Mision Clase E: Camino del Herrero

Saliendo de su gremio sin su canino amigo Silver, se encontraría el joven mago Hayato, yendo al punto de reunión entre él y su compañero de misión, que en esta ocación, no tendría idea de a que gremio pertenece. Al llegar al punto de reunión se sentaría en pasto, para así mirar a su alrededor esperando a que llegue aquel mago que esperaba ver.

Hm... Esto me pasa por levantarme temprano, siempre termino siendo el primero en llegar. Que se le va a hacer.

Diría mientras suelta un bostezo, tapando sus labios con su mano derecha el cual estaría cubierto con su guante negro con un adorno en la parte trasera de este. Mientras sigue con la espera, sujetaría la hoja de la misión leyéndola continuas veces para así también esperar al chico de nombre Watts, ya que él sería el guía para esa misión, y él sería el que se encargaría de dar los detalles que en el papel no venían.

Acomodó ambas muñequeras y ajustó la correa de su guitarra justo antes de salir. Esta vez se limitó de su atuendo común, un atuendo que le recordaba a un sueño que una vez tuvo, donde era humana y vivía una vida de miserias en un mundo diferente del que vivía ahora, sin magia más que el poder de la música. Aún recordaba el sonido triste, rasgoso y expresivo de aquella banda que su mente había fabricado, Sad Machine. Examinó su reflejo en una de las estrellas, algo que hacía más por costumbre que por necesidad, y en una estela de sonidos desapareció del mundo estelar.

En la misma estela apareció en el punto de encuentro que indicaba el volante de la misión. De vez en cuando no estaba mal realizar algo mundano, le gustaba el ver como el resto de la gente disfrutaba haciendo cosas diferentes, e intentarlas por ella misma. Aquella vez fue una misión. Lo que no se esperaba es que se encontrara con un suave gruñido proveniente de un canino apenas al aparecer. Era lógico, había aparecido "De la nada", y la mayoría tenían aquellas reacciones. Sonrió a la criatura.

~Tranquilo, amigo. Soy inofensiva.

Su voz sonaba como una melodía suave, relajante, calmada. El lobo relajó sus rasgos, y comenzó a menear su cola amistosamente. Se acercó a la pelirroja y ésta le acarició el lomo, de alguna manera había hecho que pareciera un perro domesticado.

~Eres Hayato, ¿No? Seré tu compañera.

Viendo que Silver en esta ocasión, no se quería quedar atrás, y no solo eso sino que llego en el momento en el que una chica aparecía de la nada, Hayato simplemente miraría como su canino amigo parecía ser domado por aquella mujer, para después levantarse y hacer una reverencia para después presentarse ante ella.

Soy Hayato, un gusto. Espero que logremos esta misión sin problema alguno.

Diría mientras que ve a su derecha como la silueta de una persona se acercaba a ellos, al parecer iba con una gran mochila y un equipo de excavación, a lo que pudo intuir de qué se trataba del dueño de la misión. Una vez que los tres estarían reunidos, aquel joven de nombre Watts, les mostraría el camino para llegar a las Minas llamadas Ulkan, diciendo que primero entrasen los magos y luego él iría por detrás, ya que sabía que en ese lugar habitaban criaturas un tanto fuertes.

Bien, menos mal que me seguiste Silver, ahora usa tu visión canina, y adviértenos si algo se acerca.

Diría para así luego tomar una de las linternas que aquel muchacho de nombre Watts les ofrecía, para así adentrarse primero en las minas, guiado por su canino amigo.

Respondió la reverencia con una más suave, aquellas eran las cortesías de los humanos. Sin embargo, no tuvo tiempo en aquel momento ni de revelar su nombre, pues un hombre con aspecto de minero o excursionista apareció puntualmente en el punto de reunión. Escuchó atentamente las indicaciones de Watts el herrero, sin necesidad de pronunciar palabra. Era más que todo una espíritu observadora, una de las que disfrutaba cada uno de los detalles del mundo al que no pertenecía, y aún así visitaba. No tuvo problemas en ir adelante, igualmente era su trabajo. Tomó una de las linternas del herrero y la encendió, sabiendo que igual no las necesitaría.

~Por cierto, pueden llamarme Iwasawa.

Caminaron unos cuantos metros dentro, y a pesar de Iwasawa ser una persona depaso relajado, mantuvo el ritmo de las zancadas de las piernas largas de ambos hombres. No había terminado de perderse la luz de la entrada de la cueva cuando un par de seres babosos, mas parecidos a plantas carnívoras que a cualquier otra cosa viviente, comenzaron a gruñir al ser apuntados por la luz. Se comenzaron a deslizar como serpientes hacia ambos magos, pero en un descuido parecían chocarse unos contra otros en su recorrido. Un zumbido extraño se podía escuchar en la cueva.

~Los he aturdido, pero quizas esten algo agresivos si queremos pasar.

Tendremos que podar estas plantas. ¡Kanso! Soul Eater.

Diría mientras hace aparecer en su mano derecha la espada de nombre Soul Eater, una espada grande, con el mango color negro, y la hoja color blanco. Apretando el mango de la espada comenzaría una carrera hacia lo que sería la planta que se encontraba hacia la derecha, para así dar un tajo horizontal en el centro de esta, despojándola de la raíz, para así impulsarse de la pared, saltando donde la otra planta lo estaría esperando con la boca abierta, para así partirla a la mitad, al momento de partirla sujetaría su espada para colocarla en su espalda, ya que esta tendría 2 cargas, haciendo que brille de color rojizo la hoja un 40%.

Bien, solo falta podarlas, ya que pueden volver a crecer. Silver, eso te lo dejo a ti.

Diría mientras que le alumbra con la linterna en donde estaban las plantas, haciendo que Silver comenzara a desenterrar una de las raíces y así comenzar a matar completamente a esa planta que quiera matarles previamente.

Hm... Si hubieses abierto en este lugar tu negocio, creo que no tendrías muchos clientes.

Comentaba en tono de broma hacia Watts, mientras que seguía alumbrando a su amigo canino.