Una nueva llave en su poder

por **Haku** Dom Mayo 06, 2012 7:10 pm

Hace unos días en un pueblo que se hallaba casi abandonado al pie de una montaña, muy lejos de toda protección que pudiera ofrecer algún ejercito o entidad armada que pudiera socorrerlos. Fue victima de un ataque producido según relatado por los supervivientes, que fue obra de un solo individuo que aspecto oscuro que no llego a mostrar su rostro pero si sus terribles habilidades con la magia pues sometió al lugar bajo un incendio que arrasado todo a cenizas en un breve periodo de tiempo que fue casi fugaz.
Aquella obra de baja clemencia fue inspirada por un deseo de poder albergar información acerca de un peculiar set de objetos de inmenso poder y que por tanto, sería muy útil para un mago y más si este mismo buscaba tener más poder lo cual era perfecto ambas cosas. Pero lo malo del asunto es que por el proceso de obtención de dichos objetos, irian muriendo gente inocente ya que estaban ocultos y las únicas personas que sabían sobre su lugar de residencia no lo dirían a la ligera.
De todas formas, el matar gente nunca supuso ningún problema para Haku ya que desde hacía años llevaba haciéndolo sin sentir remordimiento por ello pues lo hacía en nombre de su causa de querer eliminar a toda la humanidad como único deseo de seguir viviendo y no cesaría hasta que viera el mundo cubierto de sangre.

- Según aquel anciano agonizante, me dijo que la llave andaba oculta bajo tierra de las laderas oscuras del norte en custodia de un grupo de antiguos soldados a de más de un hechizo que elimina a todo ser vivo a menos que rebele una contraseña secreta - se decía a si mismo en voz alta, mientras avanzaba por un sendero cuesta arriba que le llevaría a un campo verde de extensión que alcanzaba más allá que la propia vista pero que no llegaba más allá que la negra noche que comenzaba a posarse sobre él.
Así pues y mientras seguía avanzando por el lugar, se iba limpiando las manga con un par de hierbas húmedas que anteriormente había recogido del suelo con el fin de limpiar la sangre que yacía extendida en su ropa. Ya que fue manchada de rojo por la sangre del anciano que el menciono y mato, lo cual al recordarlo le provoco que sonriera de forma sádica a la vez que orgullosa de haber realizado tal proeza.