Misión Rango C: Captura al Fenrir (Dango-Kallen)

Según había leído por última vez, ¿Qué Zeref ya no estaba muerto? Desde hacía más de 50 años se supone que lo estaba, así que ¿Por qué carajos su energía mágica seguía molestando por allí? Era cierto, era un muy poderoso mago en aquel entonces, uno de los más poderosos de todo Fiore quizás, aunque toda su magia se centrara en energía oscura y para propósitos malignos, pero el dejar tantos restos como Voldemort Horrocruxes era un poco molesto para los magos de la actualidad. Pero por lo menos traería una recompensa para la curiosa pelirroja y su parcialmente descerebrado amigo castaño, verían cara a cara una criatura mitológica, que se supone solo existe en el mundo espiritual, un mundo que ninguno de aquellos humanos conocería jamás. La única que quizás no estaba ansiosa por realizar aquella misión era la gata extraña blanca del castaño, pero ¿Qué le importaba a la pelirroja? Para ella misma le parecía que no se llevaban muy bien.

El problema era en qué punto de las llanuras. Eran sumamente extensas, y rodaban casi 1/4 de todo el territorio de Fiore, por lo que encontrar al Fenrir sería el primer problema a resolver. Habían demasiadas aldeas pequeñas en aquella zona, debido a la fertilidad y el clima de la zona, aldeas de campesinos, agricultores y crías de animales. Y las aldeas que había atacado el Fenrir estaban algo distanciadas desde aquel punto, aunque según los mapas que había visto se iban juntando cada vez mas y mas, como la punta de una flecha. Eso podría significar algo, como tal vez no.

~Dango, los árboles de esta zona no pueden saber dónde esta el Fenrir ese, ni ha pasado cerca de aquí, ¿Puedes dejar de parecer que hablas solo?

Incluso aunque ya lo supiera desde hace algunos meses, aún le parecía extraño y gracioso que su compañero hablara con las plantas como si fueran vecinos mejores amigos de toda la vida que jugaron en la pileta de pequeños. Esperaba impaciente en los jardines fuera de la pequeña estación de tren de esa ciudad, no estaba segura si era Onibas u otra que empezara por O, pero el punto era que era la única ciudad que poseía estación de tren y daba con las llanuras de Fiore. Aunque fueran las 10 de la mañana, debían apresurarse si querían encontrar aquella criatura dentro de toda esa extensión de tierra.

Efectivamente nos encontrábamos de viaje para cumplir una misión, claro ¿Para que otra cosa salíamos de la ciudad si no era para hacer alguna misión? Estaría bueno un día salir a explorar, golpear bandidos por que si o que se yo, ir a un cierto de los The Wizards, pero bueno, no es como si fuese una queja, es más, es divertido ir de misión con la pelirroja o el pelirrojo, siempre suceden cosas que jamás te imaginas, además, según esta misión, debíamos encargarnos de un "perro", claro, en parte Yu no estaba de acuerdo, como era de imaginarse, no se lleva bien con los perros, aun que estos quieran llevarse con esta, ella termina despreciándolos igual, pero bueno, ese no es el tema.

Ya estábamos en el lugar, como por arte de magia, ni era capaz de recordar que había ocurrido en el trayecto, o cuando tomamos la misión, si quiera recordaba la noche anterior, pero bueno, aquí nos encontrábamos, o bueno, mi compañera se encontraba por allí quizás comiendo dulces o haciendo piruetas de dragones, mientras que yo intentaba buscar información mediante mis amigos, los árboles, aun que claro, ahora la información que estaba rescatando no era necesariamente útil para esta misión.

- Pero eso no tiene sentido... A una pizza de pasto y panfletos no puedes colocarle agujas, eso estropea la masa semi-acuática, debes esparserle polvo de huesos de mosca, con un poco de estracto de caucho y sudor de ornitorrinco, aun que este último puedes reemplazarlo con pelos del a axila de Tom Cruise, pese a que sean raro, le dan ese sabor a pies con un toque de picante... Si deseas puedes ponerle orégano... Pero bueno... Me tengo que ir, tienes razón, el Fenrir quizás marcó su territorio en los pueblos que invadió, así que consultaremos o bueno, consultaré a alguno de los árboles cercanos, seguro sabrán algo... Y claro, le daré tus saludos a Hijelia Manzana de las altar cortes de la madera -

