Mision Rango D: Existe algo tan bizarro? Lyra/Roxas

Después de vérmelas con el mapa que me llevaría a aquel extraño lugar, eché un vistazo a mi alrededor, fijandome en que, efectivamente, aquello no era ni mas ni menos que una ciudad de juguete. Aunque ahora parecía mas una casa de muñecas rota. Por si fuera poco, una muñeca de trapo me empezó a tirar un juego de té de porcelana, la primera taza me dio en la cabeza, miré al juguete furibunda y, propinándole una patada, lo mandé a tomar vientos. Escuché las voces ya conocidas de Roxas y su mascota Kero, hablaban como si tuvieran 100 años.
-Apasionante historia- dije poniendo los brazos en jarras, encarándome con él,- pero hay ganas de pelea, y hoy estoy más relajada, por lo que vamos alla, compañeros.
Tiré de la manga de Roxas sin ninguna delicadeza, arrastrándolo por el suelo tras de mi, mirando a todos lados, buscando algo que nos sirviera de punto de referencia para orientarnos, pero, al fijarme bien, observé que los colores habían cambiado desde la última vez que los miré. Solté a Roxas de golpe, preguntándome donde demonios nos habíamos metido.
-Roxas- susurré- mas vale que pienses en algo, porque mi sentido de la orientacion es lo mas penoso del mundo.

Haciendo caso a Kero, logramos seguir las baldosas azules, que terminaban en un castillo hecho de ladrillos de plástico colocados aleatoriamente, pero, aun asi, parecía medianamente consistente. Antes de que pudiera aconsejar a mi compañero que entráramos con delicadeza para no levantar sospechas, este ajustició la puerta de ladrillos bramando animadamente. Solté un bufido, caminando con tranquilidad por la sala, aunque una suave risita llegó a mis oídos en cuanto puse un pie en la mansión. Sobre la barandilla de la escalera de doble caracol, había alguien, o más bien, algo. Parecía un niño, pero dicho niño tenía largas orejas de conejo y vestía con un chaleco y pantalones verde brillante, aunque el dato que más destacaba, sin duda, era el reloj de su mano.
-¡¡Llegais tarde!!- chilló esquizofrémico perdido- ¡¡Vamos, vamos!!
El niño saltó de la barandilla y se perdió por uno de los pasillos, sonreí, aquella era mi historia preferida, seguir al conejo que siempre llega tarde... sin duda, era el conejo Blanco de Alicia en el Pais de las Maravillas. Aplaudí satisfecha.
-Vamos, Roxas, ¡sigamos al conejo blanco!- dije con tono infantil, subiendo a toda prisa los escalones, en pos de mi objetivo. Hice una lista mental sobre los personajes del libro, al tiempo que, del suelo cubierto con una alfombra roja,
salían... ¿¡Cartas!? por supuesto, los lacayos de la Reina de corazones, que portaban sus lanzas rematadas con una afilada punta. Aquello sería sencillo, levanté los brazos, y en el suelo, bajo los pies de las cartas, se formó un violento remolino que comenzó a consumir el papel de los naipes y a lanzarlos contra la pared, Roxas no querría perderse la diversión.

Al derribar la puerta los ojos de Roxas quedaron totalmente altones cuando vio al conejo blanco. Y mas cuando comenzo a decir esa típica frase.

¶-Dios... Esto no puede estar pasando!?

Dijo con un tono de gran desesperación mientras su compañera Lyra comenzaba a perseguir al conejo blanco en su camino. En cambio el mago estelar, lo unico que hacia era tratar de ver como podia safar de ese mundo que realmente odiaba.

¶-Tengo que salir de aca ya... URGENTE!!

☼-Roxas podes calmarte?! ya se que odias el mundo de "Alicia en el pais de las maravillas", pero controlate...

¶-Claramente no!

Mientras ellos discutían y la maga elemental seguía embobada con el mundo en el que estaban. Al llegar a un lugar determinado un remolino comenzó a levantarlos, pero Roxas sin una pizca de delicadeza, encendió sus puños con esas llamas doradas que ya conocían antes. Con una gran colision en el suelo del segundo piso, el mago estelar enterro el puño lleno de llamas en el, provocando asi una gran onda expansiva cubierta de llamas doradas, quemando todo a su paso, pero dejando aun en pie el castillo.
Realmente esto era serio, Roxas se había propuesto destruir el lugar por completo sin dejar rastros alguno de su existencia.

¶-Ya me harte... ODIO el mundo de "Alicia en el país de las maravillas"!!!

