Sanando las Heridas [Privado Madnees/Lyra]

La verdad era que a pesar de estar herida, me encontraba bastante bien, la recompensa por el trabajo bien hecho era cuantiosa. Cundo Madness mandó a Apolo a por una planta me dieron ganas de abrazar al animalito, que adorable.
-Es...espera, no tenéis que preocuparos por mi, en serio...- dije mientras él vendaba mi brazo- esto...siento haberte golpeado, el látigo de agua es difícil de manejar.
Realmente me sentía culpable, si tan solo hubiera estado más atenta... Entonces recordé lo de la mano, mis mejillas se tiñeron de color, bien era cierto que yo no era muy dada al contacto físico, de ahí la longitud de mis mangas, para mantenerme en una pequeña burbuja.
-Ah, no importa, era por si no lo sabías y eso- dije algo cortada- yo estoy bien, pero tu estás más herido que yo, a si que ahora me toca a mi curarte.
Me levanté y caminé hasta un pequeño arrollo de aguas cristalinas, donde los pequeños peces de colores parecías contentos de vivir en aquel espacio. Atraje una pequeña cantidad de agua a mi mano y volví a su lado.
-Está fria, pero evitará que se te infecte- comenté colocando el agua sobre su espalda- maldita sea, eres un inconsciente, mira que si te llega a pasar algo por mi culpa...yo...
Si, me daban ganas de golpearlo por no pensar en su salud principalmente, en vez de eso, le di un leve tirón de flequillo.
-No lo vuelvas a hacer, ¿entendido?- me senté con la espalda apoyada en el árbol, la verdad era que me sentía mareada.

Vaya, aquel chico sabía mas de lo que cabía esperar, escuché atentamente sus explicaciones, seguramente me serían útiles. Después de que colocara la flor en mi pelo me dediqué a observarle en silencio, con seriedad y el ceño fruncido, después sonreí.
-Las flores blancas son mis favoritas-dije distraidamente sin dejar de sonreir-gracias.
Miré a Apolo y lo atraje a mi lado, deseando tener una mascota, quizá por pura envidia, pero aquel animalito me había encantado, por lo que me dediqué a acariciarle las orejas.
-Ah, no, es simple mareo...-dije cuando él me puso la mano en la frente, forcé una sonrisa, aunque mis músculos tardaron más de lo que había esperado en responderme y moverse. Me tumbé sobre la hierba colocando los brazos bajo la cabeza, por alguna extraña razón, deseaba que aquel momento durara para siempre, me sentía bastante bien alli.
-Mad-dije sin abrir los ojos- yo me preguntaba... ¿Como es que te preocupas tanto por mi? Apenas acabamos de conocernos...
Ciertamente no quería parecer descortés, se lo agradecía de verdad, él me había dado un cariño que pocos me habían brindado. Aunque pareciera una persona fría y distante, yo no era la típica chica que no sabe apreciar las pequeñas cosas, por eso sonaba a veces de forma un tanto melodramática. Respiré hondo, tenía que reconocer que estaba un tanto nerviosa, mi instinto me decía que algo estaba por pasar. Me negué a abrir los ojos, tan solo esperé la contestación de mi amigo.

Sonreí ante sus palabras, ciertamente parecía saber de lo que estaba hablando, lazos entre personas. Comencé a pensar en los lazos que tenía yo con la gente, quizá él fuera el primero, puesto que al morir mi familia, lo único que había pasado era que los lazos se habían roto. Abrí levemente los ojos, justo para ver como él trataba de levantarse, le lancé una mirada de alarma y cerré los ojos justo cuando él caía sobre mi, colocando mis brazos por delante para evitar que me aplastara o se hiciera daño.
-Es...espera, tu...- traté de decir, consiguiendo por fin enfocar el rostro del chico, el cual tenía a escasos centímetros del mío. Observé como su rostro se ponía del mismo color que su pelo, y pensé que seguramente el mio estaría igual o más colorado aún, pero no me atreví a mover un músculo. Tan solo esperé. Mis ojos se abrieron como platos cuando él posó sus labios sobre los mios, cuando yo me había esperado que hiciera la acción contraria, levantarse. Pero por alguna extraña razón que se escapaba de mi entendimiento, no le aparté, es mas, le devolví el beso alargando una mano hasta sentir el roce de sus rojizos cabellos en las yemas de los dedos. No supe decir cuanto tiempo pasamos asi, pero lo que si se es que tuve que apartarme para coger aire.
-Eso...eso...-comencé en un susurro- ¿Que ha sido eso?
En aquel momento, me sentía como una niña, absolutamente atrapada en un sentimiento desconocido.

Puesto que mis mejillas no podían ponerse más rojas, me limité a escucharle, con el corazón martilleando mis costillas, amenazando con salirse de un momento a otro. Aquella era la última situación que me había esperado que ocurriera, y mas a mi. Al no poder contestarle nada en el momento, me limité a abrir la boca levemente sin decir nada. Llevaba tanto tiempo enterrando mis sentimientos que tratar de sentirlos ahora era bastante difícil. Tenía que reconocer que Mad era guapo, si, él me gustaba, aunque fuéramos tan diferentes como el agua y el fuego, había algo que llameaba en sus ojos, algo interesante. Un imán que atraía de una manera bastante extraña. Tenía que contestarle, pero no sabía que decirle, estaba demasiado confusa.
-Yo... nunca imaginé que me pasara esto- dije con sinceridad, tomé la mano que él tenía sobre mi mejilla y entrelacé los dedos con los suyos, mis manos siempre estaban heladas, y la diferencia de temperatura pareció darme calambre- tengo que reconocer que no se como reaccionar.
Le miré a los ojos, y, lentamente para no hacerle daño, me incorporé, y siguiendo el impulso que creí que el seguía continuamente, le rodee con los brazos, apoyando la frente en su hombro, sonreí levemente.
-A mi...a mi también me gustas-dije tímidamente, sin saber con que otras palabras expresar lo que al parecer, escapaba de mi comprensión en aquel momento. Aunque algo en mi cabeza gritaba, claramente: "No te vayas de mi lado"

Sonreí al ver a Apolo tan contento, a verdad era que ni yo misma sabía muy bien como me sentía, era una mezcla entre nervios y alegria pura. Entonces fui consciente de que estábamos en medio del bosque, y que debíamos volver si no queríamos que se nos echara la noche encima. Tomé la mano que él me tendía y recogí a Apolo para que se acomodara en mi hombro, ya que la espalda de Madness no estaba para muchos trotes. Aún con el sabor de sus besos en los labios eché a caminar.
-Parece mentira, pero las cosas pasan tan rápido que uno ni se da cuenta- comente sonriéndole. Observé el atardecer, los rayos de sol se colaban entre las ramas de los árboles, creando un efecto realmente hermoso. Acaricié las hojas de los helechos a medida que caminábamos, aquello era un nuevo principio. Era como haber hecho borrón y cuenta nueva, miré a Mad por el rabillo del ojo ¿Como no me había dado cuenta de lo mucho que me gustaba hasta aquel momento?

TEMA CERRADO