yu: ¿Beisball?
- Si, ese mismo... ¿Te apetece jugar Kozu?... Yu... Usaré "eso"
Yu: ¿Hablas de "eso"?
- Oh si...
Dije finalmente, mientras de un momento a otro, se pudo escuchar un pequeño crujir, al tiempo, en que sobre mi piel, era perceptible como esta tornaba una apariencia a la "madera", tornándose levemente del color café de esta, junto algunas líneas negras, junto con eso, el cabello también se tornaba, por su parte, de un color mas verdoso, y eran perceptible fácilmente algunas hojas sobresaliéndole del cuerpo, más aun desde debajo de la bandana, para luego, apretar esta misma.
- Vamos a anotar un Corre a Casa -
Dije mientras, comenzaba a correr a gran velocidad hacia el fantasma, ahora eléctrico, mientras este, riendo por la "idiotez" que veía por parte mía, arremetió con un potente ataque eléctrico, parecido a un láser esos vistos en la pantalla negra en las llamadas películas, pero, no se me veía preocupado, se mas, de un momento a otro, mis brazos se convirtieron en gruesas lianas, las cuales impactaron con el rayo, haciendo el daño nulo, para luego, de un gran salto chocar contra la pared de la cueva, utilizándola como impulso para dar contra el fantasma y arremeterle un poderoso golpe, claro, las descargas podían verse con facilidad saliendo de mi, pero no se veía daño alguno, pero al fantasma si que no se le veía muy feliz, contando que el golpe le había dado muy duro, pero, sin siquiera darle tiempo para volar lejos, se pudo escuchar un sonido, parecido a una bomba a punto de explotar, y es por que así era, sin avisar, de pronto y por echo de la nada, mi brazo explotó, el mismo con el que había golpeado al fantasma, provocando que mi manga se rompiese, no en su totalidad, pero si quedando muy mal, además de algunos raspones en la ropa que se ubicaba en el torso. De esta forma, el fantasma voló en dirección justa al otro, chocándole y llevándoselo, viajando en dirección a Kozu.
- Vamos Kozu... Es la tercera carrera, llevas dos strike, vamos, batea y dale al cajero de ahí -
Dije finalmente, mientras apuntaba al fantasma que tenía estirado los brazos, posiblemente este sería el último turno, y ya no quedaba mucho para ganar este primer round, claro, había revelado mi arma secreta, pero, así las cosas son muy emocionantes.
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
La chica fantasma no contaba en que la pelirroja tuviera una habilidad capaz de derretir el hielo. Era cierto, también se veía perjudicada por el frío, quizás un poco más quebradiza, pero para enfrentarse a aquella situación era perfecta. Aunque la pelirroja tiritaba, una media sonrisa se vio surgiendo desde su cara, mientras poco a poco su cara se volvía algo más naranja y sus ojos pasaban de un color azul cenizo a un color miel, así hasta cubrirse por completo con una capa de fuego que no dejaba ver ni un trozo de piel, ni una hebra de cabello, ni una gota de sudor que pudiera estar en contacto con su cuerpo. Se había transformado en la verdadera alquimista de fuego.
~¡Ahora veremos como piensas congelarme con esto!
No le fue difícil esquivar las picas de hielo, simplemente corrió dejando la estela de hielo chocando contra hielo justo detrás de ella, y a la vez la capa de hielo que pisaba justo bajo sus piés se convertía en agua. No, no era un terreno resbaladizo, o tal vez lo era, pero completamente controlable. Cuando las picas de hielo dejaron de llegar hacia ella, se detuvo quedando de frente a la espectro. Se dio cuenta de que todos estaban alineados, y al parecer Dango tenía un plan.
~¿Béisbol?- Por un momento quiso pensar pero era mejor dejar llevarse por su plan -¡Pitcher, dame tu mejor lanzamiento!