Grito con mucha furia hacia la gran pasillo enorme, en sus ojos podía notarse como si algo estuviera cambiando su globo ocular lentamente se estaba poniendo negra. De repente en ambas manos, aparecen sus katanas, Oblivion en su mano derecha y Oathkeeper en su mano izquierda. Las katanas blanca y negra, estaban en escena, era la primera vez que el mago estelar mostraba una pizca de su poder real frente a Lyra. Pero sin dejar sorpresas las katanas comenzaron a emanar energía mágica en estado puro, cada una con su respectivo color con detalles azules como su energía mágica.

¶-Getsuga... Tenshou!!!

Grito mientras lanzo un getsuga tenshou en forma de cruz, abanicando sus dos espadas en dicha forma. Con este ataque devastador, no se puede comprender como el edificio no se vino abajo, el techo ya no existía, era solo polvo, las paredes estaban deterioradas, solo se podía observar como un aparato con forma de cristal gigante, de un tono violeta latente que estaba cerca de ellos y detrás de ellos, un niño, no pasaba los 13 años. Él era el mago culpable de crear dicho mundo gracias a la amplificación del cristal.

☼-Roxas!! Acaso estas demente?! Nos podrías haber matado...

♣-Que?! que le paso a mi mundo perfecto!? porque lo destruiste con tanta facilidad!? eso.... eso... Eso es imposible!!

¶-Ahora es mi turno para crear un mundo...

Alrededor de Roxas se podía notar como un aura oscura lo estuviera cubriendo... Mientras el alzo su mano derecha con Oblivion en ella y de repente el cristal reacciono, paso de estar de colo violeta a tener un tono totalmente oscuro y negro. En un abrir y cerrar de ojos, el cristal había hecho lo suyo, el escenario había cambiado totalmente, todo lo que se podía observar era oscuridad, vació, no había nada ni detrás ni frente a ellos. La luz era generada por el suelo donde estaban parados y al verlo en detalle parecía como si fuera una columna gigante, el fin de la caída era totalmente impredecible.
El pequeño mago justo en el centro, frente al protagonista de este mundo tan oscuro y luminoso al mismo tiempo. Sin decir una sola palabra Roxas comenzó a atacar sin piedad al pequeño mago, de las cuales no pudo frenar ni un solo golpe del mago estelar en estado de frenesí.

☼-Esto no puede estar pasando... Lyra! Roxas perdió el control... El control de su propia oscuridad!

En ese instante, el pequeño Kero se transforma en el gran tigre alado con el que el combatía siempre. Pegando un gran rugido para llamar la atención del mago estelar. Al escucharlo el descontrolado Roxas, dejo de golpear al mago indefenso y gira su rostro hacia ellos. Pero a sorpresa de Kero, Trozos de la mascara de Roxas comenzaron a brotar justo en su rostro...

☼-Lyra! no tenemos otra alternativa mas que pelear con él... Y rogar que logre controlar su oscuridad nuevamente... Esto debió ser ocasionado por esa Hada que absorbió, aun no controla la oscuridad de esa bestia magica...

Escuché un potente estruendo a mis espaldas, y ahogué un grito de terror en cuanto todo aquello se cubrió de llamas doradas. Mi espalda colisionó contra la pared con una terrible violencia, me quedé ahi, pensando en que temible enemigo nos aguardaba ahora. En cuanto el humo se disipó, pude ver como mi compañero despotricaba contra el pequeño mago, que, sin duda era el causante del desastre. Estaba fuera de control. Escuché las palabras de Kero con atención y asentí. Corrí hacia el niño, que estaba medio inconsciente en el suelo, lo tomé en brazos, apartándolo de mi amigo, de manera que no pudiera lastimarlo más.
-Muy bien Kero- dije encarándome con Roxas, bastante asustada, siendo consiente de que él era mucho mas poderoso que yo. Me acerqué corriendo a él, aunque su energía oscura empujó de nuevo mi cuerpo hacia atras, lancé un gemido angustiado y miré a Kero en busca de ayuda. Ataqué a Roxas de nuevo, con todas mis fuerzas.
-¡Puño de Agua!- chille desesperada, evidentemente, aquello no funcionaria con el, por lo que pensé deprisa. Llegué a la conclusión de que debía usar aquello, aunque me quedara sin energía. Coloqué los brazos en cruz frente a mi, cerrando los ojos con fuerza.
-¡¡Jaula de Agua!!- los barrotes de la jaula rodearon a Roxas, hice mi contrucción bastante grande, y muy resistente, aunque seguramente, él no tardaría en romperla, ya que yo ya estaba al límite. Me dolía todo, tenía la ropa rasgada y heridas por todas partes, corrí hacia Kero, aunque ahora era un tigre de tamaño considerable, y me coloqué delante de él, temblando de dolor, por si acaso a Roxas se le ocurria romper mi prisión, tenía que estar a cargo de que Kero saliera bien parado de aquello.