Dije finalmente mientras me daba la vuelta y posaba mi mano sobre la cabeza de la pelirroja, observándola sonriente como si me hubiese dicho algo que realmente nos servía, para luego con mi dedo apuntar fuera del lugar, si, debíamos ponernos en marcha, seguro aquel animalejo nos esperaba, esperaba diese una buena pelea... Quizás si teníamos suerte, nos enfrentaríamos además a algún cazador furtivo o algún gremio de magos oscuros que buscasen el poder de la bestia... Claro, no era un simple perro, si no que era el perro del mago oscuro mas cabrón de todos, muerto o no, su perro seguía causando estragos, defecando en las puertas de los vecinos gruñones, orinando las flores de las señoras solteras o mordiendo los zapatos de carniceros con problemas de diabetes.

- Bien Kozu... Será mejor ir a los poblados donde atacó, de esa forma podremos encontrar algún rastro de la bestia... Así que en marcha, veamos si nos conseguimos algún caballo, zanahoria u oveja raquítica -

Dije mientras comenzaba a caminar, buscando algún medio de transporte para pedir prestado sin que el dueño supiese, claro, no era robo mientras en primer lugar fuese devuelto y en segundo lugar, si no se daba cuenta que lo robábamos nosotros, pero bueno, era por una buena causa, debíamos terminar con aquella bestia, si no seguiría causando desorden, y quién sabe, quizás terminase un día atacando una pizzería o una dulcería, y realmente el día que ocurra eso, se enfrentará a nuestra furia titánica.

La pelirroja permanecía con ambas manos reposando en sus caderas, con un gesto de impaciencia más bien fingido, con realmente ganas de reír. A pesar de que muy internamente en su mente sabía que la conversación que poseía el castaño con aquellas plantas tenía algo bizarramente lógico, a Kallen le entraban ganas de soltar risas sonoras en cuanto escuchaba conversaciones de ese estilo, que para ella estaban formuladas de la manera que quedara como un total disparate. O quien sabe si la conversación tenía tanto sentido como el que oía, el punto era que a la pelirroja le parecía infinitamente gracioso.

Su gesto mal fingido y sus ganas de carcajear se disiparon en cuanto la palma del castaño se dejó caer sobre su pelirrojo cabello, mientras el chico sonreía. La pelirroja se había dado cuenta que la estatura de Dango había aumentado drásticamente en cuanto subieron al tren en Magnolia, e incluso cuando bajaron, pero no llegó a darse cuenta de que el chico le habia rebasado en estatura, ya fuera solamente en 5 o 6 centímetros. Aunque fuera por tan relativamente poco, la pelirroja era ahora la bajita del dúo, y eso que apenas hace menos de 3 meses ella era la que apoyaba su mano en los cabellos castaños del pelirrojo, palmeándolo un poco mientras reía por lo bajo. Desvió la mirada y dio un paso hacia atrás, mostrando con un leve sonrojo que se sentía avergonzada.

~Ni caballos, ni zanahorias, ni fans de Sofía Vergara, ¡Iremos en bicicleta!

Señaló con gesto inspirado aquellos dos vehículos tal vez extraños para el castaño, más extraños que ver a Kallen vestida de musulmana, de cada uno dos ruedas impulsadas por pedales, un manubrio sin frenos, una cesta gay de mimbre atada a este mismo y un cuerpo hecho totalmente de madera. Ambas bicicletas se encontraban totalmente abandonadas, limpias y atadas con extrema seguridad al cartel que indicaba la entrada a la estación de trenes, por lo que se acercó corriendo, cortó las cadenas como si fueran de papel y montó en una de estas como si lo llevara haciendo toda su vida, haciendole señales al castaño para que se acercara.

~¿Qué esperas? Ven y monta, iremos a la última aldea que atacó, ¡Son 3 horas de camino!

Palmeó el cuerpo de la bicicleta como si se tratara de un animal y este relincho cual pato. Exacto, no relinchó, porque los patos no relinchan. Si se apresuraban en terminar esa misión rápidamente, les daría tiempo de pasar por un helado antes de llegar de vuelta a Magnolia. Y también estaba emocionada por ver a una criatura mitológica causando destrozos, para luego destrozarla a ella con su maza. Y claro, utilizar a Dango como persona de explosiones distractoras, o algo más batallísticamente genial que eso.