La espada transfiguró nuevamente, volviéndose en el mango cada vez más u mas delgada. cilíndrica, y la maza creció en la punta de ésta. La fantasma le dirigió tanto el ojo cyan como la cuenca vacía, y soltó otra risa traviesa e infantil, resonante en toda la cueva. Ya no le tenía miedo, detrás del calor de su armadura se sentía más que segura. Aún no había visto la habilidad de su compañero, aunque la armadura le aclarara un poco la vista, la cueva estaba sumamente oscura, y los únicos que relucían un brillo muy opaco eran los espectros, y su propia armadura de fuego.
Una gran explosión se logró escuchar desde un poco más adelante en la cueva. No se preocupó, sabía perfectamente que su compañero poseía unas de las arcas como magia, y ésta le permitía perfectamente causar explosiones en creaciones arbóreas que pudiera realizar. Esa era su señal, más bien. El fantasma sin media cabeza Salió volando en dirección a la pelirroja a toda velocidad, pero antes impactó con el fantasma tuerto y ahora manco. ¿Con que a esto se refería? En menos de un segundo tomó un gran impulso con los brazos, y con la maza a su máximo esplendor bateó al par de fantasmas con todas sus fuerzas, y luego de que cruzaron la penumbra emitieron un golpe sordo, y luego un grito como el anterior inundó nuevamente la cueva. Apenas se silenció el grito, Kallen se acercó arrastrando el mazo hacia su compañero.
~¿Le di? ¿Le di al bicho feo? ¡Buena técnica, Dan...! ¡¿PERO QUE CARAJOS?!
Miraba mas bien desconcertada a su compañero que curiosa o temerosa. ¡Su compañero ahora era marrón, tenía el pelo como adolescente renegado y estaba todo hecho con madera! Le picó un momento con el dedo en la mejilla, un ar de veces, hasta que recordó que sobre si se encontraba la armadura de fuego, que si seguia tocándolo aunque sea con un dedo, lo quemaría... si de verdad era madera. Tardó un poco en darse cuenta que ella no era la única que realizaba técnicas de ese estilo, pero al darse cuenta, se echó a reír.
~JAJAJA, ¡Pareces un arbolito de navidad! ¡Que gay te ves! JAJAJAJA
A veces la pelirroja solía olvidar la seriedad de a situación. La verdad se sentía en confianza ahora más que nada, con su poder en su esplendor, con la armadura sobre si y con el calor de ésta inundándole el cuerpo. Al parecer no lograba recordar que aún faltaban dos pruebas más, o no lo quería recordar.
~¡Ahora veremos como piensas congelarme con esto!
No le fue difícil esquivar las picas de hielo, simplemente corrió dejando la estela de hielo chocando contra hielo justo detrás de ella, y a la vez la capa de hielo que pisaba justo bajo sus piés se convertía en agua. No, no era un terreno resbaladizo, o tal vez lo era, pero completamente controlable. Cuando las picas de hielo dejaron de llegar hacia ella, se detuvo quedando de frente a la espectro. Se dio cuenta de que todos estaban alineados, y al parecer Dango tenía un plan.
~¿Béisbol?- Por un momento quiso pensar pero era mejor dejar llevarse por su plan -¡Pitcher, dame tu mejor lanzamiento!
La espada transfiguró nuevamente, volviéndose en el mango cada vez más u mas delgada. cilíndrica, y la maza creció en la punta de ésta. La fantasma le dirigió tanto el ojo cyan como la cuenca vacía, y soltó otra risa traviesa e infantil, resonante en toda la cueva. Ya no le tenía miedo, detrás del calor de su armadura se sentía más que segura. Aún no había visto la habilidad de su compañero, aunque la armadura le aclarara un poco la vista, la cueva estaba sumamente oscura, y los únicos que relucían un brillo muy opaco eran los espectros, y su propia armadura de fuego.
