Sentido de la orientación nulo Privado Stefan/Lyra

Miré el condenado mapa en todas las posiciones posibles, no sabía ni por que me había acercado a aquella ciudad si ni siquiera la conocía, y encima sola. Pero claro, yo carecía de sentido de la orientación, por lo que la balanza no se inclinaba precisamente a mi favor, no sabía dónde estaba, a pesar de haber preguntado mil veces. Al final arrugué el dichoso mapa, el cual ya no sabía si estaba mirando al revés y me dediqué a vagar por las calles, a la espera de un milagro, una inspiración divina que me indicara donde demonios estaba.
-Genial, Lyra, tuviste una magnífica idea, anda que venir hasta una ciudad nueva sin tener ni idea de como orientarse...- dije por lo bajo, pateando las piedrecitas del camino por el que caminaba.
Me senté con la espalda apoyada en un muro, mirando al cielo con aire bastante perdido, tratando de "camuflarme con la pared" y que nadie se diera cuenta de que yo me encontraba ahi, a la sombra, observando como los gatos callejeros iban y venían de un lado para otro, aparentemente afanados en lo que fuera que hicieran los gatos.
Tomé un trozo de teja color anaranjado que había tirado en el suelo muy cerca de mi y comencé a dibujar en el suelo aburrida, no tenía ni idea de como iba a pasar el día si no conocia la ciudad.

Andaba tan ensimismada en mis pensamientos que apenas me di cuenta de que alguien me hablaba. Levanté la cabeza y estudié con cuidado a la persona que tenía delante, entrecerrando los ojos como si mirase una luz muy brillante. Dejé mi lápiz improvisado en el suelo y me levanté, alzando la cabeza para poder mirarle.
-Hola- dije en un tono tranquilo, medio adormilado- ¿Tanto se nota que no soy de esta ciudad?
Seguramente se notara bastante, ya no solo por lo perdida que estaba sino también por el sello color verde de Lamia Scale que llevaba tatuado en mi cuello, perfectamente a la vista. Forcé una sonrisa y le tendí la mano, aunque esta quedara cubierta por la manga de mi vestido.
-Mi nombre es Lyra- dije bajando la cabeza- vine de visita a la ciudad, ya que no estoy de misión, pero ando bastante perdida.
Miré al rubio disimuladamente, esperando que no se riera de mi por acudir a una ciudad sin una mínima idea de como orientarse en ella.