No acabé de entender muy bien lo que estaba pasando, aunque lo que si estaba claro era que Roxas estaba lidiando una batalla mental bastante importante en el interior de su mente, con ayuda de Kero. Justo cuando ya pensaba que iba a matarme mi propio compañero de misión, inundó el espacio una suave calma. Suspiré aliviada y me acerqué a mi amigo lentamente.
-¡¿En que estabas pensando al absorber esa hada oscura?!- le grité zarandeándolo violentamente, aunque apunté mentalmente calmerme ya que el chico apenas podía mantener los ojos abiertos por culpa del tremendo esfuerzo- ¡¡Eres un suicida!!
Aquello último lo dije a gritos, ciertamente estaba muy enfadada, ¿Y si le llega a pasar algo malo? Ni todo Lamia Scale podría pararlo, sería un peligro. Resoplé furibunda, aquella era mi maravillosa forma de mostrar preocupación por el estado de alguien: zarandearlo hasta la muerte y después regañarlo por morir.
-Como vuelvas a repetir algo asi te encadenaré a un yunque para que no te puedas mover- lo amenacé, levantándome y mirando a mi alrededor- deberíamos llevar al niño mago con su madre, creo que le esperara una buena regañina, aunque omitiremos el hecho de que casi lo matas.
Sonreí satisfecha, tendiendo la mano cubierta a Roxas y planteandome seriamente lo del yunque.

El mago estelar aun fatigado, por la gran batalla que se libro en su interior, intenta encontrar fuerzas como para poder ponerse de pie y seguir con sus tareas. Sin embargo su compañera, perpleja por lo que habia sucedido, lo regaña como era debido a su personalidad.

¶-En que estaba pensando... Es simple... En que ahora puedo hacer esto...

Roxas aun en el suelo levanto levemente su mano derecha y con un minimo soplido de su boca, un aire totalmente helado salio de alli y creando asi un gran cristal totalmente de hielo que se encontraba en su mano derecha.

¶-Aliento de hielo... No esta mal...

Dijo mientras aun era regañado por su compañera. Mientras tanto se levanto poco a poco aunque su compañera no soltaba su mano como si no quisiera que él perdiera el control otra vez.

¶-Bien... Solo tengo que desactivar este cristal y listo problema resuelto...

Diciendo esto, la mano con el cristal de hielo se alzo y el cristal gigante de un color azul cielo de repente dejo de brillar y se volvio transparente, volviendo asi la habitacion a una habitacion normal. El niño aun dañado por el descontrol del mago, necesitaba ser llevado con su madre que seguramente esperaba fuera del predio donde sucedio todo esto.

Parecía que Roxas apenas me estaba escuchando, vamos, que a lo que se dedicaba era a probar su nuevo aliento de hielo. En cuanto la esfera azul se rompió, pudimos volver a ver la habitación de juguete del niño mago, ahora bastante mas destrozada que antes ya que mi compañero había hecho un buen trabajo de destrozo. Le solté la mano y me alejé en pos del crio que aun estaba en el suelo.
-Anda, ven, te llevare con tu madre- dije cargándolo a mi espalda y soltando un bufido de exasperación ya que mi carga no dejaba de llorar sonoramente- escucha bien, te llevare en brazos solo si dejas los lloros, las súplicas, los gimoteos y los moqueos, porque por culpa de tu travesura, mi amigo casi no lo cuenta.
Lo dije claramente enfadada, pero el niño se limpió el rostro con la manga de la camisa y asintió sin una palabra guiándome hacia la que parecía ser su casa. Una construcción bastante grande pintada de blanco, muy bonita. Al vernos llegar, una mujer risueña y regordeta salió a nuestro encuentro con lágrimas en los ojos, dándonos las gracias y jurando un castigo ejemplar.
-La próxima vez que quieras hacer magia- le dije al niño mientras volvía con Roxas- hazlo para ayudar a los demás, no para meterte en problemas, y si quieres seguir el camino de la magia en un gremio, puedes unirte al que quieras, aunque Lamia Scale siempre tendrá las puertas abiertas a los valientes.
Sin duda, aproveché payra hacer propaganda de mi gremio, aunque lo que esperaba ahora, era mi recompensa.
-Vamos, Roxas, que el castigo ejemplar te lo pondré a ti yo- dije tomándolo de la oreja y tirando de él.