Una gran explosión se logró escuchar desde un poco más adelante en la cueva. No se preocupó, sabía perfectamente que su compañero poseía unas de las arcas como magia, y ésta le permitía perfectamente causar explosiones en creaciones arbóreas que pudiera realizar. Esa era su señal, más bien. El fantasma sin media cabeza Salió volando en dirección a la pelirroja a toda velocidad, pero antes impactó con el fantasma tuerto y ahora manco. ¿Con que a esto se refería? En menos de un segundo tomó un gran impulso con los brazos, y con la maza a su máximo esplendor bateó al par de fantasmas con todas sus fuerzas, y luego de que cruzaron la penumbra emitieron un golpe sordo, y luego un grito como el anterior inundó nuevamente la cueva. Apenas se silenció el grito, Kallen se acercó arrastrando el mazo hacia su compañero.
~¿Le di? ¿Le di al bicho feo? ¡Buena técnica, Dan...! ¡¿PERO QUE CARAJOS?!
Miraba mas bien desconcertada a su compañero que curiosa o temerosa. ¡Su compañero ahora era marrón, tenía el pelo como adolescente renegado y estaba todo hecho con madera! Le picó un momento con el dedo en la mejilla, un ar de veces, hasta que recordó que sobre si se encontraba la armadura de fuego, que si seguia tocándolo aunque sea con un dedo, lo quemaría... si de verdad era madera. Tardó un poco en darse cuenta que ella no era la única que realizaba técnicas de ese estilo, pero al darse cuenta, se echó a reír.
~JAJAJA, ¡Pareces un arbolito de navidad! ¡Que gay te ves! JAJAJAJA
A veces la pelirroja solía olvidar la seriedad de a situación. La verdad se sentía en confianza ahora más que nada, con su poder en su esplendor, con la armadura sobre si y con el calor de ésta inundándole el cuerpo. Al parecer no lograba recordar que aún faltaban dos pruebas más, o no lo quería recordar.
Kallen Kozuki- Mago Clase B
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
Al fin habíamos logrado el mejor de nuestros ataques contra estoy fríos y babosos seres, un tres por uno como esa famosa marca de goma de mascar. Aquellos seres simplemente se azotaron con la muralla "final" de la mina, impactando directamente contra la muralla que estaba a un lado de el ascensor a cuerdas, llevándose con ellos un carro de mina y quedando finalmente debajo de este.
- ¡Así se hace! -
Dije mientras me detenía recto sobre el firme suelo, mientras acariciaba mi astillosa piel, si que se sentía bien estar así, tan acogedor que es estar en un manto de madera, perfecto para el frío, o bueno, era algo irónico igualmente.
Apenas observé a mi compañera para festejar, observé como me miraba con un semblante de asombro, como si estuviese viendo a un monstruo o un negro semi acuático en monopatín, si, monopatín, que es lo mismo que un mono con pico de pato. Y luego vino lo peor, y fue cuando sentí su cálido y candente dedo, claro, cualquiera con esas palabras sentiría una especie de atmósfera como esas películas sin sentido que dan en la caja negra con gente que se dice cosas sin sentido e ingieren la saliva del otro, pero eso no era una situación así, es más, era algo parecido a como si con su propio rostro dijese "¿Realmente esta mina tiene función bronceadora?" Pero como acostumbraba a ser ella, había olvidado un hecho fundamental, la madera se prende con el fuego y a los múltiples contactos una gran flama, la cual se apago gracias a que por reflejo di un salto hacia atrás, cubriéndome el rostro con la otra manga, carbonizándola un poco pero apagando definitivamente mi rostro.
- ¿¡Qué mierda haces!? Eso duele ¡Mujer!... Además, ¿Árbol de Navidad? En primer lugar, esta es mi nueva habilidad. Baum Kôrper... Y en segundo, no conozco a la tal Navidad y mucho menos a sus árboles... Además tu con... Ese fuego tuyo, te pareces a eso que escupen los dragones cuando están enfermos y tienen mucosidad -
Dije mientras me arrancaba la otra manga y arrojarla al suelo, para luego acercarme levemente a su cuerpo y posar las manos como si fuese una chimenea, hasta que sin siquiera darnos tiempo para discutir, una risa absorta hizo eco. El carro de mina de pronto salió expulsado hacia arriba, atravesando el techo, debajo de este, los tres fantasmas se levantaron, el mas misterioso de ellos, el niño, seguía con esa sonrisa perturbadora, claro, las heridas se veían con facilidad en ellos, pero no parecían sufrir, es más, comenzaron a reír.
Chico Fantasma: Bien... Basta de juegos... Si esto se alarga la jefa se molestara...
Chica Babosa: Ji, amo a dale on odo.
Chica sin ojo: Ya verán que entrar a una mina no es tan divertido.
Y diciendo eso, con unos tonos de voz algo tétricos, pero al mismo tiempo "humanos", las chicas se tomaron de las manos, para luego salir volando hacia nosotros, mientras el chico, llevó sus manos frente a el nuevamente, y un círculo mágico apareció frente a sus palmas, y apenas fue perceptible para nosotros ese círculo, las dos chicas que volaban fueron rodeadas por fuego, hielo, agua y trueno, para luego comenzar a girar cuan taladro, un ataque a simple vista devastador, pero había un punto ciego en el techo.
- Kozu ¿Conoces el sistema de catapultas, no? ¿Te apetece volar? -
Dije mientras rápidamente apuntaba al punto ciego y convertía mis extremidades en lianas, con la forma exacta de ese cucharon que usan las catapultas para arrojar cosas, mientras Yu se convertía en una especie de par de alas, mientras se posicionaba en la espalda de Kozu.
Yu: No creas que te quiero ayudar por que si, mientras antes terminemos, mas rápido estaremos fuera.
- Bien ¡Demos nuestro último ataque también! -
- ¡Así se hace! -
Dije mientras me detenía recto sobre el firme suelo, mientras acariciaba mi astillosa piel, si que se sentía bien estar así, tan acogedor que es estar en un manto de madera, perfecto para el frío, o bueno, era algo irónico igualmente.
Apenas observé a mi compañera para festejar, observé como me miraba con un semblante de asombro, como si estuviese viendo a un monstruo o un negro semi acuático en monopatín, si, monopatín, que es lo mismo que un mono con pico de pato. Y luego vino lo peor, y fue cuando sentí su cálido y candente dedo, claro, cualquiera con esas palabras sentiría una especie de atmósfera como esas películas sin sentido que dan en la caja negra con gente que se dice cosas sin sentido e ingieren la saliva del otro, pero eso no era una situación así, es más, era algo parecido a como si con su propio rostro dijese "¿Realmente esta mina tiene función bronceadora?" Pero como acostumbraba a ser ella, había olvidado un hecho fundamental, la madera se prende con el fuego y a los múltiples contactos una gran flama, la cual se apago gracias a que por reflejo di un salto hacia atrás, cubriéndome el rostro con la otra manga, carbonizándola un poco pero apagando definitivamente mi rostro.
- ¿¡Qué mierda haces!? Eso duele ¡Mujer!... Además, ¿Árbol de Navidad? En primer lugar, esta es mi nueva habilidad. Baum Kôrper... Y en segundo, no conozco a la tal Navidad y mucho menos a sus árboles... Además tu con... Ese fuego tuyo, te pareces a eso que escupen los dragones cuando están enfermos y tienen mucosidad -
Dije mientras me arrancaba la otra manga y arrojarla al suelo, para luego acercarme levemente a su cuerpo y posar las manos como si fuese una chimenea, hasta que sin siquiera darnos tiempo para discutir, una risa absorta hizo eco. El carro de mina de pronto salió expulsado hacia arriba, atravesando el techo, debajo de este, los tres fantasmas se levantaron, el mas misterioso de ellos, el niño, seguía con esa sonrisa perturbadora, claro, las heridas se veían con facilidad en ellos, pero no parecían sufrir, es más, comenzaron a reír.
Chico Fantasma: Bien... Basta de juegos... Si esto se alarga la jefa se molestara...
Chica Babosa: Ji, amo a dale on odo.
Chica sin ojo: Ya verán que entrar a una mina no es tan divertido.
Y diciendo eso, con unos tonos de voz algo tétricos, pero al mismo tiempo "humanos", las chicas se tomaron de las manos, para luego salir volando hacia nosotros, mientras el chico, llevó sus manos frente a el nuevamente, y un círculo mágico apareció frente a sus palmas, y apenas fue perceptible para nosotros ese círculo, las dos chicas que volaban fueron rodeadas por fuego, hielo, agua y trueno, para luego comenzar a girar cuan taladro, un ataque a simple vista devastador, pero había un punto ciego en el techo.
- Kozu ¿Conoces el sistema de catapultas, no? ¿Te apetece volar? -
Dije mientras rápidamente apuntaba al punto ciego y convertía mis extremidades en lianas, con la forma exacta de ese cucharon que usan las catapultas para arrojar cosas, mientras Yu se convertía en una especie de par de alas, mientras se posicionaba en la espalda de Kozu.
Yu: No creas que te quiero ayudar por que si, mientras antes terminemos, mas rápido estaremos fuera.
- Bien ¡Demos nuestro último ataque también! -
Dango- Mago Clase E
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Re: Misión clase D y E: Extraños sucesos (Dango, Kallen)
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~Fuego de Dragón, ¡Se llama fuego de dra...!- observaba extrañada el como su compañero colocaba sus manos como si ella misma fuera una chimenea -Pero, ¿Qué carajos haces, Dango?
Estaba por apartarle las manos de un zopetón, cuando nuevamente las risas de los rivales que creía vencidos se esparcieron por el aire de la cueva, por un momento desconcertando a la pelirroja, que hasta había celebrado la victoria. Sus ojos siguieron la trayectoria del carro de la mina hasta que se clavó en el decho, y el polvo y los escombros dieron paso a sus rivales, que continuaban florando como si nada le hubieran hecho, excepto por el brazo mutilado de la chica sin un ojo.
De allí en adelante, unas cuantas palabras dadas con voces infantiles hechas eco, como si muchos niños hablaran a la vez, con diferentes tonos, pero salía de la boca de uno de éstos a la vez. Si era verdad aquello, podía ser que la batalla del primer reto ni siquiera había comenzado. Las chicas se tomaron de las manos, y mágicamente a su alrededor surgieron anillos de fuego, de agua y de hielo, cubiertos por electricidad cada uno de ellos. Desde el otro lado de la cueva comenzaron a dar vueltas a una inmensa velocidad, en dirección a la pelirroja y el castaño. Por suerte, ambos actuaban rápido.
~Bien, gato, aferrate a mi espalda, pero si te quemas no es mi culpa. ¡A por ellos!
De un salto se posicionó en la catapulta, y al indicarle a Dango que disparara, se encontró volando por los aires. Era muy reducida la distancia entre ella y el techo. El taladro mágico que ahora eran las 2 fantasmas pasó por poco debajo de la pelirroja y la gata, y al pasar se dejó caer, corriendo a toda velocidad hacia el chico que aún sostenia sus brazos en alto conformando el círculo mágico.
~¡Quedandote allí como niño idiota no lograras nada!
El impulso que había tomado corriendo lo usó por completo en dar un golpe súmamente fuerte con su mazo, de arriba hacia abajo, aplastando al fantasma inmóvil dontra el suelo. Al mazo llegar a la cabeza sonó un claro crujido, fuerte, que hizo eco. El taladro que hacían las fantasmas desapareció de repente, y era como si las espectros dejaran de brillar, y dos muñecas de madera cayeran en el suelo, con rostros inmóviles, y articulaciones de madera. ¿Eran parte del hechizo del chico de la sonrisa perturbadora? Igualmente, ya se había acabado.
Pateó lo que quedaba del chico fantasma hacia dentro de la cueva, lo suficientemente fuerte como para alejarlo. Sonrió para sus adentros por autosuficiencia, y se sacudió esperando quitarse las alas hechas por el gato, no estaba acostumbrada a siquiera el olor de gato. Volteó en busca de su compañero. Después de todo se había quedado en el rango de impacto del taladro gigante mágico, y un golpe de un ataque como ese podia ser peligroso.
~¡Dango! ¿Estás bien?
Kallen Kozuki- Mago Clase B
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